Posiblemente no haya manera más potente de retomar actividades en un teatro que estuvo paralizado dos meses que con la puesta en escena de un manifiesto literario ineludible, de esos que dividen aguas y marcan a fuego subjetividades. Más aún si se trata de un texto de referencia para el feminismo, uno de los movimientos más potentes de la actualidad en todo el mundo. Pareciera que salió redonda la cosa en el Teatro Nacional Cervantes (TNC), que esta noche estrena nueva temporada, nueva era y nueva gestión con la puesta de Teoría King Kong, versión teatral del resonante material escrito por la francesa Virginie Despentes que incomoda y agita las cosas dentro del grito global para tirar abajo al patriarcado. Con actrices y directores de lujo, la propuesta será corta, como esas experiencias teatrales que te dejan con ganas de más: se verá apenas hasta el 1 de marzo, con tres funciones semanales que arrancan hoy.

En rigor de verdad, si bien abre oficialmente la temporada de la nueva dirección del TNC, el proyecto inaugural del único teatro nacional del país fue encomendado por su anterior director, Alejandro Tantanian, quien junto al autor y director Alejandro Maci (ver aparte), responsable de esta versión teatral, lo pensaron dividido en partes “independientes e interdependientes” entre sí que permitieron un abordaje cabal de los temas centrales del texto publicado en 2006. Iban a ser cuatro, pero la crisis institucional que sufrió el teatro a fin de año por un conflicto gremial, sumado al poco tiempo que tuvo la nueva dirección para decidir si recalcular o ratificar este proyecto hicieron que finalmente suban a escena tres fragmentos, en registro de lecturas performáticas con formato unipersonal.

Quienes enunciarán en primera persona los pasajes provocadores y controversiales que escribió Despentes serán Andrea Bonelli, Mercedes Morán y Soledad Silveyra, tres actrices de renombre, talento y experiencia que marcan de algún modo el nivel que tendrá esta flamante temporada en el Cervantes. Serán dirigidas, respectivamente, por Mónica Viñao, Romina Paula y Claudio Tolcachir, directores que también han probado de sobra la calidad de su trabajo en el campo teatral. A cada dupla le tocó un tramo específico del libro, con una adaptación temática por capítulos. Así, se abordarán la pornografía, el rol de los varones en la lucha contra el sistema opresor y un tema que por estos días enciende los debates que es el de la prostitución. Todo con una puesta mínima, intimista, acompañada únicamente de luces y video y con el objetivo de resaltar aquello que exhibe: la intensidad de esa palabra leída.

Inquietos y preparados para este desafío, los directores de esta propuesta del Cervantes recibieron a Página/12 para hablar de la experiencia de dirigir una lectura en vez de una obra, de la especificidad de sus actrices, del rol del teatro público y del texto de Despentes, al que consideran en unanimidad una invitación a la acción. “Me parece un texto inteligente, íncomodo y personal”, opina Viñao, que los próximos tres viernes estará a cargo de Porno Brujas.  “A mí lo que me interesa son sus posibilidades de enunciación”, agrega Paula, al frente de Chica King Kong, que irá los sábados. Tolcachir, que dirigirá los domingos Durmiendo con el enemigo, cierra: “Te obliga a generar puntos de vista y eso es valioso. Es un material que te desafía”.

--Como libro es uno de los materiales de referencia para la biblioteca feminista, ya sea para distanciarte o acordar con él. ¿Sienten el peso de ese lugar que ocupa a la hora de encararlo como proyecto teatral o pueden desprenderse de lo que trae consigo?

Claudio Tolcachir: -No lo siento como un peso, la verdad es que tenemos que hacer tantas cosas con el material que en mi caso no me detengo en eso. Mi preocupación es que Solita (Silveyra) la pase lo mejor posible y que se sienta cómoda con las decisiones que tomamos. Por decisiones me refiero a esas cuatro o cinco cosas que podés definir como director y que van a definir el trabajo, como a quién le hablás, para qué y qué le querés comunicar, si querés enseñarle, ponerlo en un lugar, que comprenda algo o qué. Esas decisiones iniciales definen todo el trabajo, entonces no tiene tanto que ver con el ligar que ocupa el libro en la literatura universal sino con tu propia relación con el libro, con te pasa a vos y a la actriz. A mí me enamoró y justo me encontré con una actriz que lo descubrió hace un año y que también se enamoró.

Mónica Viñao: -En todo caso el peso está en tener que leerlo y no actuarlo, porque es mucho más difícil y desafiante.La revolución feminista no sólo es algo que ocurre sino también una elección de vida para quien la asume, entonces es difícil encarar eso en una lectura.

Romina Paula: -Me pasa lo mismo. Lo que más me interpela no es eso sino lo que tiene que ver con las instancias del Yo. Quiero decir, poner en escena un cuerpo que está enunciando una primera persona que escribió otro cuerpo, y la decisión de hablarle a la gente como si fuera efectivamente otra persona o no. Todo eso en el Cervantes, una sala a la que va a venir mucha gente sin saber con qué se encuentra. Me interesa cómo van a convergir esos factores.

--¿Eso esperan: que vaya público que no conozca el libro?

R.P: -Considerando el tamaño de la sala y el lugar que ocupa el Cervantes en la Ciudad, yo creo que sí, que la mayoría no va a haberlo leído, sobre todo porque incluso personas muy familiarizadas con el feminismo lo tienen pendiente. Y esos van a ser los mejores espectadores, los que no no leyeron.

C.T: -Coincido en que para mucha gente va a ser descubrirlo y también son los que más me interesan. Me excita la posibilidad de que venga gente a ver a Solita por ser ella y de golpe conozca a Despentes y se indigne. Que se abra el juego.

