Periodista y profesor de literatura del Colegio Nacional Buenos Aires, de donde era egresado, Enrique García Velloso fue un prolífico autor de comedias, sainetes y zarzuelas, de las cuales, las más conocidas son El casamiento de Laucha y Gabino el mayoral. Pero sus inicios como autor de teatro son poco conocidos: en 1895, cuando tenía 15 años, escribió Chin Yonk, una zarzuela de excéntrico argumento musicalizado por Zenón Rolón, un compositor bonaerense afrodescendiente muy popular por entonces, hoy solamente valorado por especialistas.

Mezcla de opereta y candombe rioplatense, aquella pieza que reunió a ambos artistas, subió a escena, revisitada, en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes. La dirección general está a cargo de Sebastián Irigo y la dramaturgia y la dirección musical es responsabilidad de Fernando Albinarrate. El elenco está integrado por Josefina Scaglione (soprano), Nacho Pérez Cortés (tenor), Jesús Villamizar (barítono) y Tincho Lups, como el maestro de ceremonias. Participan de esta experiencia singular la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional Libertador San Martín, el Coro Nacional de Música Argentina y el Ensamble Candombe afroporteño. El diseño de vestuario y de luces pertenecen a Sofía Di Nunzio y Gonzalo Córdova, respectivamente.

En la entrevista con Página/12, Irigo y Albinarrate cuentan que el proyecto de revalorizar la música de esta obra delirante y provocadora fue idea de Gonzalo Demaría, director del Cervantes. Hace tiempo que está interesado en rescatar del olvido a la obra de Rolón, para lo cual convocó a especialistas como Lucio Bruno-Videla y Javier Lorenzo, quienes también intervienen en la dirección musical. “Con este espectáculo reivindicamos a la comunidad afroargentina”, coinciden ambos artistas.

En la obra de García Velloso, la figura de un Jack el Destripador japonés escapa de Londres y viaja a la Argentina, recalando en la Cordillera de los Andes. En medio de la persecución del asesino serial se filtran personajes travestidos y hasta un romance. En la obra escrita por Albinarrate se narra cómo fue el encuentro de ambos autores y brinda, además, un colorido entorno cultural de aquel tiempo. También se cuenta cómo fue el estreno –y despedida- de aquella zarzuela en el Teatro de la Comedia, con sus instalaciones en buena parte destrozadas por los entusiastas alumnos del Buenos Aires.

-Llama la atención que García Velloso, en colaboración con Mauricio Nirenstein, haya estrenado esta obra a los 15 años…

Sebastián Irigo: -Sí, es una zarzuela muy atractiva porque no va hacia lo convencional. Y es muy provocadora. Pero el mayor misterio, el alma de nuestro espectáculo es Zenón Rolón y su música, una revelación inspiradora que es parte de nuestra identidad cultural.

Fernando Albinarrate: -Sí, lo interesante es que estamos recuperando a un compositor y a una música que, al volver a ser interpretada, vuelve a ser parte de nuestro patrimonio intangible. De ahí la importancia de este espectáculo.

S. I.: -En Buenos Aires tenemos un teatro musical muy desarrollado, más que en el resto de Sudamérica. Si nos preguntamos de dónde nos viene esa fuerza, descubrimos ahora que también nos viene del siglo XIX: la música de Rolón, aunque fue olvidada, está en nuestro ADN cultural.

-¿Cuáles habrán sido las razones de este olvido?

F. A.: -Tal vez por haber sido negro. O por haber sido un músico ligero, popular. Pero fue un compositor completo. Formado en Europa. Hizo música sacra y tuvo influencias de Wagner y de Verdi. Si nos fijamos en las fechas, hacia 1850 y pico comienza la opereta en Francia, hacia 1870, está Johann Strauss con El murciélago. Y en esa misma época, Rolón ya estaba componiendo. Y aquí mezcló la opereta con el tango y con el candombe, por sus raíces negras.

S. I.: -Es apasionante ver cómo la información artística de diferentes partes del globo va llegando a otras partes, tomando canales y redes invisibles.

-¿Cuáles son los problemas que plantean estos espectáculos que incluyen teatro, cantantes, orquesta y coro?

S. I.: -Es un desafío cautivante… y tenemos que administrar bien la ansiedad: lo más complejo es armar todo de manera parcial y recién una semana antes del estreno estar en condiciones de ensayar la totalidad.

-Es interesante la pintura que hace el espectáculo sobre lo que pasaba tanto en el escenario como en la platea…

F. A.: -Sí, porque éramos un público culto pero también participativo. En aquel teatro de entretenimiento la gente se movía, entraba y salía. Por eso el coro va recapitulando todo el tiempo lo que va pasando. Es un espectáculo que brinda información pero en forma divertida, hasta tomando anécdotas de la época. Y la música de Rolón, sin dudas, va a sorprender al espectador.

* Chin Yonk ataca de nuevo, en el Teatro Cervantes (Córdoba ), 20, 26 y 27 de abril a las 20.30.