Hay tesoros de la lengua por descubrir. “Qué puedo decir del paisaje/ Si todo lo olvido al segundo/ Salvo la imagen de mi cuerpo osado/ Mirando en lontananza/ Es esto lo que queda: un inmenso/ Cuerpo de puro espacio/ De puro espacio/ Y silencio”, escribe la poeta tucumana Inés Aráoz en Echazón y otros poemas, libro que integra Ibuk, la primera Biblioteca de Poesía Virtual, pública y gratuita del Cono Sur (www.ibuk.com ), dirigida por los poetas Marion Berguenfeld y Ramón Fanelli, que tiene dos funciones básicas: preservar y difundir el patrimonio literario de la poesía argentina y latinoamericana. “Las obras de los poetas se ‘pierden’, las tiradas rara vez exceden los 500 ejemplares. Y en cuanto a la difusión, la misma es casi inexistente, ya que unas pocas librerías exponen nuestros títulos en sus anaqueles. Tal vez por eso el gran público rara vez nos conoce”, plantean Berguenfeld y Fanelli.

Entre los tesoros por descubrir están también la catamarqueña María del Rosario Andrada con Profanación en las alturas; Alfredo Fressia, el uruguayo que vive en San Pablo, con Senryu o el árbol de las sílabas; tres notables poemarios del también catamarqueño Leonardo Martínez (1937-2016)), Escribanía de vivos y muertos, Jaula viva y Las tierras naturales; dos libros de Máximo Simpson (1929-2017): La casa y otras visiones y Poemas del hotel melancólico; y la Obra completa del salteño Walter Adet (1931-1992), prologada por Leopoldo Teuco Castilla. También se pueden descargar libros de Mercedes Roffé, Laura Yasán, Ivonne Bordelois, Elba Fábregas, Gabriela Franco, Liliana Lukin, Patricia Díaz Bialet, Jorge Ariel Madrazo, Roberto Malatesta, María Malusardi, Eduardo Mileo, Mónica Sifrim, Santiago Sylvester, Susana Szwarc y Juano Villafañe, entre otros. Lo ideal para los creadores de Ibuk es que coexistan la biblioteca virtual con la biblioteca respaldada en el libro en papel. “Esperamos contar algún día con el lugar físico y los fondos para cumplir con la segunda etapa de nuestro proyecto, que es justamente organizar una biblioteca de poesía en la Argentina ya que en nuestro país no existe ninguna biblioteca pública de estas características y la poesía ni siquiera cuenta con un espacio exclusivo dedicado el género en las grandes bibliotecas públicas”, explican Berguenfeld y Fanelli.

Aunque ciertamente hay poesía circulando por Internet y en las redes sociales, desde Ibuk advierten que “los poetas no somos poemas sueltos”. “Somos nuestros libros. Somos nuestra obra. Una trayectoria. Una evolución que no puede ser representada en un puñado de versos, por excelentes que estos versos sean. Por eso Ibuk sólo incorporará en sus estanterías libros completos, idénticos al libro-papel ya editado”, afirman los creadores de esta Biblioteca Pública Virtual. Como la poesía no está al alcance de la mayoría “tal vez por eso se fue convirtiendo en un género de elite” y por eso proponen que “distribuirla como un bien social es el primer paso para salvarla de la extinción”.