--El libro traza una interseccionalidad interesante entre la cuestión de género y la cuestión de clase, a la que ella misma considera como “esencial”. ¿Cómo creen que resuena un texto de esas características interpretado por tres actrices, por decirlo de algún modo, hegemónicas?

R.P: -Me parece que lo potente tiene que ver justamente con que ellas quieran encarnar de alguna manera a Virginie, que quieran poner su cara y decir esos textos. Podrían haber dicho que no les interesaba, que no tenía que ver con ellas, que no las interpelaba. Y sin embargo ahí están poniéndose en juego.

M.V: -Y encima de un modo muy interesante. En el caso de Andrea (Bonelli), ella es bastante feminista y yo sabía que le iba a initeresar. Pero todo el tiempo le suma cosas interesantes. Me gusta cómo lee con una sonrisa las cosas más terribles, por ejemplo. Queda muy potente.

C.T: -A mí me gusta ver a Solita enunciando que es fea, que es camionera, es un contraste muy interesante. Y además todo el tiempo le pasa que le dan ganas de agregar cosas suyas, anécdotas propias, cosa que sería muy divertido hacer. Es interesante verla a ella adhiriendo o no a lo que dice el texto, decidiendo en cada parte si eso la conmueve o no.

--Además de la importancia que tiene por su propio peso, este proyecto inaugura la temporada teatral 2020 del Cervantes y nada menos que la nueva gestión del teatro, pese a tratarse de algo encomendado por la anterior. En ese marco, ¿qué rol creen que debe cumplir este teatro, el único nacional de la Argentina, en esta etapa que viene?

C.T: -Bueno, primero por supuesto que tiene que haber vida en el teatro, tiene que haber riesgo, propuestas. Después, por sobre todo, está bueno que un teatro así piense en todos los públicos. A veces pienso qué haría si me tocara alguna vez dirigir un teatro público, y pienso que cruzaría lo más posible todo lo que está pasando en el país. La impronta federal es la clave, es el rol que tiene que tener. Lograr que en el lugar que estés de la Argentina tengas acceso a algo de teatro para ver.

R.P: -Coincido, la federalización es una deuda histórica. Yo misma, que ya he trabajado acá, siempre me confundo y pienso que el Cervantes es un teatro de la Ciudad, porque la programación suele ser muy porteña. Recuerdo algunos programas con otras provincias, pero no directores de otros lados. Hacia eso hay que avanzar.

*Porno Brujas se verá los viernes 14, 21 y 28 de febrero a las 20.

*Chica King Kong irá los sábados 15, 22 y 29 de febrero a las 20.

*Durmiendo con el enemigo se presentará los domingos 16 y 23 de febrero y 1° de marzo a las 20.

Las entradas se compran por Alternativa Teatral o en la boletería del Teatro. Jubilados, docentes y estudiantes de instituciones públicas con acreditación tendrán 50 por ciento de descuento.

Experiencia Despentes

Por Alejandro Maci*

La irrupción del pensamiento de Virginie Despentes en la relectura de la mujer del siglo XXI provoca un inevitable corrimiento. Ante una problemática que durante años se entendió en forma binaria, Despentes da un paso adelante mediante la estrategia de dar un paso atrás: habla del género antes del género y de una elección que entiende ligada al deseo antes que a las imposiciones de la cultura heredada. Este aspecto que en muchos aspectos define la época viene, en este breve ensayo, formulado de un modo personal y antiacadémico: a través del recorrido de su propia experiencia, frente al obstáculo de la tradición y el mandato. La chica que enamora a King Kong se permite vivir una pasión sin género, cimentada en el puro disfrute de un encuentro sin definición, con la mona-mono, fuera del marco de la dictadura cultural, como un puro juego erótico salido del marco hombre/mujer, macho/hembra. En todo caso, es la resolución que el relato clásico (la película) lo que pretende volver todo a rótulos tranquilizadores, a una puesta en orden con garantía de etiquetas. El héroe romántico finalmente rescata a la chica de las garras del mono y la lleva de regreso al mundo protector de la cultura y las convenciones. Por el contrario de este abordaje, Despentes sólo ve en ese encuentro en la isla desierta deseo, caos y disfrute, y nunca orden o clasificación.

 

La gracia de su pensamiento radica en el modo que adopta. En el libro, Despentes relata su desventura de antihéroe que constituye identidad a fuerza de vivir sin prejuicios. La lectura de Teoría King Kong resulta liberadora y cuestionadora, tanto de los intentos de sujeción masculinos, como de los espejismos en que muchas veces caen las mujeres que buscan liberarse sin inquietar a los hombres. Pareciera que el texto interpreta la época de un modo cubista: colocando distintas facetas de la cuestión simultáneamente en un mismo plano. Haciéndolas coexistir, contrastar y soportarse. En ese afán de desmantelar el sentido, de romper con la tradición y proponer un camino iniciático, creo que aparece su teatralidad. Es una potencia dramatúrgica la que brota del ensayo. La escena de Despentes es la escena de su vida puesta en escena. Su frescura, su lucidez, su coraje. Su vigor. “Hablo desde las feas, para las feas, para las incogibles”. “Soy más deseante que deseada”, proclama como un manifesto existencial. 

Al mismo tiempo, resulta provocador que el estallido de un pensamiento cuestionador y disruptivo se proyecte como palabra en vivo desde el escenario del Cervantes. Desde el centro del escenario nacional. Y que el acceso a un texto emblemático estalle en la palabra y el cuerpo de tres actrices soberbias que se adueñan por un rato de la experiencia Despentes y tejen un juego escénico con ella. Pareciera haber llegado la hora del ocaso de sustancialismo. La economía del deseo no tiene género, o en todo caso, es de naturaleza actoral como se verá en pocos días en escena.

 

 

 

 

*Autor y director. Responsable de la versión de Teoría King Kong.