La obra del joven dramaturgo y director pone en escena a dos adolescentes que sortean diferentes tipos de violencias: la médica, la patriarcal y la policial. "Potrillo Ben habla de aprender a cuidarse y a hacerse cargo de uno mismo en un mundo súper hostil", señala Nader.
Parte del ciclo Invocaciones, dirigido por Mercedes Halfon y Carolina Martín Ferro, esta " auténtica obra del demonio fue un trabajo duro y sustancioso a la vez”, dice Szeinblum.
La obra, pensada para toda(s) la(s) familia(s), puede verse de miércoles a domingos a las 15 en la sala María Guerrero.
El creador de El periférico de los objetos afirma que "esta obra plantea al feminismo o a lo femenino una pregunta que no tiene respuesta".
El nuevo material explora las capas de sentido que subyacen en expresiones, palabras y acciones, en una suerte de "arqueología teatral".