En la segunda planta del museo Reina Sofía, inauguró en carácter permanente hace precisamente una semana Frente y retaguardia, muestra que -a través de medio centenar de piezas- vuelve sobre el activo y muy diverso papel de la mujer durante la Guerra Civil española. De ambos bandos, dicho sea de paso, que evidentemente contrastan porque, como bien explica la periodista ibérica Tereixa Constenla, mientras “el prototipo femenino de la propaganda republicana era vanguardista, rompedor, como el de las mujeres atléticas de los carteles de Juana Francisca”, mujeres capaces de plantarse en las trincheras y empuñar los fusiles, “los roles incentivados por la programada de la Falange insistían en la tradición”, incitándolas a orar y cuidar del hogar. Para ejemplo, las postales del fotógrafo franquista José Compte ensalzando a “las madres del mañana”… Fotografías, afiches, publicaciones, films de 35 mm integran la expos en cuestión, que aborda la temática desde dos prismas: a partir de mujeres anónimas, reflejadas en estampas, grabados, carteles, etcétera; y a partir del trabajo de valientes artistas, como las fotógrafas Kati Horna y Gerda Taro, que retrataron el combate con auténtico compromiso y decidido arrojo.

Especialmente destacables las tres instantáneas expuestas de Taro que, hasta hace unos pocos meses, se atribuían a su colega y pareja, Robert Capa: pics en blanco y negro de un miliciano en el frente de Aragón descansando, un grupo de soldados manejando artillería y soldados republicanos en el frente de Málaga. Tan intrépida la periodista gráfica alemana que la apodaron “pequeño zorro rojo”, tan dedicada que murió en la línea de fuego cubriendo la batalla de Brunete. “Ha habido que hurgar con picos y palas en el pasado para rescatar de la amnesia a Horna, la fotógrafa húngara que llegó para capturar el conflicto para revistas anarquistas como Umbral o Tierra y libertad. Suyas son imágenes icónicas de la retaguardia como las realizadas en una maternidad en Vélez-Rubio (Almería) y también fotomontajes con guiños surrealistas”, señala Constenla para El País acerca de Frente y retaguardia. Propuesta que, como cabe suponer, centra también la mirada sobre las legendarias milicianas, que tuvieron su momento de esplendor durante los primeros tres meses de la guerra hasta que el gobierno de Largo Caballero vetase su presencia y las expulsase hacia la retaguardia, desincentivando su alistamiento, iniciando -para más inri- una campaña de descrédito.