A poco más de un año de la explosión de bicicletas naranjas por la ciudad, el Sistema de Transporte Público en Bicicleta, Ecobici, parece haber colapsado. Cada vez más usuarios se quejan porque las estaciones están vacías, porque faltan bicis y porque tienen que aguardar mucho más tiempo del que sería razonable para considerarlo un medio de transporte más. Y aunque faltan datos porque el gobierno dejó de publicarlos a mediados del año pasado y la empresa se niega a dar explicaciones, la sensación es palpable en las calles y para los usuarios. Son cada vez menos los rodados de la brasileña Tembici, sponsoreada por el banco Itaú y la tarjeta Mastercard, que se ven circulando por los barrios y el microcentro. Una de las hipótesis es que la empresa no invierte para mantener el sistema.

Una recorrida por las terminales, ya sea por los barrios o en el centro de la Ciudad, permitió constatar un fenómeno que se viene dando desde los últimos meses de 2019. Las estaciones están vacías y sin bicis ancladas, en Villa Urquiza, Belgrano, Congreso o en Plaza de Mayo. La situación se repite, una tras otra. En el microcentro, la espera para hablar con algún cicilista superó los 30 minutos en varias de las estaciones. Y, a diferencia de lo que ocurría antes de que el sistema empezara a declinar, no había usuarios esperando para hacerse de una bici. Los consultados, más resignados que indignados, dijeron que ahora sólo las utilizan si hay una disponible cuando pasan “porque hay que tener mucha suerte para conseguirlas”.

“No sé si hay menos bicis que antes o son las mismas con más estaciones, pero es muy difícil encontrar una disponible. Yo las usos para trayectos cortos cuando vengo al centro, y hace meses que apenas las puedo usar”, dijo a este diario Martín cuando llegó a la estación 45 en la calle Uruguay, con el celular en la mano, el paso apurado, y la app de BA Ecobici (muestra en tiempo real la disponibilidad de cada terminal) abierta para enganchar la única bici disponible entre las 12 estaciones que hay en diez cuadras a la redonda.

En la estación Catedral, tras una larga espera, un joven ancló una bici que permaneció estacionada menos de un minuto. Quien la desancló fue Ricardo, un cadete barbudo y con unos cuantos sobres que, ante la consulta acerca de si es un usuario habitual del sistema, respondió apurado que “más o menos. Más menos que más porque no hay bicicletas”, y repitió lo que dijeron otros antes y después: “tenés que tener suerte”, una consigna débil para un sistema de transporte.

La percepción y la experiencia de los usuarios va de la mano de los pocos datos públicos que hay, entre ellos, los que aporta el bot de Ecobici, que reporta cuantas bicicletas hay disponibles y cuantas bloqueadas. De acuerdo a esa información, en la Ciudad hay una horda de ciclistas noctámbulos que recorren las calles durante la madrugada, porque en esas horas, en el pico de disponibilidad, alrededor de las cinco de la mañana, llegan a haber 880 bicis disponibles, de las 4000 que debería tener el sistema.

Desde la Secretaría de Transporte dijeron que el número de bicicletas “cambia todos los días porque es muy dinámico y la flota tiene varias instancias”, y que “actualmente hay bicis operativas en calle, otras en taller, algunas con botón rojo esperando ser reparadas, otras en el espacio donde se colocan los GPS y algunas otras en comisarías, recuperadas y judicializadas”. Tembici, a pesar de los reiterados llamados, se negó a hablar.

“El sistema arrancó fuerte el año pasado, y tuvo un primer trimestre muy potente cuando aparecieron las bicis nuevas en la calle”, dijo Leonardo Spinetto, responsable de la ONG Bicivilizados y de un programa radial sobre ciclismo urbano. “La posibilidad de que no haya bicis en hora pico es alta si el servicio es bueno, pero lo que está pasando, es que no hay bicis y no conseguís en cualquier horario”, advirtió.

“Si ves el bot a las tres de la mañana, te informa que hay entre 500 y 600 disponibles, lo que supone más de 3500 bicicletas en uso a la madrugada, y eso no se ve. Y esos valores tampoco cambian mucho durante el día. Lo que se ve es que las bicis no están”.

En este contexto, el gobierno porteño dio de baja en enero 20 estaciones de Ecobici ubicadas en el sur de la ciudad, en las comunas 1, 4, 7, 8 y 9, con el argumento de que tenían poca demanda y que habían sido objeto de robos y vandalismo. Y aunque la justicia ordenó que se reestablezcan las estaciones, hasta el momento sólo diez de las 20 fueron reubicadas en las mismas comunas.

“El sistema tuvo un pico de crecimiento, se amesetó, y ahora nadie sabe nada porque el gobierno, que está obligado a presentar informes y dar respuestas no lo hace. Abrieron los datos y ahora los cerraron, y eso es sospechoso”, dijo Spinetto.

Los datos a los que hace referencia el ciclista urbano, son los que publicó el gobierno hasta julio del año pasado y que, desde entonces, no han sido actualizados. El runrún entre los usuarios, ante la vaga información oficial, va desde la intención de preparar el terreno para arancelar el servicio, a que, como las bicicletas son importadas, con un dólar alto, la empresa está canibalizando las bicis propias para utilizarlas como repuestos.

“Si hubiera una epidemia de robos, las veríamos. No me cierra el número de denuncia contra la baja de stock”, dijo José Luis Ayala, sociólogo, usuario de bicis e interesado en el impacto social del transporte, quien remarcó que “antes caminabas y encontrabas bicis, ahora es muy raro encontrar una estación con una”.