En medio de cacerolazos en decenas de ciudades que pedían su renuncia, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció en cadena nacional que su amigo personal y oncólogo Nelson Teich será el nuevo ministro de Salud de Brasil, tras haber expulsado del cargo a Luiz Mandetta por las diferencias acerca de cómo enfrentar el coronavirus.

"En forma gradual debemos abrir el empleo en Brasil. La gran masa de humildes no puede quedarse en casa. El gobierno no tiene cómo mantener este auxilio de emergencia por mucho tiempo", dijo Bolsonaro desde el Palacio del Planalto e insistió en su visión sobre cómo enfrentar la Covid19.

Ademas, describió la expulsión de Mandetta como un "divorcio consensuado". "La economía debe volver a la situación más normal posible porque, además de la vida, nos preocupa el empleo", afirmó Bolsonaro.

El mandatario, asimismo, destacó que su gobierno "no es una fuente de socorro eterno" para los gobernadores e intendentes, quienes, como Mandetta, defendieron las medidas de distanciamiento social, recomandadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).


Ayer, el ahora ex ministro había adelantado a sus colaboradores que su salida era cuestión de horas. Mendetta también había dicho más temprano que el recambio en la cartera "debería tener lugar hoy o mañana", anticipándose al anuncio de Bolsonaro.

El manejo de la crisis de la Covid-19 en el país desató la puja entre el presidente ultraderechista y Mandetta. Bolsonaro siempre minimizó el impacto del coronavirus en Brasil y hace diez días trató de separar de su cargo a Mandetta, maniobra que impidió  la presión del Ejército.

Uno de los puntos de discrepacia fue la cloroquina. Bolsonaro apoyó abiertamente el uso de medicamentos en base a ese fármaco para asistir a los enfermos de coronavirus. Por el contrario, Mandettta desestimó esa posibilidad y dijo que era necesario seguir con los estudios antes de una eventual implementación en seres humanos. 

Mandetta apoyó abiertamente la idea de una cuarentena, al contrario de Bolsonaro, quien minimizó el alcance de la enfermedad. Estados como San Pablo y Río de Janeiro tomaron nota de lo que decía el ministro saliente y deretaron aislamientos preventivos. 

Antes de dejar su cargo,Mandetta habló con la revista Veja, dijo no arrepentirse de nada y recalcó que "el virus se impone, no negocia con nadie, no lo hizo con Trump, no lo hará con ningún otro gobierno”.

Ayer había presentado su renuncia el secretario de Vigilancia y Salud, Wanderson de Oliveira, mano derecha de Mandetta en el ministerio. Este la rechazó, porque “entramos juntos y saldremos juntos”, según reconoce haberle dicho, en la víspera de su expulsión.

Mandetta llegó a ser el funcionario más valorado del gobierno de extrema derecha, con el 76 por ciento de imagen positiva. Médico del Ejército, de 55 años, contó como principal aliado al vicepresidente Hamilton Mourao, clave para resistir el primer embate de Bolsonaro, el 7 de abril, junto con generales ubicados en puestos clave, que en ese momento evitaron la remoción. 

Mientras, el país reportó hoy que en las últimas 24 horas murieron 188 personas por la enfermedad. Así, Brasil ya tiene 1924 fallecimientos por coronavirus. Los contagios ya son 30.425. San Pablo es el principal estado afectado, con 11.568 infectados y 853 muertes. Le sigue Río de Janeiro con 3944 contagios y 300 decesos. El gobernador Wilson Witzel es uno de los que contrajo el virus. Se calcula que entre fines de abril y comienzos de mayo podría darse el pico de la pandemia en Brasil.