El tenis argentino se encuentra disfrutando de una camada de jugadores nacidos en los '90, entre los que se encuentran Federico Delbonis, Guido Pella, Diego Schwartzman, Renzo Olivo y Facundo Bagnis. Precisamente, cuatro de ellos se enfrentarán este jueves por los octavos de final del Argentina Open. Bagnis se cruzará con Pella desde las 19 horas, y luego Delbonis tendrá su duelo ante Schwartzman. El rosarino Bagnis, de 29 años, el es único que tuvo que disputar dos partidos por la clasificación para llegar al cuadro principal, y buscará seguir escalando en Buenos Aires.

El jugador brindó una charla abierta en el patio de comidas del predio de Palermo, y se mostró confiado para lo que viene. "Nunca fui un fanático del tenis, y finalmente termino siendo un jugador profesional de una actividad hermosa, en todo sentido. Es muy lindo reencontrarme con gente de mi ciudad que siguió mi carrera, y me siento raro que ahora me pidan ellos un autógrafo".

Para Bagnis, el valor de la carrera transita por otro lado: "Ese tipo de amistades le gana a cualquier trofeo o a cualquier derrota. El poder compartir torneos con otros chicos, o compartir un colectivo, un dormi, son cosas impagables. Cuando sos chico no te das cuenta y solo te importa ganar y aparecer más arriba en el ranking, y después de grande vas entendiendo que lo más importante es poder disfrutar de las amistades".

El partido con Pella no será uno más, sino que le tocará confrontar ante un amigo de la infancia. "Va a ser muy difícil -indicó Bagnis- y espero poder estar a la altura de un jugador de los primeros 25 del mundo. El condimento extra es que nos conocemos desde chicos, hace diez años que jugamos juntos, y estar en la segunda ronda de un ATP en Buenos Aires es algo que también se trata de disfrutar. Más allá de esto voy a querer ganar, y lo mismo de parte de él". 

Bagnis también mantiene una gran relación con Federico Delbonis, con quien compartió el torneo de dobles a pesar de que fueron eliminados en su debut. "Es una de las personas con la que mejor relación tengo, y junto a Guido y Marco Trungelliti somos los cuatro que jugamos juntos desde chicos. Es muy lindo eso, porque es nuestra profesión y nuestro trabajo, pero seguimos siendo los mismos compañeros de hace varios años atrás".   

Alejandro Leiva

Cuando fue consultado por el momento que atraviesa el circuito, el jugador que está afuera de los 100 -su mejor posición fue 55º en 2016- primeros del ranking mundial dejó en claro que "hace un tiempo que existe mucha paridad entre el número 30 o 40 del mundo y el 250, por así llamarlo, cuando hace un par de años atrás no se veía esa situación. Para buscar la excelencia son pequeñas diferencias que se trabajan en la preparación, y los partidos se definen por pequeños detalles. Lo mental es algo muy importante porque es difícil de trabajar, no es algo tan tangible. Por ejemplo, uno puede pegar 50 veces de revés y se mejora, pero lo mental es distinto. Tiene que ver con la maduración de uno como persona y como jugador. Si bien hay muchas herramientas desde lo psicológico, el desafío más grande pasa por uno".

Y agregó: "Estoy en un momento de mi carrera donde disfruto mucho más, y cuando comencé lo padecía. Y lo mismo me pasa afuera de la cancha. Se dijo muchas veces de la suerte que tienen los tenistas de jugar acá en Argentina, con el público local, la familia y los amigos, porque es una sensación que no la vivimos en todo el año. Eso uno trata de aprovecharlo al máximo. Y es difícil ser anfitrión con los más cercanos, y al mismo tiempo enfocarse en lo deportivo. La de Córdoba y esta son las semanas más lindas que nos tocan".

-¿Te presiona mucho no haber podido ganar un torneo ATP a los 29 años?

-Lo tomo como un sueño, no como una presión. Me parece que hay cosas más difíciles que presionan al resto de la gente, y uno como tenista no puede sentir lo mismo por ganar un certamen. Si llega ese día será genial.

-¿Qué objetivo te pusiste para este año en relación al ranking?

-Poder volver a meterme entre los 100 primeros, ese es el principal objetivo.

Bagnis se decidió por el tenis cuando tenía 17 años, después de recorrer un camino largo en las categorías juveniles. El gran día llegó cuando firmó su primer contrato. "Cuando recibí un ofrecimiento de una empresa para ser mi sponsor, ahí confirmé que quería jugar al tenis. Y fue una decisión difícil, ya que mi familia tampoco tenía mucho conocimiento de lo que yo quería hacer en la vida. Lo que me decidió a firmar fue el esfuerzo de tantos año que había hecho de chico. Y la recompensa la tengo porque estoy agradecido de la carrera que hice". En ese aspecto, buscará completar una semana inolvidable en Buenos Aires.