Cuando se le pregunta a Daniel Chaves sobre su formación y experiencia en la disciplina su recorrido es amplio y rico. Es médico clínico; Ex Presidente del Consejo Académico de Ética en Medicina (CAEEM) de la Academia Nacional de Medicina; Miembro del Observatorio de Salud, Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA); Profesor titular de Bioética, Universidad Nacional de la Patagonia; y Director de los Cursos de Capacitación en Bioética de la Provincia de Chubut. Sin embargo, los títulos no le simpatizan. Es “médico clínico”. Así se define. Detrás de su escritorio, en un consultorio modesto y cálido, lo custodia un cuadro. Una imagen de otros tiempos. Se trata de su padre, pediatra, en la Clínica Modelo de Morón, uno de sus fundadores. La imagen es elocuente y traduce muy sencillamente esta relación médico-paciente que Chaves reconoce como una medicina en retirada. Un médico, su paciente, una pañoleta, y oreja en la espalda. En medio de la entrevista contará, entre orgullo tímido y un dejo de nostalgia, que esa foto, de 1960, “tiene una gran historia; una historia personal, familiar, pero también parte de una historia de las ideas y actitudes médicas de ese tiempo, en una década donde ya se presentían profundos cambios en la medicina”. Y entonces vuelve al rol del médico y a defender ese vínculo con el paciente, intenso y necesario que “ayuda a sanar”. Lejos de renegar de la tecnología y sus avances en el campo de la medicina, reivindica una medicina más humanística, más cerca unos de otros. Propone una “atención médica a tiempo, con tiempo, y en el tiempo. Las tres características de una buena atención médica”. ¿Cómo evitar que esta crisis de la que habla se profundice? “Esta crisis se puede resolver de muchas maneras; la bioética es una de ellas. Es necesario humanizar la medicina”, reflexiona.