Los abogados querellantes en el caso del crimen de Fernando Báez Sosa apuntan en estas horas a que el ataque fatal del pasado 18 de enero no fue cometido por diez jóvenes, sino por trece. En los últimos días se había hablado de un hipotético onceavo involucrado, pero los letrados alegan que son tres más en total, además de los 10 rugbiers investigados (ocho de ellos, presos en el penal de Dolores). 

Así lo manifestó el abogado Fernando Burlando, quien representa a los padres del joven de 18 años. Burlando solicitará en las próximas horas que se investigue si hubo trece atacantes. Sostuvo que en los videos de esa noche se ve al sospechoso número 11 y que está identificado. La hipótesis de otros dos presuntos atacantes surge del cruce de mensajes que intercambiaron por celular los diez detenidos.

En declaraciones al diario La Nación, Burlando insistió en que el onceavo sospechoso fue visto junto a Máximo Thomsen, uno de los rugbiers, al parecer, cuando este le habría propinado el último golpe a Báez Sosa en la vereda de la disco Le Brique, sobre la avenida 3 de Villa Gesell.

Ese joven fue captado por la cámara de seguridad en la intersección de la avenida 3 y paseo 102. Y luego se lo ve en el mismo local de comidas rápidas al que fueron a comer los rugbiers después de la paliza, siempre de remera blanca y con un buzo negro a los hombros. Además, sería menor de edad.

Este presunto implicado y los otros dos jóvenes de los que se habla ahora, no estuvieron alojados en la misma casa que compartían los rugbiers, y donde el grupo de Zárate quedó detenido horas después del asesinato.

Según trascendió, los sospechosos 12 y 13 figuran como “Felipe” y “Tomi” en los mensajes de los celulares. Uno de estos tres jóvenes se alojó en casa de sus padres, en Villa Gesell, pero habría estado “en la previa”, según un mensaje de WhatsApp.

Por el crimen quedaron detenidos desde el 18 de enero Ciro, Luciano y Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz, Enzo Comelli, Blas Sinalli, Máximo Thomsen y Matías Benicelli, procesados todos como coautores del crimen; mientras que Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi fueron liberados, acusados de partícipes necesarios. La querella no logró la figura de “homicidio por placer”, pero las los agravantes de alevosía y concurso premeditado de dos o más personas hacen que los procesados enfrenten la posibilidad de la reclusión perpetua.

Mientras, se esperan los resultados del peritaje sobre la marca de la zapatilla en el rostro de Báez Sosa, que determinaría quién le dio la patada. A partir de la segunda quincena de marzo se harán los estudios para determinar si el ADN del tejido hallado en las uñas de la víctima se corresponde con las muestras de sangre que se obtuvo de los diez jóvenes procesados.

Al mismo tiempo, resta el fallo de la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores, que debe decidir si acepta o rechaza el recurso que presentó Hugo Tomei, abogado de los rugbiers, que busca el revocamiento de los procesamientos y las prisiones preventivas que ordenó el juez David Mancinelli.