La provincia de Santa Fe reglamentó en las últimas horas el Derecho de Jarras, una ley que tuvo sanción legislativa en noviembre del año pasado, tras el impulso de la Cátedra del Agua de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. A partir de ahora, todos los bares y restaurantes santafecinos deberán garantizar el acceso gratuito a agua potable cuando los consumidores lo requieran.

La ley provincial 13.935 no tiene antecedentes en la Argentina y en América Latina. “En Santa Fe ahora es ley que los y las ciudadanas tengan la posibilidad de acceder de forma totalmente gratuita al agua potable en bares y restaurantes, mediante una jarra de mesa u otro receptáculo provisto por el establecimiento”, detalló a medios locales el director de la cátedra, Aníbal Faccendini.

Según la norma, los lugares de comida deberán disponer de bebederos u otros dispositivos de acceso gratuito al agua de red, no solamente para los consumidores, sino también para los trabajadores del lugar.

Faccendini estimó que la ley es la culminación de un largo recorrido. Ya en 2013 se había logrado una ordenanza municipal en Rosario que avanzaba con el derecho a bebederos en paseos y parques. Dos años más tarde, se garantizó el Derecho de Jarras en restaurantes, bares, lugares bailables e instituciones públicas de Rosario. Desde el año pasado se avanzó en la escolarización del Derecho de Jarras en escuelas a nivel nacional. La Cátedra calcula que hay un 5 por ciento con bebederos de agua potable y fuera de los baños.

“La Cátedra del Agua practica mucho la sociología de lo cotidiano”, remarcó Faccendini. “Esto significa preguntarnos qué hacemos con los grandes marcos teóricos, con lo que sabemos y cómo ayudamos con ello a modificar para el bien de la gente”, agregó.

El docente detalló que la problemática del agua se trabajó desde la Cátedra con el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel y con el teólogo brasileño Leonardo Boff, entre otros, y que “a su vez lo llevamos a los barrios y aprendemos escuchando a la gente”, y que esa “escucha activa” es útil “para construir conocimiento, esa producción académica la volcamos ahí y en distintos textos que producimos; es un trabajo colectivo".

Finalmente, manifestó que se precisa “hacer un gran cambio cultural” para “que se tome conciencia no a partir de la catástrofe si no de la visibilización de las cosas”; y consideró “el mayor homenaje” que la Cátedra haya surgido junto al río Paraná.