No es un momento cualquiera para lanzar un álbum. Seguramente no estaba en los planes de Dua Lipa que un hacker filtrara Future Nostalgia, su segundo LP, semanas antes de su fecha oficial de lanzamiento, razón por la cual la vimos llorar desconsoladamente en Instagram. Pero tampoco estaba prevista la pandemia que azotó y sigue azotando al mundo entero, y que obligó a poner en pausa prácticamente toda actividad humana. De modo que el lanzamiento del 27 de marzo fue forzado pero nadie podría asegurar que el 3 de abril, cuando iba a salir originalmente, hubiera sido mejor.

 

Seguramente sea un gran momento para iTunes y Spotify, pero con economías frenadas y todo tipo de actividad cultural suspendida, el lanzamiento de un disco de tal relevancia para el mainstream es por lo menos llamativo. Imposible saber si, de no haberse filtrado, Lipa hubiese elegido mantener el lanzamiento en fecha o postergarlo (como hizo por ejemplo Lady Gaga): lo que sí puede asegurarse es que la frivolidad, el lujo y el hedonismo de Future Nostalgia traen una ráfaga de aire fresco en este contexto, y que el entretenimiento y el placer son cada segundo más valiosos a medida que el aislamiento global avanza en el tiempo.

Traer una alegría a los hogares hoy no será una jugada económicamente tan fructífera como lo es de valiosa para sus fans y para el público en general. También es chocante, obviamente: perfecto e impecable como esa burbuja de fantasía que ahora se pinchó, es interesante pensar cuánta distancia puede haber entre el mundo para el que este álbum fue pensado y el mundo en el que finalmente vio la luz. Parece ser la foto de un tiempo muy lejano, que se remonta hace apenas un mes atrás.

En este LP, la última de las grandes divas inglesas precisamente hace honor a la larga sucesión que la precede. Ya desde su nombre, Future Nostalgia, el disco enuncia su postura: se percibe como clásico contemporáneo y por lo tanto dialoga con los clásicos pop de antaño. Disco, funk, y más acá french disco y house con pulso de pasarela propulsado por elásticas y glamourosas líneas de bajo y un sonido –ahí sí- ultramoderno.

Los cuatro cortes de difusión hasta ahora (Future Nostalgia, Don't Start Now, Physical y Break My Heart) son una buena muestra del mood general: pegadizos hasta la médula, lustrosos y sofisticadísimos, pueden ubicarse al final de una línea de hits pop electrodisco que se inicia con Michael Jackson y pasa por Kylie Minogue, Breakbot y hasta Bruno Mars. Y, ahora, Dua Lipa.

 

La dualidad de ser Dua Lipa

Con su álbum debut de 2017, la cantante británico- kosovar (¡Dua Lipa es su nombre de pila!) escaló de cero a cien como pocas: en pocos meses pasó de revelación a consagrarse como la artista femenina del Reino Unido más reproducida en Spotify. Desde su irrupción, Lipa destacó por su porte de estrella de antaño y por su distintiva voz grave (su registro es contralto, el más raro entre las cantantes pop, el de Amy Winehouse y Lana del Rey) que parecía oficiar de contrapunto para sus azucaradas melodías y su estridente estética.

La cantante inglesa llegó para ocupar un lugar que estaba vacante entre las popstars de su generación: entre la siempre confesional y polémica Taylor Swift, la rareza inadaptada de Charli XCX o la grandilocuencia de romance y drama de Ariana Grande, Dua Lipa es aquella que encarna la perfección inalcanzable pop: es la última de las estrellas gélidas, intimidantes, impenetrables. Nuevamente, digna sucesora de Kylie Minogue, con tanto glamour, tanto brillo, que a veces no parece humana.

 

En ese sentido, la cuarentena le sentó bien: más allá del gesto infelizmente humanizante que es llorar en público, en el mismo vivo de Instagram la cantante se abrió a sus fans, les dijo lo importante que era para ella que el álbum les gustara y deseó que “ojalá estuvieran orgullosos de ella”. Y a modo de presentación del disco, se la vio encantadora cantando por streaming desde su casa para el especial HomeFest de James Corden, el conductor de Carpool Karaoke, donde sorprendió a todos. Sin artificio, sin efectos y sin toneladas de producción, Lipa demuestra qué es lo que la llevó a donde está: es una gran cantante que lo que hace es cantar (y muy bien), y además es magnética y carismática a más no poder.

Tal vez este 2020 no sea un gran año para la humanidad, y tal vez el proceso de lanzar este disco enfrentó a la cantante con las injusticias y arbitrariedades del negocio, pero si la música pop se trata de traer alegría y evasión a un mundo chato e imperfecto, Future Nostalgia es una pieza fundamental de la música dance de nuestro tiempo. Seguramente nunca sea posible separarlo de su contexto, y eso es bueno: será recordado como el álbum que nos trasladó a mundos brillantes y nos hizo bailar cuando todo era aburrimiento y frustración.