El equipo económico del gobierno argentino comenzó este miércoles la serie de reuniones con los técnicos del FMI que se encuentran en el país para evaluar las cuentas públicas y las estimaciones oficiales de cara a la renegociación de la deuda . Los encuentros se van a desarrollar durante una semana. Antes de su presentación en el Congreso, el ministro de Economía, Martín Guzmán, compartió con los economistas del Fondo la proyecciones en materia de crecimiento, resultados fiscales y comerciales que podrían resultar de un esquema de aplazamiento en el repago del crédito con el organismo, que según el cronograma original definido por la administración de Mauricio Macri, cuenta con fuertes vencimientos en 2021, 2022 y 2023. “El ajuste fiscal que se requeriría para pagar los compromisos asumidos con el FMI para los próximos dos años llevaría a la destrucción total de la economía argentina”, dijo públicamente Guzmán.
“Esta es una crisis en donde todas las partes tienen responsabilidad. Argentina la tiene, así como también los bonistas que decidieron apostar cobrando tasa alta. Y el FMI tiene responsabilidad, al otorgar el mayor préstamo de su historia, utilizado para otras deudas en un marco de evidente insostenibilidad y para financiar la fuga de capitales. Es importante no olvidar y también es importante mirar hacia adelante”, señaló Guzmán durante su exposición en la Cámara de Diputados. Bajo ese paraguas, el gobierno entiende que la relación con el Fondo viene progresando. Una de las claves de la “relación crecientemente constructiva”, como definen en Economía, es la buena sintonía que muestra Guzmán y su referente académico y premio Nobel, Joseph Striglitz, con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva. De todos modos, hay todavía un largo camino por recorrer.
La misión de los técnicos del Fondo llegó este miércoles a Buenos Aires y permanecerá en el país durante una semana. “Se va a continuar el diálogo en curso sobre el programa económico del gobierno argentino y las perspectivas económicas para el país. La misión también será una oportunidad para aprender más sobre la estrategia de las autoridades para abordar la situación de la deuda de Argentina”, indicaron fuentes del organismo internacional. La misión del FMI está encabezada por Julie Kozack, directora adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y Luis Cubeddu, jefe de la misión del FMI para Argentina. Cubeddu ya desempeñó la misma función en 2002, cuando la deuda externa argentina estaba en default. Está previsto que haya reuniones de los técnicos con funcionarios del Ministerio de Economía, el Banco Central y la Jefatura de Gabinete, entre otros.
Uno de los puntos en donde habrá intercambio de opiniones es el sendero de “sostenibilidad de la deuda pública”. Esto es, el gobierno argentino tiene sus cálculos sobre cuánto puede pagar para que esas erogaciones sean compatibles con un programa de crecimiento, aunque el FMI también tiene sus números y, naturalmente, el resultado es menos exigentes en cuanto a qué tan duro se debe negociar la deuda.
Guzmán avisa que “no hay peor alternativa que la austeridad fiscal. Argentina no permite que haya condicionalidades al programa económico que se está implementando”. De todas maneras, el ministro aclara que “la relación con el FMI es constructiva y en cada reunión se hacen progresos. Hay un creciente entendimiento mutuo”.