Aunque esta semana se celebraron dos años del show de Hernán Cattáneo en el Teatro Colón, el DJ número uno de la Argentina sigue saboreando la experiencia como si hubiera sucedido ayer. “Lo que inspiró la propuesta fueron las ganas que teníamos con Cruz Pereyra, mi manager, y la productora BUENA de sacar a la música electrónica del contexto habitual para llevarla a un lugar diferente. Y, por supuesto, no podía haber uno mejor que el Teatro Colón”, justifica uno de los artistas más internacionales del país. “La idea era mostrarle a un público más amplio, y que no va a un club un sábado a la noche, que esta música no es sólo un kick repetitivo todo el tiempo, y que hay muchas variantes y opciones para disfrutarla. Hice una selección de clásicos de todos los tiempos, más algunos temas nuestros, les rearreglamos la parte electrónica con Oliverio y Baunder, y luego Gerardo Gardelin hizo las versiones sinfónicas. Finalmente, lo interpretamos en vivo junto a una orquesta de 50 músicos, más muchos amigos invitados”.

-Si bien productores y DJs como Jeff Mills y Francesco Tristano ya probaron el cruce de la electrónica con una orquesta, ¿en qué creés que se diferenció esta propuesta?

-La principal diferencia fue que mientras en Europa la electrónica es parte de la cultura habitual de cualquier ciudad, nosotros acá partimos con todo el mundo en contra. Era una jugada grande llevar nuestra música al Colón, pero afortunadamente salió muy bien. Fueron cuatro funciones llenas, más un show gratuito al aire libre para 40 mil persona. Y lo más importante: toda la crítica fue muy positiva.

A pesar de la proeza, si hay algo que esta leyenda de las bandejas no hace es aferrarse a la nostalgia. Lo demostrará este sábado, en el Campo Argentino de Polo (Avenida del Libertador 4096), a partir de las 17, cuando regrese a los escenarios con Sunsetstrip: un espectáculo inspirado en el bioma. “Será la cuarta edición de este show, que llevamos adelante en Argentina y Uruguay. Cada vez se afianza el concepto de comenzar la tarde con música más tranquila, para luego llevar la progresión hacia la noche con un sonido más de club”, describe el icono del progressive house nacido en 1965 en el barrio porteño de Caballito. “El Campo de Polo es uno de los lugares más lindos de Buenos Aires para hacer un evento así, y estamos muy contentos de poder repetir. La puesta será de Sergio Lacroix, y el set será totalmente diferente al de la versión de marzo pasado. El clima estará bien y las entradas están agotadas. Esperamos una gran fiesta”.

-Al igual que el espectáculo, tu más reciente disco, titulado igualmente Sunsetstrip (2019), está basado en la “energía, la luz y la vibración que se producen en las puestas de sol”. ¿Cómo es posible traducir esa sensación al terreno musical?

-Desde chico, mentalmente identificaba a la música que escuchaba con distintos momentos, ambientes y atmósferas. No lo tengo que pensar. Creo que cualquiera que haya ido a alguno de estos shows sabe de lo que hablo. Y lo mismo aplicaría al por qué la música que pondría a las 6 AM en un club en Nueva York sería totalmente diferente.

-Este álbum se comporta como una compilación curada por vos. ¿De qué dependió la elección de cada artista, el orden del repertorio y el inicio con “Blessing”, a manera de bienvenida al viaje?

-“Blessing” es una invitación a lo que viene después. Tengo un estilo de poner música muy claro y evidente que es el progresivo. Así esté en un club, grabe un compilado o toque en el Colón todo siempre tendrá esa sensación de ir subiendo despacio y de la forma más sutil posible. La elección de los tracks es un mix entre los que hicimos con Soundexile (grupo conformado por sus amigos y colegas Oliverio Sofía y Baunder) para el álbum, algunos que pedí a varios productores que editan habitualmente en nuestro sello Sudbeat, y otros que me parecían interesantes para completar un mix de este tipo.

-No es la primera vez que sacás un disco doble,como un identikit tuyo. Ya lo hiciste mientras estuviste en el sello Renaissance. ¿A qué se debe ese deseo?

-Hay un par de razones principales. La primera es que un disco caben 80 minutos de música, y me quedaría muy corto. La segunda es que en los últimos 4 o 5 álbumes preferí hacer un disco downtempo a 105 o 110 bpm (beat por minuto), y otro uptempo de alrededor de 122 bpm.

-Sorprende tu disciplina no sólo en el vivo sino también en tu discografía. Tenés 15 discos, una treintena de singles y un sinnúmero de remixes. A estas alturas, ¿los hacés por deseo o más bien por oficio?

