El periodista e historiador Sergio Pujol suele sostener que no hay producción artística que no dialogue con su época. Esta misma premisa respalda los fundamentos del ciclo Emergencia, una experiencia musical y académica que se desarrolla desde 2006 en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) y que durante marzo le pondrá fin a una etapa. La idea del ciclo era reflejar el surgimiento de una escena musical emergente y acompañar con la realización de libros de investigación y discos colectivos. “Me parece que el ciclo alimentó un poco la escena de cantautores y la movida musical independiente de estos años. Nos interesaba poner una mirada más analítica-política a la cuestión, y generar un cruce entre la investigación social y las presentaciones en vivo”, precisa Mariano Ugarte, coordinador del área de música del CCC. “Pero después de diez años, sentíamos que teníamos que volar el ciclo o transformarlo en otra cosa más explícita. Porque iba de la mano con un fenómeno que fue el kirchnerismo, un periodo que ya cerró. Fue un ciclo muy gratificante porque vi crecer artistas que hoy no podrían tocar en esa sala por su nivel de convocatoria, como Lisandro Aristimuño, Gabo Ferro, Onda Vaga o Tonolec”, explica Ugarte.

El ciclo en cuestión se desarrollará durante todos los jueves de marzo en la sala Pugliese del centro cultural ubicado en Corrientes 1543. Hoy se presentará José Miel, el 16 será el turno de Wendy Rosker, el 23 tocará Mujerío y el 31 cerrará la banda Morada de Pájaros, siempre a las 22. “En el ciclo distinguimos entre lo emergente y lo nuevo. Lo nuevo es otra etapa de lo establecido y lo emergente es lo alternativo, lo que podría ser potencialmente revolucionario, diría Raymond Williams (uno de los fundadores de los Estudios Culturales). En ese sentido, quisimos instalar el concepto de emergencia como confrontación con lo establecido. El artista emergente al poco tiempo deja de serlo y forma parte del canon”, entiende el también periodista. Según Ugarte, todos estos músicos propusieron una “ruptura con los géneros establecidos”. “Son bastante difíciles de clasificar. También en términos discursivos rompieron con lo estrictamente político, en esa idea de lo político-explícito. Pensar que Onda Vaga fue banda de sonido de 678 es raro. Hubo un reacomodamiento sobre qué es lo político en el arte en esta década. No sé en qué se trasformará en este periodo”, reconoce.

Durante los diez años, produjeron dos libros y dos discos colectivos: Por algo será: Música x Derechos Humanos (2011) y Se trata de nosotras (2014), sobre la trata de personas con fines de explotación sexual. Y, además, desfilaron por el ciclo músicos como Lucio Mantel, Francisco Bochatón, Flopa, Rosal, Lucas Marti y Soema Montenegro, entre otros. “Lo que veo como particularidad en este último tiempo quizás es una vuelta al trovador. Aparecieron también muchas mujeres solas con la guitarra. En mi caso, agarro una máquina, una viola criolla y salgo a decir como sea”, analiza Wendy Rosker, cantautora que se subirá al escenario la semana próxima.