El ex líder egipcio, Hosni Mubarak, quién condujo con mano de hierro al país árabe durante más de 30 años hasta su renuncia el 11 de febrero de 2011 durante la llamada "Primavera Árabe" murió en un hospital a la edad de 91 años. Sucedió al mandatario interino, Sufi Abu Taleb, el 14 de octubre de 1981, tras el asesinato del anterior titular, Anwar el-Sadat ocurrido el 6 de octubre del mismo año. Debido al crimen de Sadat, Mubarak decidió mantener el estado de emergencia que había sido declarado en 1967, lo que le permitió suprimir las actividades opositoras y aumentar su poder. Fue reelecto en elecciones como candidato único en 1987, 1993, y 1999.

En 2005 se convirtió en el primer presidente de Egipto que enfrentó a un oponente en las elecciones, en las que de todos modos ganó con un cuestionado 88,6 por ciento de los votos. Su gobierno fue el segundo más largo en la historia de Egipto, convirtiéndose en el jefe de estado de dicho país con más tiempo en el cargo, detrás de Jedive Muhammad Ali, que gobernó desde 1805 hasta 1848, un reinado de 43 años. La caída de Mubarak ocurrió durante la Primavera Árabe, después de varias semanas de protestas por las que fue acusado más tarde como corresponsable de la muerte de más de 800 manifestantes.

Mubarak se encontraba internado en terapia intensiva desde que fue sometido a una cirugía intestinal el mes pasado, según su abogado. Alaa, hijo de Mubarak, afirmó que su padre había sido operado y que se encontraba "estable". A principios de febrero, uno de sus nietos publicó en Instagram una foto junto al ex mandatario con el mensaje "Con todo el amor y aprecio".

La última vez que Mubarak fue visto en público fue en diciembre de 2018, cuando testificó en un juicio contra su sucesor, el islamista Mohamed Mursi, quien falleció el año pasado durante una comparecencia ante un tribunal del país. Varios altos funcionarios de su gobierno fueron condenados a distintas penas de cárcel por sus actos tras la caída del ex mandatario a raíz del levantamiento popular.
Muchos de ellos, sin embargo, fueron absueltos tras la repetición de juicios tras tras la llegada al poder de Abdel Fatah al Sisi a raíz de un golpe de Estado contra Mursi en 2013

En la guerra contra Israel de 1974, Mubarak fue Comandante de la Fuerza Aérea. En 1975, Sadat lo nombró vicepresidente, y tras el asesinato de éste, el 6 de octubre de 1981, el vicepresidente pasó a ser jefe de Estado. Sobrevivió a seis intentos de asesinato. A nivel interno, tuvo una política zigzagueante y procedió con mano dura contra los que consideraba "extremistas islámicos", además de intelectuales, cristianos coptos y empleados públicos. Más tarde hizo concesiones políticas a los islamistas menos radicales, cuya influencia aumentó continuamente entre la población.

Los críticos lo acusan de preparar a su hijo Gamal para su sucesión y de querer crear así una "dinastía de gobernantes". Tanto a Gamal como a su otro hijo, Alaa, les proporcionó puestos en el partido y lucrativos negocios. En 1991 defendió la guerra para expulsar a los iraquíes que habían invadido Kuwait, pero en 2003 intentó disuadir a Estados Unidos de lanzar una nueva guerra contra Irak.

Occidente vio en el presidente a un socio fiable y un pilar decisivo para la estabilidad en Medio Oriente, gracias a lo que Egipto logró apoyo económico y financiero. Sin embargo, Occidente miró hacia otro lado o calló respecto a las violaciones de derechos humanos en el país.

En 2012 fue condenado a cadena perpetua por la represión de las protestas durante la Primavera Árabe, pero una corte anuló el juicio y ordenó su repetición en 2013. En 2014 fue absuelto por la muerte de los manifestantes y además fue declarado inocente de corrupción y enriquecimiento ilícito.

En un nuevo juicio, él y sus hijos fueron condenados en 2015, bajo cargos de corrupción. Finalmente, Mubarak fue puesto en libertad el 24 de marzo de 2017, después de que la justicia desestimó las acusaciones más graves que pesaban contra él.