-Los hago porque me gusta, pero también porque son grandes vehículos para mostrar lo que uno hace o representa en el mundo de la música electrónica. Yo tengo una carrera muy larga, y ya era conocido como DJ antes de producir. Aunque para los que arrancan ahora es casi una obligación y un elemento de marketing fundamental. A un DJ global le lleva un año tocar en todas las ciudades importantes; un disco o un programa de radio como el que hago en Metro llega a todos lados en un instante.

-Sos un DJ referencial del progressive house, que se tornó un estilo de cabecera de la electrónica argentina. Pero las tendencias evolucionaron. ¿Te interesa ponerte al día o sentís que ya conseguiste tu identidad musical?

-Para tener un carrera larga es clave la identidad o personalidad musical, y eso no se logra siguiendo modas, todo lo contrario. Nadie te va a respetar si estás cambiado de estilo cada vez que aparece uno nuevo, cosa que sucede constantemente. Siempre estoy al día porque mi estilo es de poner música actual y diferente todo el tiempo. Hay géneros que están más de moda, pero ahí ni me meto. En todos los estilos podés encontrar cosas interesantes, y mezclarlas de forma progresiva para darles una coherencia dentro del set. La tecnología ayudó mucho a esta forma de poner música porque en vivo podés agregar cantidad de loops, y, por ejemplo, darle ritmo y dinámica bailable a una canción indie que originalmente no la tiene.

-Pese a la gran cantidad de géneros, siempre se vuelve a las raíces. El rock suele acudir al blues, por ejemplo; la electrónica sigue mamando del techno y del house. ¿Estás de acuerdo?

-Sí. A mí me gustan mucho las melodías, y siempre las encuentro entre esos estilos. Pero también, como dije antes, es importante bucear profundo porque existe una gran cantidad de cosas para elegir.

-Hasta no hace mucho, el rock se sintió intimidado por la electrónica. Pero si antes un chico pedía de regalo una guitarra, hoy prefiere unas bandejas o se descarga un programa para mezclar o producir. ¿Te alegra que se haya dado vuelta la tortilla?

-Cuando era más joven, y realmente era muy difícil vivir de esto, lo sentía más a flor de piel. Esa cosa del “rock versus la electrónica” estaba más instalada, y de los dos lados había una sensación de injusticia. Para ellos, nosotros veníamos a robar, mientras que para nosotros ellos no nos dejaban progresar. Afortunadamente, ahora ya eso es historia, y a nadie le interesa esa discusión. Los DJs serios y la música electrónica ya son parte del universo musical, y cada uno se dedica a vivir y dejar vivir a los demás.

-Por más que puede parecer muy divertida tu profesión, muchos no aguantan el trajín. ¿Cómo se hace para poder sostenerse en este ámbito?

-Es un tema bastante personal. Yo tuve la suerte de estar loco por poner música desde los 12 años, tras hacerlo por primera vez en una fiesta en mi casa. Y nunca más paré. Cuando desde tan joven tenés tu norte tan claro, y la pasión es tan fuerte, no hay nada que te vaya a detener. A mí me llevo muchísimos años tener una carrera relevante, y, sin embargo, nunca pensé en hacer otra cosa. O más bien sí: cómo hacer para mejorarla. En cuanto al ritmo, soy bastante sano y tengo una familia que me espera. Así que al terminar un show, tomo el primer vuelo a casa esté donde esté.

-Luego de la tragedia de Time Warp en 2016, la electrónica local pareciera que se llamó a silencio. Si bien los festivales masivos no se volvieron a hacer, siguen viniendo DJs y existen fiestas en el under. ¿Cómo ves el estado de salud de la electrónica argentina?

-Buenos Aires es desde hace 20 años una parada obligada en el circuito global de DJs, y tiene uno de los mejores públicos del mundo. Obviamente, lo que pasó marcó un antes y un después en muchos aspectos para todos los que participan (el gobierno, los promotores y el publico), pero en los últimos dos años se han visto shows de alto nivel que permiten imaginar un futuro alentador.

-¿Qué artistas nuevos argentinos te vuelan la cabeza en este momento?

-Nuevos o establecidos, hay muchísimos y muy buenos. Nosotros utilizamos nuestro sello, Sudbeat, para darle visibilidad a varios como Soundexile , Mariano Mellino, Kevin Di Serna, Simon Vuarambon, Ditian, John Cosani, Antrim, Ezequiel Arias, Artfaq, Facu Mohr, Mike Griego e Interaxxis. Más una larga lista, y sólo estoy hablando de un estilo musical aproximado.

