La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia internacional de salud pública ante el brote del nuevo coronavirus en China, aunque señaló que esto “no significa desconfianza con China”. En este sentido, el director general de la entidad, Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó que la OMS “sigue confiando en la capacidad de China para controlar el brote”.

"Nuestra mayor preocupación es la posibilidad de que el virus se propague a países con sistemas de salud más frágiles”, aseguró Ghebreyesus, el jueves pasado, y agregó que la declaración de la emergencia no significaba “desconfianza” alguna hacia el manejo del brote que está haciendo China. “Por el contrario, la OMS sigue confiando en la capacidad de China para controlar el brote”, aseguró.

En contra de lo manifestado por algunas aerolíneas o países, desde la OMS remarcaron que “no recomiendan” y hasta “se oponen a cualquier restricción” de viajes o comercio con el gigante asiático.

El pedido de la OMS tuvo como objetivo exhortar a todos los gobiernos del mundo, incluso a los que no registraron casos del nuevo coronavirus, a "estar alerta" y a "actuar" para prevenir el contagio.

El portavoz del Secretario General de las Naciones Unidas, Stephane Dujarric, expresó que el Secretario General apoya todos los esfuerzos realizados por China hasta la fecha para frenar la propagación del virus. Alemania, Francia, Estados Unidos, Japón y otros países también expresaron su aprecio a la eficacia de China en controlar la epidemia.

Unos días atrás, el presidente del Comité de Urgencias de la OMS había señalado que las opiniones sobre si declarar o no la emergencia internacional por el coronavirus estaban divididas. La nueva cepa, que apareció en un mercado de la localidad de Wuhan, en China, a fines de diciembre pasado, ya causó más de 300 muertos y miles de infectados.

Antes de declarar la emergencia, la OMS usó expresiones como "urgencia de salud pública de interés internacional" para referirse al avance de la enfermedad.

La emergencia internacional se declaró únicamente en casos de epidemias que requieren una respuesta mundial enérgica como lo fue la gripe porcina H1N1, en 2009, el virus del Zika, en 2016, y la fiebre del Ébola, entre 2014 y 2018, que causó cientos de muertes en África.