Un acuerdo firmado el año pasado entre Aerolíneas Argentinas y el Banco Galicia, a través de los promocionados puntos Quiero! (de acumulación de millas) le generó a la línea de bandera una pérdida de 9,6 millones de dólares. A ese quebranto se suman 10 millones de pesos en costo de publicidad del convenio, del cual se hizo cargo enteramente la compañía estatal. A través de una auditoria interna, la actual gestión de Aerolíneas encontró serias irregularidades en el acuerdo firmado por el entonces gerente comercial de la empresa, Máximo Amadeo, hijo del diputado macrista Eduardo Amadeo. No se respetaron las condiciones iniciales del convenio, se mejoraron sin autorización las promociones en favor de la entidad financiera y se apuraron los pagos de las millas para que el Galicia desembolsara un menor valor en pesos (las millas se cotizan en dólares) antes de la devaluación de las PASO. En la trama se destaca la participación de quien realizó los acuerdos para Aerolíneas, Silvina Ramos, que ingresó en abril de 2019, cuatro meses antes de las PASO, luego de trabajar 22 años en el Grupo Galicia.

En los escasos tres meses que lleva de nueva gestión de Aerolíneas, develar los desaguisados de la administración anterior se está convirtiendo en una tarea en sí misma. “El resultado de los números es muy malo pero la manera en que llegaron es peor. Lo que se ve son acciones adrede para matar a la empresa”, señaló a Página/12 el vicepresidente del Grupo de Bandera (Aerolíneas y Austral), Gustavo Lipovich. Es por eso que, en simultáneo con las acciones para tornar más competitiva a la empresa, se están realizando varias auditorías. Una de ellas descubrió un negocio que benefició ampliamente al Banco Galicia en claro desmedro de Aerolíneas. El tema será llevado al área de legales de la empresa para definir el curso de acción judicial.

Escándalo plus

Ramos ingresó en abril del año pasado como jefa de acuerdos con entidades financieras y comerciales de Aerolíneas Plus. Había trabajado desde enero de 1997 para el Banco Galicia. El 15 de abril, a los pocos días de asumir, promovió y firmó un acuerdo de millas con la entidad financiera por 2 millones de dólares. El convenio consistía en otorgarle al banco derecho a 2397 millones de millas para su programa de puntos Quiero! a un precio de 0,013 dólares por unidad. La promoción entraría en vigencia a partir del 5 de agosto, una semana antes de las elecciones primarias.

El convenio no estableció un período de facturación, solo determinó que se debía facturar dentro de los 15 días posteriores al cierre y cancelar la factura en un plazo máximo de 30 días desde la fecha de la factura. Sin embargo, el mismo día en que comenzó a regir el acuerdo el banco anexó una promoción por cinco días de 2x1 para clientes y 3x1 para empleados del Galicia, que implicó computar el doble o el triple de millas por cantidad de puntos Quiero! 

“Cualquier tipo de cambio en la política debe quedar inscripto formalmente en los contratos. Esto se manejó todo a través de adendas. De hecho, el convenio original preveía luego de un año de ejecución del programa la posibilidad de evaluar una mejora en el precio. No apenas largara”, explicó Lipovich a este diario. La adenda ni siquiera fue firmada ni identificada en la versión digital del contrato.

Pero hubo una segunda adenda unilateral de Aerolíneas, en la cual se redujo en un 30 por ciento el precio de la milla, pasando de 0,013 a 0,010 dólares, bajo el concepto de descuento “por cantidad”. El menor valor de la milla facturada y las promociones mencionadas generaron un significativo incremento en el pasivo de millas de la compañía, a un valor muy inferior al que correspondía.

El resultado fue que de las 2397 millones de millas acreditadas, el Galicia pagó por 1132 millones. Según la auditoría, tomando en cuenta un valor promedio de 0,01131 dólares y una tasa de uso (millas efectivamente canjeadas) del 77 por ciento, Aerolíneas debió haber recibido del Galicia el equivalente a 20,9 millones de dólares, pero el banco le pagó 11,3 millones. La diferencia de 9,6 millones de dólares fue el quebranto que afrontó ARSA.

Domingo de Ramos

Pero la denuncia no termina allí. El 8 de agosto, dos días antes de las PASO, Ramos solicitó que se facturara el período comprendido entre el 5 y el 7 de agosto por el equivalente a 302 millones de pesos, sin justificativo alguno para este corte de facturación anticipado. Repitió la maniobra por el período entre el 8 y el 11 de agosto. A la postre, ese corte permitió que lo que pagara el Galicia en pesos fuese menor, dado que luego de las primarias obligatorias (11 de agosto) el gobierno de Macri permitió un aumento del dólar del 25 por ciento en el lapso de 48 horas, pasando de 46 a 57 pesos.

“La participación de Ramos se centra en que haya realizado los cortes de factura tan breves y no haber esperado los plazos habituales de 15 días o un mes. Esa pronta facturación hizo que ARSA recibiera menos pesos”, explicó el vicepresidente de la línea de bandera.

Si se toma en cuenta el tipo de cambio posterior a las PASO, la compañía aérea dejó de recibir 178,2 millones de pesos. “También vimos que el gasto de publicidad, por 10 millones de pesos, fue afrontado en su totalidad por la compañía. Es un claro ejemplo del uso de los recursos del Estado para satisfacer necesidades de privados”, concluyó. Tampoco se consideró el impuesto de Sellos, por 50.000 dólares, que también es parte del costo que afrontó Aerolíneas.