“Quiero un río con catorce pescaditos”, dice la canción "Osías, el osito" de María Elena Walsh. Esa es tan sólo una de las múltiples poesías que inspiran Cosas pesadas caen, la obra del joven dramaturgo Patricio Ruiz. Oriundo de Azul (Provincia de Buenos Aires), el también director, poeta y performer, se destaca por trabajos en los que los cuerpos mutan, los lenguajes se multiplican y el texto es poético. Su nueva obra, ganadora del Premio Germán Rozenmacher en 2018, se estrena este viernes en el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA).

“Los tópicos de Cosas pesadas caen son muchos porque la dramaturgia es bastante heterogénea. Conviven poesías, ficción, monólogos y testimonios audiovisuales. La obra atraviesa muchos temas, desde el Alzheimer de las tías, hasta la identidad de género y un devenir marica que aparecen en poesías que yo escribía cada vez que iba a Azul”, relata Ruiz.

La obra cuenta el mito de Édison, un niño que hace fuerza, aplasta y mata. Pero también es el mito de un hijo que se quema y el de un padre que aún muerto sigue vivo. Y ese mito del hijo que se quema no es más que el mito del propio Ruiz: “A los dos años sufrí un accidente doméstico y mi madre me trajo de nuevo a la vida con un RCP”. En ese relato que se convirtió en leyenda, reside la escritura de la obra. En el medio, el material audiovisual autobiográfico sirve de testimonio y poesía.

Cosas pesadas Caen se nutre también de Testimonios para invocar a un viajante, una de las obras más destacadas de Ruiz. La pieza teatral, que se estrenó el año pasado en el Teatro Cervantes con dirección de Maruja Bustamante, comparte con la dramaturgia de Cosas pesadas caen la presencia de una creciente indistinción entre el documental, la ficción y la autobiografía.

“Hace tiempo que vengo trabajando materiales biopoéticos. Los pienso como la biografía plasmada en todas las formas más allá del contrato con la verdad que tengamos. Como algo más cercano a lo autoficcional pero también pensando que responde a algo que gira alrededor nuestro: una poesía, un dibujo, material documental, en fin, todo lo que va girando de forma poética”, explica el autor.

En ese límite de ficción y realidad, Ruiz también se hace un lugar para reflexionar sobre lo que él llama “una crianza Disney”, es decir, un crecer basado en la concepción de un mundo de fantasía. Y esto lo hace a través de su obra que puede leerse como una gran metáfora del crecimiento, de un crecimiento desmedido, desbordado, una transformación del cuerpo y de un creerse especial que, alimentado por los padres, aplasta todo.

“La primera imagen reveladora que tuve de la obra fue en México cuando pensé en un niño gigante delante de una montaña y detrás de él dos gigantes muertos que eran sus padres. Esta imagen me hizo acordar mucho a la canción de "Osías, el osito" de María Elena Walsh. En esa canción hay mucha metáfora sobre las cosas grandes que quieren ocupar espacios muy pequeños. Incluso los sentimientos son muy grandes para lo que podemos contener. Siempre me pareció una metáfora de la experiencia humana muy certera. Creo que la obra tiene que ver con lograr ver esas formas de crianzas heredadas y repensar también ese amor, o ese cariño, o ese hacernos sentir especial de nuestros padres que a veces lo hacen crecer a uno al punto de aplastarlo todo”.

Cosas pesadas caen puede verse viernes y sábado a las 22 en el Centro Cultural Rojas, Av. Corrientes 2038.