Las ventas medidas en cantidades de las cadenas de supermercados tuvieron en noviembre una caída del 2,3 por ciento en relación al mismo mes de 2018. Fue la baja número diecisiete que se produjo de forma consecutiva en este indicador publicado por el Indec. En once meses del año pasado, las ventas acumuladas registraron una impactante reducción del 10,1 por ciento si se toma solamente la variación de las cantidades. Ese desempeño es el resultado del fuerte deterioro del poder adquisitivo en manos de una inflación que fue especialmente alta en productos básicos como alimentos, artículos de limpieza y de higiene personal.

La crisis del consumo se refleja de lleno en la dinámica de las ventas de los supermercados. Los peores números en la comparación anual corresponden a febrero de 2019 (-12,1 por ciento), marzo (-14,5), abril (-12,6), mayo (-13,5), junio (-13,2) y julio (-12,7). En cuanto al capítulo laboral, el personal ocupado en los supermercados tuvo una baja del 3,2 por ciento en el último año y la suba de salarios brutos fue en promedio de 42,3 por ciento. En el caso de los autoservicios mayoristas, el dato de noviembre marca una mejora interanual del 4,1 por ciento, la segunda consecutiva después del alza del 3,5 por ciento en octubre. 

Por otro lado, las ventas en los shoppings tuvieron en noviembre una suba del 4 por ciento. En el desagregado de rubros, se destacó la venta de ropa y accesorios deportivos, perfumería y farmacia, indumentaria, calzado y marroquinería, electrónicos, electrodomésticos y computación. El dato de los shoppings contrasta con la marcha de las ventas que releva la CAME, que anotó en noviembre una baja del 7,1 por ciento, por la tracción negativa de todos los rubros. Las caídas más pronunciadas se verificaron en calzados y marroquinería (-9,3), muebles (-7,9), ferretería (-11,3) y electrodomésticos (-12,1).