El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró esta tarde la emergencia nacional sanitaria para combatir la pandemia de coronavirus, que en suelo estadounidense alcanzaba los 1678 contagios y 41 muertos. Trump anunció que destinará 50 mil millones de dólares de fondos federales para asistir a los estados y ciudades en el combate al virus.  

"Las próximas ocho semanas serán cruciales", subrayó el mandatario en conferencia desde la Casa Blanca, pero diferenció a su país de lo que ocurre en Europa, "la zona más crítica". Según un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Estados Unidos y España son las países que muestran, en las últimas horas, la mayor aceleración de nuevos casos confirmados. 

El presidente norteamericano dio la conferencia de prensa junto a los referentes de varios laboratorios privados que colaborarán con el Estado para ampliar el número de testeos para casos sospechosos. "Todos los recursos serán destinados a los laboratorios", señaló Trump evidenciando la debilidad del sistema de salud publica estadounidense, que él mismo se encarga de atacar. 

El mandatario norteamericano anunció que con los recursos extraordinarios se incrementarán hasta 1,4 millones la cantidad de test que se podrán realizar en solo una semana. Una de las nuevas medidas será la implementación de un test, que permitirá a los casos sospechosos entregar las muestras desde su auto para evitar que entren en contacto con otras personas en los centros de salud. 

El presidente adelantó también que Google se pondrá al frente de una página web en la que cada ciudadano podrá "tomar la decisión de si deben hacerse un test", y si se da la circunstancia, geolocalizarlos al lugar más cercano para hacerlo.  

Mientras tanto, siete estados tomaron la decisión de cerrar las escuelas al igual que otras grandes ciudades norteamericanas. La liga de básquet NBA y la liga de deportes universitarios NCAA cancelaron la temporada regular e incluso Disney World cerró sus parques de Florida y California. También se evalúan posponer elecciones en algunas ciudades y estados, como el caso de Lousiana.