El mendocino Sebastián Alberto Torrico va a cumplir 40 años el próximo 22 de febrero. Tiene una larga trayectoria en Godoy Cruz, Argentinos y San Lorenzo, club al que llegó para reemplazar a Pablo Migliore y en el que debutó el día que Independiente se fue al descenso. En el Ciclón cumplió sus actuaciones más significativas. 

Fue titular en el partido de la consagración en la Libertadores del 2014. Atajó penales decisivos para ese título. En el 2013 fue protagonista de una atajada espectacular ante Allione, de Vélez, que valió un título para el club de Boedo. Fue también clave en un penal atajado al Chiqui Perez de Boca sobre la hora en el 2014. Cuando se luxó el hombro y estuvo un año parado pareció que había llegado el final de su carrera, pero ahí está el hombre enarbolando su vigencia.

 

Frente a Vélez cometió un error en el primer tiempo ante un tiro de Robertone (puso mal el cuerpo y la pelota casi se le escurre a la red), pero se reivindicó en el segundo período y fue protagonista de varias atajadas que le aseguraron la victoria a su equipo. Le tapó de un modo poco ortodoxo un tiro de media distancia de Robertone, le sacó dos a Centurión y, sobre la hora, respondió muy bien ante un remate cruzado de Maxi Romero. "Torriiiico…Torriiiiicoooo", terminaron cantando los hinchas en el Nuevo Gasómetro, felices por la victoria por 1-0 contra el siempre difícil Vélez. Un merecido reconocimiento a un arquero que está muy metido en el corazón de los hinchas azulgrana.

Otra de las figuras fue el pibe Julián Palacios, que cumplió un buen trabajo de ida y vuelta en el período inicial y le puse el broche con un toque sutil a los 38 minutos ante un centro de Ángel Romero. La pelota iba para Ramírez, en realidad, pero pasó de largo y Palacios, atento, puso el pie derecho para cambiarle el palo a Hoyos y concretar un lucido gol.

El partido tuvo dos etapas bien diferenciadas. Fue parejo, con llegadas alternadas en la parte inicial hasta la expulsión de Coloccini, y cambió notablemente el rumbo a partir de ahí. La roja a Coloccini pudo parecer una exageración de Lamolina, pero la repetición de la jugada mostró que en realidad había ido con mucha vehemencia a disputar una pelota con Galdames, a quien pudo haber lesionado.

Diez contra once, San Lorenzo se empezó a meter rápidamente atrás, armó una trinchera defensiva (línea de cinco con la entrada de Gonzalo Rodríguez y luego Arias) y aguantó las embestidas del rival. Once contra diez, Velez se hizo propietario casi exclusivo de la pelota y el dominio de terreno, pero no tuvo pimienta ni ideas para resolver. Heinze mandó a la cancha a Centurión y a Tiago Almada y eso abrió mucho las ilusiones de los visitantes, aunque las insinuaciones de los dos gambeteadotes no pasaron de eso.

Además de Torrico por sus atajadas y Palacios por el gol, en San Lorenzo se destacaron en el último tramo del encuentro los hermanos Romero, quienes escondieron la pelota, la mantuvieron muy lejos del área propia y fastidiaron a todo Velez, empezando por Gianetti, quien se fue expulsado por una falta fuerte.

 

 

 

Vélez pudo ( y mereció, seguramente) empatar el partido pero estuvo muy lejos de sus mejores actuaciones en este campeonato y ya prácticamente se despidió de la pelea por el título.