Finalmente, los rumores se confirmaron: la empresa Sancor discontinuará la producción de cuatro plantas durante un mes, lo que supone dejar inactivos a 500 trabajadores y afectar seriamente la economía de los cuatro distritos afectados (Coronel Moldes y Brinkmann, Córdoba; Coronel Charlone, Buenos Aires, y Centeno, Santa Fe). El anuncio ya le había sido anticipado a representantes gremiales en la tarde del martes en la Ciudad Autónoma, al finalizar la marcha convocada por la CGT. Y fue confirmada ayer en la Casa de Gobierno de Santa Fe, en una reunión que mantuvieron directivos de la empresa con el gobernador Miguel Lifschitz junto a su secretario de Lechería y su ministro de la Producción. “El propósito es recuperar productividad, porque estamos con una capacidad instalada para procesar 6.500 millones de litros y solamente estamos recibiendo 2000”, confió una fuente empresaria. Por eso, otras versiones indicaban que Sancor intenta desprenderse de estas cuatro plantas en un proceso de reestructuración ante la falta de materia prima (leche cruda) para producir. 

 La crisis de Sancor se viene prolongando desde hace más de una década y media y llegó a una situación límite por el elevado grado de endeudamiento asumido por la actual conducción. La empresa está a la búsqueda de un inversor que le permita reflotar y, ante el corte de la ayuda del gobierno nacional, optó por empezar con una reestructuración que la haga más atractiva a un comprador. Los trabajadores, a quienes el ministro Francisco Cabrera responsabilizó de profundizar la crisis por sus “altos salarios”, sólo cobraron un parcial del mes de enero. Según advirtieron, corren peligro las fuentes de trabajo de los 500 empleados desde ahora inactivos más los mil restantes que completan el plantel de la empresa, ya que el futuro de la misma es incierto.   

 Sancor aludió, en un comunicado difundido ayer, a “diferentes circunstancias (que) vienen afectando en forma severa la actividad del sector lácteo nacional en general y la de Sancor en particular”. Entre ellos, refiere que “la remisión de leche a nuestras plantas industriales ha disminuido considerablemente en los últimos días, por lo que la Cooperativa decidió la suspensión de actividades en algunas de sus instalaciones industriales”, sin ofrecer otra información al respecto.  

 La caída en la remisión de leche a las plantas de Sancor tiene directa relación con la desaparición de muchos tambos en la cuenca Córdoba-Santa Fe, situación que se vio agravada por dos inundaciones en los últimos años. “Fue el golpe de nocaut”, calificó ayer un dirigente tambero al efecto de estas inclemencias, advirtiendo que ya el sector productor de leche entró en un proceso de prolongada agonía hace más de una década, que significó la desaparición de decenas de miles de usinas. “Hoy quedan menos de nueve mil tambos, y muchos están esperando el momento más oportuno para salir del negocio”, agregó el tambero consultado por PáginaI12.  

 La crisis de Sancor se encuadra en esa situación de retroceso del sector tambero y la falta de una política oficial que la sostenga, refieren los mismos productores. Adicionalmente, están los problemas acumulados por las deficientes gestiones que tuvo la empresa desde hace prácticamente veinte años. “Hay problemas estructurales que debieron haberse resuelto antes, Sancor tendría que haber buscado hace tiempo un socio estratégico que le permitiera resolver necesidades logísticas, ligadas a la comercialización, principalmente la colocación de sus productos a nivel internacional”, confió otro dirigente del sector productor. Hoy los directivos de Sancor están embarcados en esa tarea, aunque en una situación mucho más deteriorada económica y financieramente que años atrás. 

Francisco Cabrera (ministro de Producción), ayer, como ante Nicolás Dujovne (Hacienda), se refirieron a la situación de Sancor responsablizando a las retribuciones de los trabajadores como factor central de desequilibrio económico y financiero. “No puede ser que la empresa esté quebrada y conceda aumentos de sueldos del 40 por ciento”, dijeron ambos, con similares palabras. Ayer, la empresa le respondió en su comunicado, calificando de “errónea” la información, señalando que “el porcentaje acordado en la última pauta salarial por el Centro de la Industria Lechera fue del 13,9 por ciento”. Voceros del gremio del sector, Atilra, fueron más duros. “El gobierno negocia con las grandes industrias del sector, permite una amplia concentración en perjuicio de los tamberos y culpa a los trabajadores; la industria ya no puede exportar, cae el consumo interno y los precios al productor están cada vez más deprimidos, pero las grandes firmas siguen haciendo fortunas”.