La gira europea del presidente Alberto Fernández tiene como eje conseguir apoyos para las negociaciones por la deuda pero también busca dar muestras de previsibilidad ante los inversores extranjeros. Con esa idea, antes de la reunión con Angela Merkel, el presidente abrió su agenda en Berlín con un desayuno de trabajo con los representantes de las empresas que integran el Comité de América Latina de Empresas Alemanas (LADW), firmas que cuentan con filiales en Argentina. Por la tarde, el Presidente se encontró con las autoridades del Grupo Volkswagen, quienes le confirmaron que continuarán con su planes en el país que prevé inversiones por 800 millones en las plantas automotrices de Buenos Aires y Córdoba. “Somos un paciente en terapia intensiva”, pintó Fernández el panorama en el que se encuentra la economía. Fue durísimo con Mauricio Macri. “No sólo me encontré con una economía destruida, sino que cada vez que visito un país tengo que explicar que no somos un país populista y que mi idea es insertar a la Argentina en el mundo. Lo del populismo fue un invento del gobierno de Macri”, dijo en el desayuno con los hombres de negocios.

Alberto Fernández inició su agenda en el Hotel Regent donde se hospedó en Berlín junto a su comitiva. Del desayuno participaron el canciller Felipe Solá, el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, el secretario general de la Presidencia Julio Vitobello, el jefe de asesores de la Cancillería Guillermo Justo Chávez y el embajador Pedro Villagra Delgado. En el otro lado de la larga mesa se ubicaron representantes de Siemens, Hamburg Sud, Smart Infraestructure, Grupo Hydro, Deustche Bahn (DB) y Lindal Group, entre otras firmas.

Junto con el cuadro realista que les pintó sobre la situación económica -"no miento como Macri", les aseguró-, el Presidente lo instó a continuar invirtiendo en el país porque se venía un tiempo de mayor previsibilidad. Les dijo que sabía que muchas veces se encontraban con problemas, pero que no tuvieran reparos en plantearle cualquier inconveniente a él personalmente. Animados, los empresarios plantearon sus miedos por el cepo cambiario. También el representante de la firma Hotchief planteó su contrariedad porque tiene un fallo en el Ciadi a su favor pero no consiguió que Argentina le pague. El ejecutivo de Voith mencionó sus dificultades para llevar adelante las obras de la represa Chihuido, trabada por cuestiones de financiamiento. 

Para todos Alberto Fernández tuvo una respuesta. Prometió mantener a raya al déficit fiscal y aseguró que el cepo era flexible para los que inviertan, en especial para los que pongan dinero en Vaca Muerta. "Fue un encuentro excelente", dijo Andreas Wegerif, de la ferroviaria DB, a los periodistas que hacían guardia en el lobby del hotel. "Estoy convencido en un 90 por ciento de que la situación de la Argentina va a mejorar". Los hombres de negocios que salieron detrás suyo opinaron parecido.

Por la tarde, Fernández visitó el Forum Drive del Grupo Volkswagen. El responsable de Producción de VW, Andreas Tostmann, anunció el inicio de las primeras series del modelo Tarek, que se producirá en el Centro Industrial Pacheco, y el comienzo de la producción de una caja de velocidad en el Centro Industrial Córdoba. Ambos proyectos implican una inversión de 800 millones de dólares, lo que, en palabras de la empresa, "ratifica el fuerte compromiso que tiene el Grupo Volkswagen con Argentina".