Foto: Pablo Mehanna

Bodegón de barrio

En un pasado los restaurantes eran casi una extensión de la casa. La gente solía repetir siempre los mismos lugares, donde conocía al dueño, a los mozos y a los platos. Si bien esos tiempos ya pasaron, todavía hay restaurantes que buscan mantener esa idea de “pertenencia”. Y un buen ejemplo es Jornal, flamante novedad en Saavedra. Su dueño es Lucas Villaba, el mismo que está detrás de Moshu, en el mismo barrio. El local es precioso, con una gran cocina abierta que colabora con la sensación de estar en un gran comedor. Los platos tienen todos una impronta familiar con una vuelta de tuerca. Por la noche, la carta está dividida en platitos (desde $220 a $440, bien generosos más allá del diminutivo), ideal para los indecisos y para los que les gusta compartir. Algunos ejemplos son el paté rústico de Bourbon que sale con chutney o el chorizo de puro cerdo en pan brioche. Los amantes de las achuras no deben perderse los chinchulines, crocantes, alimonados y acompañados con papines y un pesto de cilantro.

La carta suma seis platos principales (desde $495 a $830) y acompañamientos (desde $260 a $305). Podrá ser una pesca acompañada por ratatouille, un risotto, una pasta casera rellena de cabutia y avellanas con manteca de semillas o un corte de ternera a las brasas. Entre los postres, hay cinco verdaderas bombas: la mousse de chocolate amargo con semifreddo de choco blanco y tierra de cacao se lleva todos los números, pero le compite de cerca el volcán de dulce de leche que incluye una vauquita casera.

Jornal es una apuesta para todo el día. Hay desayunos, en los almuerzos se agregan menúes del día (desde $495 con bebida), para el aperitivo es fantástica la carta de cócteles diseñada por Guillermo Blumenkamp (el mismo del bar Doppelgänger) y los fines de semana suman brunch. E incluso, para aquellos que no tengan ganas de cocinar, el lugar funciona también como rotisería, con muchos platos por ración y por peso. Un gran lugar para convertirse en habitué.

Jornal queda en García del Río 2802. Teléfono: 4407-7125. Horario de atención: miércoles a lunes de 9 a 24.

Foto: Pablo Mehanna

Mapa culinario

Inspirado en viajes y sabores, abrió Ludivina en Palermo, campeando crisis y temporales en una hermosa casona que parece parte de un cuadro marítimo pintado en blanco y azul. La carta refleja ese espíritu viajero en una variedad de platos que tienen que ver con la historia de nuestra cocina de inmigrantes. Entre las entradas hay unos ricos pulpetines con salsa mediterránea y unos bocadillos de espinaca con alioli de berenjena ahumada y pimentón ($280). Para continuar, los principales incluyen unos abundantes tagliatelle con langostinos y un plato de raviolones de espinaca, ricota y nuez que desafía el de las mejores abuelas cocineras (desde $420). Además de pastas, hay carne braseada con milhojas de papas ($430), crêpes y hasta una empanada gallega de esas que solo se comen en el calor del hogar.

En carta hay algunos tragos clásicos y la carta de vinos está en proceso de expansión. La idea, dicen, es incorporar algunas etiquetas poco conocidas de bodegas chicas y a precios amigables. Entre los postres, está muy bien logrado el key lime pie ($320), también la mini cake del día (por ejemplo, una carrot cake con la cuota justa de humedad y un rico frosting, $260). Los fines de semana sirven dos tipos de brunch hasta las 18, ambos para dos personas; el más tradicional incluye infusiones, jugos, tostados en dos tipos de pan, budín, torta, scons y yogur ($980); el otro llamado “por el mundo” incluye por ejemplo fosforitos de hojaldre -verdadero clásico de la pastelería tradicional porteña-, junto con french toasts, crêpes y dos aperitivos ($1580). Para la merienda, la carta cuenta con varias de los mismos platos que se sirven en el brunch, con jugos y licuados naturales. Amantes del té, deben probar el blend de Tealosophy elaborado en exclusiva para la casa, un blend de cítricos con frutos rojos delicioso.

El contraste de las paredes blancas, los cuadros celestes y azules, la abundante madera y un hermoso vajillero antiguo le da a Ludivina un marco elegante pero moderno. Y, en especial, muy acogedor.

Ludivina queda en Gurruchaga 1422. Teléfono: 4831-9856. Horario de atención: martes a viernes de 17 a 24; sábados y domingos de 11 a 1.

Foto: Pablo Mehanna

Comida, música y arte

Abierto hace menos de un año en una transitada esquina de Palermo, Rebelión es una propuesta que incluye arte, música y mucho espíritu de comunidad, donde la cocina se suma como un espacio colaborativo de creación permanente. Abierto todos los días desde temprano, aquí siempre hay algo para hacer, ver o escuchar. Lo mejor es aprovechar las noches de verano y sentarse en la vereda -el espacio más convocante del lugar-, disfrutando de una limonada, un vermut de La Fuerza con soda o un cold brew de Rosario Coffee Company, mientras los músicos tocan a la gorra.

Todos los productos de Rebelión están elegidos por su calidad: los panes de masa madre son de Obrador; hay gin patagónico de Bosque, verduras de La Anunciación y quesos de Santo Padre y Wapi. La búsqueda, explican, es ofrecer un gran producto a precios accesibles, desde un pollo pastoril, vegetales orgánicos o agroecológicos y lácteos de granja.

Gran parte de los platos de la carta son para comer con la mano. Hay suculentos wraps como el falafel clásico ($345); sándwiches como el de gírgolas asadas, muhammara (una crema de pimientos), cebollas caramelizadas, espinaca y mostaza en pan de focaccia; otro de pescado con ananá a la plancha, lechuga, mayonesa de alcaparras y eneldo en pan brioche ($345); y también tres tipos de pizza de masa madre (desde $355).

Para beber, la cerveza puede ser tirada o en porrón, hay vinos por copa o en botella, jugos y aguas saborizadas (muy rica el agua de Jamaica). Durante la temporada de verano, siempre hay un cebiche y ensaladas (desde $345) que son muy completas y elaboradas, incluso más que los platos principales donde solo hay unas pastas o una infaltable milanesa de peceto. De postre, preparan una deliciosa banana caramelizada con helado de sésamo, tahine, cacao y sal marina, así como un flan con dulce de leche y sour cream que superan las expectativas ($220).

Todo es rico y bien hecho; pero está claro que Rebelión va más allá de la comida: un lindo espacio, decorado con el aporte de amigos artistas en todos sus rincones, siempre vivo y en movimiento.

Rebelión queda en Gurruchaga 1795. Horario de atención: domingos a miércoles de 10 a 24; jueves, viernes y sábados de 10 a 2.