No le resulta nuevo el mote de pionera: Diana Zurco protagonizó titulares hace cuatro años por haberse convertido en la primera locutora trans egresada del ISER con su identidad de género autopercibida, reconocida como tal en los papeles. Ahora, su biografía es noticia nuevamente: conducirá la edición central del noticiero de la TV Pública, la de las 19, junto al periodista deportivo Ariel Senosian y se transformará de este modo en la primera conductora trans de la Argentina en un espacio de tanta visibilidad.

Su identidad de género no es un dato para pasar por alto sino uno que debe ser leído en un contexto en el que la inserción laboral de lxs ciudadanxs trans continúa siendo una cuenta pendiente. Diana Zurco tiene treinta y nueve años, hace cinco que recibió el título oficial de locutora pero en verdad fantasea con esa profesión desde la pubertad. 

A sus doce años jugaba con los colores de su voz, ensayaba programas de radio caseros y grababa spots dedicados a su mamá en Hurlingham, localidad de la que es oriunda. Ya con título de locutora en mano, en 2015, se enteró de una búsqueda abierta en Radio Ciudad y después de varias pruebas se convirtió en una de las voces femeninas del informativo de la noche. En esa misma radio integró dos programas “Cosas que pasan” y “Massaccessi que nunca”, y actualmente también trabaja en La Once Diez.

La designación de Diana y su impacto en la imagen de la TV Pública pueden pensarse como un modo de hacer carne el espíritu con el que el presidente Alberto Fernández inauguró en diciembre su mandato. El primer mandatario del mundo en hacer suya la consigna de NiUnaMenos dijo entonces: “En nuestra Argentina hay mucho sufrimiento por los estereotipos, los estigmas, por la forma de vestirse, por el color de piel, por el origen étnico, el género o la orientación sexual. Abrazaremos a todos quienes sean discriminados. Porque cualquier ser humano, cualquiera de nosotros, puede ser discriminado por lo que es, por lo que hace, por lo que piensa. Y esa discriminación debe volverse imperdonable”. Diana tiene en claro todo esto y cada vez que puede reivindicar la necesidad de que nuevas voces empiecen a hacerse oír, a contar su historia en primera persona. Y siempre que tiene oportunidad se refiere urgencia de que la población trans deje de estar excluida del mercado laboral, un ítem ineludible en las agendas de todas las organizaciones lgbti del país. 

“Hoy soy la primera locutora trans y ojalá algún día eso ya no sea noticia. Por eso, desde mi lugar, desde mi vida, desde mis actos, quiero ser una más en su lugar batallando en este proceso por la naturalización de nuestras identidades en la sociedad. Que dejemos de ser personas raras”, le dijo en el 2017 a la Agencia Presentes. También expresó entonces: “¿Sabés para cuánta gente el hecho de que la locutora sea trans les hace mirarnos distinto? Yo intento cambiar eso. Nosotrxs no podemos ni sentarnos en un colectivo o en un restaurante sin que nos miren, nos señalen o se nos rían. A mí en el tren cuando me voy a mi casa muchas veces me dicen cosas. Por eso, cada vez que me llaman para una nota hablo de que nos están matando”.