El fallecimiento de un sexto niño en el norte provincial luego de dos temporadas veraniegas sin las denominadas muertes por desnutrición ya no puede disimular la responsabilidad del Gobierno, a medio asumir, de Gustavo Sáenz. Con la mitad de sus funcionarios de primera línea en modo vacaciones y una red de programas de contención y ayuda interministerial desmantelada, la realidad estival no perdona la vida a cuerpitos de pesos insignes. El nivel de desidia e ineficacia estatal de los flamantes gobernantes arrancó inaugurando lápidas y amenaza con seguir en esa misma línea. La temporada recién ha comenzado.

El departamento Rivadavia es la zona más pobre de la Argentina con gran parte de comunidades originarias, y en indicadores estadísticos de condiciones materiales de vida sostiene una actividad económica cero. Se corresponde, en territorio, a dos provincias de Tucumán juntas, aunque con una densidad de una persona y media por kilómetro cuadrado y con condiciones migrantes, esto es que a las familias se las traga el monte en alguna épocas del año y luego reaparecen en otro punto cardinal. Esta fisonomía territorial y humana implica un problema anacrónico en la prestación de servicios inclaudicables del Estado como asistencia, salud y educación

La Seguridad erizó la zona recién cuando empezaron a manifestarse prácticas propias del narcotráfico cuando un wichí apareció muerto con su pene cortado en la boca. Hasta ese entonces la historia delictual de la zona se reducía solo a machados ni siquiera violentos. 

El calor es mortífero, y exacerbado desde octubre por la falta de agua que llevó al Senado provincial a declarar la emergencia agropecuaria. El agua que se provee a las comunidades es solo para consumo humano crudo, para animales y  para la preparación de alimentos cocinados a leña. Ni para aseo personal y tampoco para uso sanitario, ya que los baños no existen por lo menos como los tiene concebidos la generalidad de la ciudadanía. 

Ya el calor sin agua es por sí mismo un cadalzo. Si se le adosa la falta de alimentos por la "transición administrativa" de los gobiernos saliente y entrante es una sentencia a muerte ejecutada en tiempo en real. 

El abordaje de la particular situación que viven estos ciudadanos salteños que habitan en los bordes de la provincia le llevó al gobierno de Juan Manuel Urtubey años de estudios, sucesivas tapas en diarios nacionales, funcionarios que fueron políticamente decapitados; aunque finalmente hubo una comunión forzada entre áreas antagónicas de su gobierno que logró, efectivamente, bajar la tasa de mortalidad infantil en menores de un año de 15 a 9.8 por mil. En términos macro y en la estadística media anual nacional, como para actualizar la semántica legada por el macrismo, se pasó de 400 niños que morían por esas causas a la mitad, y en términos ordinarios se pasó de batallar con el deceso de 11 criaturitas por verano a ninguno durante 2017/18. No fue magia. Durante los últimos años actuaban coordinados y en conjunto una legión de agentes de la administración pública, fundaciones sin fines de lucro (que siguen en las zonas) y misioneros de diferentes credos, desde anglicanos hasta católicos, con un mismo objetivo, alianza más que estratégica obligada por las distancias infranqueables y la falta de vehículos adecuados, la dispersión humana y el flagelo del clima. Se recordará que en otras épocas se desbordó por esa misma geografía el río Pilcomayo. 

El Ministerio de Educación a cargo de Analía Berruezo tiene (corrijo, tenía) el Programa Escuela Abiertas. Este programa se activaba en verano en las zonas de calor y en invierno en la Puna y, como su nombre lo indica, no cerraba ni las puertas ni la posibilidad de alimentarse a los niños pobres durante la época de vacaciones de los cronogramas escolares. Estas instituciones proveen (proveían) sus instalaciones y no solo la infraestructura adecuada tales como ollas grandes, tanques de agua, utensillos y cubiertos, sino también el personal idóneo para cocinar y atender los niños que asisten a alimentarse. Con la implementación urgente del Plan Alimentario Salteño (PAS) en 2019 las escuelas de este programa ampliaron su asistencia "a demanda libre", de modo que la comida no solo llegaba a quienes se encontraban escolarizados sino también al resto de los niños de las comunidades. También podían repetir el plato. 

