No hay vacuna, es cierto. Pero de cualquier manera, la ciencia argentina puso manos a la obra desde hace tiempo. Hay diversos equipos de investigadores que concentran sus esfuerzos en combatir a este virus cuya incidencia en Latinoamérica es marcada y constituye un problema de salud pública de carnadura estructural. La semana pasada, por ejemplo, la Universidad Nacional de San Martín, a través de su Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) difundió el desarrollo de un kit diagnóstico que permite detectar el virus en tiempo record. El dispositivo ya recibió la aprobación de la ANMAT y será aplicado en laboratorios de todo el país. Se trata, en específico, de tiras reactivas similares a las del popular Evatest. Aunque esta tira funciona sobre suero y no orina, aquí también la segunda línea implica un positivo y el resultado se obtiene en tan solo diez minutos. Además, el dispositivo tecnológico cuenta con una ventaja sustancial: descentraliza el análisis de muestras en períodos calientes --como suele ser febrero y comienzos de marzo-- y las personas pueden conocer el resultado de su situación mucho más rápido que ahora.

“Es un test veloz, temprano y de aplicación in situ. Brinda el resultado en diez minutos, permite detectar las primeras fases de la infección y se realiza en presencia del paciente. Se pincha un dedo y en muy poquito tiempo se obtiene el resultado con un 92/95% de certeza”, cuenta Diego Comerci, doctor en Biología molecular y Biotecnología, investigador del Conicet y referente principal del test. Para las autoridades sanitarias implicará un cambio considerable de cara al futuro. “Se reduce el tiempo gracias a que ya no hace falta que la muestra viaje a un laboratorio centralizado y ya no será tan engorroso. Disminuir los lapsos es fundamental, sobre todo, en picos tan altos de circulación”, subraya con entusiasmo.

Una innovación tecnológica que comenzó a ser craneada en 2014. El equipo comandado por Comerci en UNSAM recibió un subsidio del gobierno de Cristina Fernández y el trabajo se discontinuó con la llegada del macrismo al poder. Sin embargo, los investigadores continuaron con el trabajo extrayendo dinero --haciendo malabares-- de otros proyectos para poder cerrar este que lo creían muy necesario y ya se encontraba en etapas avanzadas. “El desarrollo del principio activo, es decir, las moléculas que van dentro de las tiras, concluyó en agosto de 2019. Afortunadamente ya habíamos creado Chemtest, una empresa de base tecnológica que cofundamos junto a otros investigadores del Conicet”, dice Comerci.

El último paso, a menudo el más espinoso, se resolvió de la manera más sencilla. ¿Por qué? Voluntad política. El proceso de transferencia de las tiras y la validación por ANMAT se ejecutó en tiempo récord --tan solo demoró un mes--. Como último eslabón consiguieron la licencia para producir y comercializar hace una semana. “Esperamos que contribuya a diagnosticar de una mejor manera el brote que el país está sufriendo. Hemos trabajado duro para eso y estamos muy satisfechos. Ya nos han consultado de varios países limítrofes porque quieren importar el producto”.