-Al menos en el rock, hoy es Ley en la Argentina la presencia de músicas en los festivales. ¿Cómo has visto la participación de las mujeres argentinas en la electrónica?

-La electrónica, desde siempre, fue cien por cien inclusiva, y las mujeres son parte fundamental en la escena. De hecho, muchas son de las más convocantes, especialmente en el techno. En la Argentina hay un historial, desde el Morocco con Carla Tintoré en los '90, hasta ahora. Tal vez sólo faltaría que alguna DJ argentina tenga más éxito a nivel mundial, ya que todos sabemos el efecto que eso causaría, y le mostraría el camino a muchas de las que vienen atrás.

-¿Qué opinión te merece que uno de los pioneros de las bandejas en la Argentina como Alejandro Pont Lezica sea hoy director de la Radio Nacional de Argentina?

-Alejandro fue el primer DJ que vi poner música, y el que me inspiró a ser quien soy. Desde esa época hasta ahora, se ha convertido en una figura muy importante para la cultura musical local, produciendo gran cantidad de discos y artistas. Es mucho más que un DJ, y está totalmente capacitado para eso. No me sorprendió que lo llamaran a dirigir Radio Nacional.

-En uno de tus últimos tuits, manifestaste que en Bolivia sólo la policía podía parar la fiesta. ¿Tuviste algún tipo de respuesta de parte de las autoridades bolivianas, considerando que las relaciones políticas entre ambos países no pasan por su mejor momento?

-No creo que fuera algo tan relevante. Fuimos con Oliverio a la fiesta del Carnaval de Santa Cruz, y como estaba tan buena se extendió más de lo previsto. Nadie quería que terminara. Hasta que llego la policía, subió a la cabina y con un megáfono dio por terminado el evento. Una anécdota más, pero nada escandaloso.

-Hace algunos días, la electrónica mundial estuvo de luto por la muerte de uno de los padrinos del acid house, Andrew Weatherall. ¿Llegaste a conocerlo o a compartir cabina con él?

-Compartimos carteles en festivales muchas veces, especialmente en los cinco años que yo viví en Inglaterra. Pero no tocamos juntos ya que teníamos estilos diferentes. Fue un verdadero prócer de la música. 

-Amén de tu envergadura, no deja de llamar la atención tu bajo perfil. ¿Fue una decisión tuya? ¿Cómo llevás tu vida?

-Paso la mayoría de los fines de semana en el exterior, y los días de semana vuelvo a casa para estar con Jackie y nuestras tres hijas. Soy muy tranquilo, y, honestamente, con el ritmo de vuelos, hoteles y shows me alcanza y me sobra. Es más, cuando salimos es generalmente mi mujer la que viene con la idea de hacerlo, y yo acompaño.

-En 2018, fuiste reconocido como “Ciudadano Ilustre de Buenos Aires”, lo que implica que ya sos una institución. Más allá de la satisfacción del reconocimiento, ¿qué le pasa un artista cuando lo “institucionalizan”?

-Ese día, lo que me puso más contento fue ver a mi mamá tan feliz y orgullosa, considerando que fue quien me empujó siempre con la música. Falleció muy poco tiempo después de eso. De alguna forma, fue una linda despedida. Es un reconocimiento, y lo tomo como tal. Llevo una carrera muy larga, no soy mejor por eso. Pero siempre es muy lindo recibir una distinción frente a tu familia, tus amigos y tus colegas. Me alegré también por todos los DJs argentinos que no tienen visibilidad o reconocimiento, y que igualmente la merecen. Si soy parte del museo o del establishment, a partir de eso, son opiniones muy subjetivas de acuerdo a quien le preguntes. Cada uno tendrá su opinión. Estará el que quiere que me jubile mañana, y el que querrá que siga para siempre

-En esta década cumplirás 40 años detrás de las bandejas. Al igual que le sucede a un futbolista o a un músico de rock, ¿ves venir tu retiro? ¿O hay Cattáneo para rato?

 

-Son más de 40, desde la primera vez que pasé música. Pero lo vivo con orgullo y alegría. No sólo no me pesa, sino que siento que tanta experiencia te da más que lo que te saca la edad ¿Cuándo voy a parar? Cada vez que Matías Martin me entrevista (en Basta de todo) me pregunta lo mismo, y yo le respondo que seguiré unos cinco años más. La cosa es que ya van 15 años en los que me pregunta lo mismo… Creo que estos próximos cinco sí serán los últimos, al menos a este nivel. Después seré feliz bajando a otro ritmo más marcado por otros intereses como la radio o los shows de música electrónica en vivo.