El Ministerio de Desarrollo Social a cargo de Edith Cruz, el organismo con más presencia en las zonas comandado por la propia ministra, era el encargado del reparto de módulos alimentarios y las "rondas" en los lugares más agrestes y alejados donde no hay posibilidades de ingreso. Generalmente las criaturas visiblemente con bajo peso eran puestas a disposición de manera urgente por los agentes territoriales a sus pares de Salud. Un tema no menor es que fue esa misma área la que se encargó de ampliar las recetas a preparado de legumbres y los escasos productos zonales dado que los hábitos alimentarios son a menudo la antesala de diarreas, que en épocas estivales terminan deshidratando a cualquier ser. Baste con imaginarse el resultado final de ingerir lentejas en pleno verano, sin conocerlas y sin agua. 

El Ministerio de Primera Infancia, a cargo de Carlos Abeleira tenía bajo su órbita los Centros de Primera Infancia (CPI) encargados de la alimentación y cuidado de los niños menores de 5 años (que no estaban bajo la órbita de los jardines de infantes que ya eran dominio de Educación) y mujeres embarazadas integrantes, también, del Plan Alimentario Salteño y lo original de este aporte fueron en materia de personal los Agentes Terapéuticos o AE encargados de la custodia de algunas prácticas saludables. Ante la prescripción de un medicamento a padres y madres analfabetos de modo tal que no  pueden cumplir con la pauta de cada 8 horas porque no saben "contar", era el AE el que cargaba con el peso de la cronología y el tratamiento. A modo de ejemplo, son los AE quienes instruyen y velan por el lavado de manos para manipular alimentos, una tarea casi sencilla, y mal reconocida para ser tan vital. 

El Ministerio de Salud, a cargo de Roque Mascarello, y hete aquí el meollo de la cuestión: el Programa de Refuerzo Estival que se llevaba el mérito en proporciones de 60 por ciento de que no fallezcan los más pequeños. Cinco médicos ambulantes atravesaban las zonas críticas provistos por todos los insumos necesarios, antibióticos, sales de re hidratación, agua y pastillas potabilizadoras de agua. Los equipos de Salud a su paso articulaban con el Ministerio de Asuntos indígenas por los refuerzos y módulos alimentarios para impedir que caiga la trasabilidad del hambre. 

Para el Gobierno de Urtubey la época estival era el trabajo forzado a la Administración Pública en su conjunto. El equipo oficial se completaba con el Ejército Argentino y un accionar cotidiano y anónimo con el armatoste del unimog ingresando a lodazales ignorados por el sol, y la Policía Comunitaria, organismo filantrópico dentro las fuerzas de seguridad provinciales cuyos agentes arribaban con tracción a sangre llevando auxilio, polenta y agua. Por abril de 2016 escribí un parte oficial que decía "Brenda Yanet Vega murió en la ambulancia mientras era trasladada a la unidad cabecera de Orán". Asumí, vencida, que ellita no había aguantado, que había llegado a destino pero no era al Hospital.

Esta mirada en el análisis no es taxativa. Las reyertas e internas políticas son aplicables a todos los conjuntos humanos, por lo tanto el deslinde de las responsabilidades y culpas fueron moneda corriente en el gobierno anterior aunque el hecho concreto de haber transitado un par de años sucesivos sin los llamados "muertos por desnutrición" implica que algo o en parte estuvo bien hecho.

Desde el 10 de diciembre el actual gobierno provincial no activó ni un plan habiendo detonado lo que servía sin analizarlo siquiera, salvo la gestión desesperada al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. En todo Salta las escuelas que pelean el hambre están clausuradas, no han nombrado el referente en el Hospital en Banda Sur considerada la zona caliente, mucho menos entronizado los equipos territoriales para la vigilancia epidemiológica en general en plena sequía. Ha sido suspendida la entrega de módulos alimentarios en el mismo mes de la asunción por lo tanto hay hermanos que no han comido ni para Navidad. Los AE se concentraron en las puertas de la Catedral solicitando que alguien del Gobierno les aclare cuál es su situación y les pague los meses que les adeudan ya que no pertenecen a la nueva cartera del Ministerio de Desarrollo Social de Verónica Figueroa y no existe el Ministerio de Primera Infancia que los aglutinaba. La mitad de los funcionarios se encuentra disfrutando el verano descansando de la campaña mientras la única actividad que esgrime el Gobierno es la selección exhaustiva de personal y el reunionismo.

Mientras los pocos que se encuentran en funciones de Saénz se arrogan tiempo y paciencia para examinar novatos y allegados para cubrir los sacrificados lugares de maestros, enfermeros, agentes territoriales, directores de nivel, supervisores y técnicos van haciendo un cerco en el Norte aciago. Con púas como si fuese un campo.