"Dejá de hacerte la viva, la próxima te rompo las dos piernas". Amenazas como esa eran moneda corriente para una mujer que vivía hostigada por su expareja. Lesiones, daños, amenazas y violación de órdenes de prohibición de acercamiento fueron los delitos por los que terminó condenado el agresor, de 35 años, a dos años de prisión de cumplimiento condicional. La sentencia se dio en el marco de un juicio abreviado tras la acusación que hizo la fiscal de la Unidad de Violencia de Género, Luciana Vallarella, por cuatro hechos que Luis Miguel Álvarez cometió entre febrero y diciembre de 2019. La jueza María Isabel Más Varela avaló el acuerdo que, entre las reglas de conducta, ordena al agresor "concurrir al dispositivo público grupal (municipal) de varones que ejercen o ejercieron violencia contra las mujeres". Además, tiene prohibido acercarse a la víctima y a cualquiera de los ámbitos donde ella se desenvuelve.

Álvarez y la víctima estuvieron en pareja alrededor de dos años y tuvieron una hija. Durante la relación, él "le daba cachetadas, le sujetaba del pelo, la amenazaba con que la iba a matar, que le iba a prender fuego", reza la imputación que le hicieron en noviembre al acusado. Cuando la relación terminó, en 2018, la mujer tramitó una prohibición de acercamiento en la Justicia de Familia. Sin embargo, el 15 de febrero de 2019, el ahora condenado llegó hasta su casa, alrededor de las 16.30, y comenzó a patear la puerta de ingreso porque quería ver a su hija. La tía de la mujer llamó al 911 y fue demorado.   

El segundo hecho imputado ocurrió siete meses después, cuando se lo acusó de  "haberle dado una piña en la boca y otra en la frente" a su expareja, durante una discusión. Mientras que un tercer hecho tuvo lugar en noviembre, cuando se presentó nuevamente en la casa de su expareja, rompió el vidrio de una ventana, saltó por la terraza hacia el patio, y forzó la puerta trasera: “Abrime sino te voy a matar, te voy a prender fuego”.. Encerrada en el baño, la mujer pudo llamar al 911 y él escapó cuando la escuchó, pero fue detenido y tras ser imputado por los tres sucesos, quedó en prisión domiciliaria. 

En tanto, el 13 de enero se le imputó haber realizado una serie de amenazas que le mandó a la víctima el 29 de diciembre -preso en su casa-, por mensajes de audio de WhatsApp, "con el fin de amedrentarla e intimidarla, impidiendo así el libre desarrollo de sus actos", expresa la imputación que se amplió en enero, cuando se ordenó la prisión preventiva efectiva a pedido de la fiscal, hasta que ayer fue condenado a la pena en suspenso y obligado a cumplir una serie de "reglas de conducta".

La víctima relató que si bien la relación duró alrededor de dos años, convivieron unos 8 meses y que el acusado tenía problemas de consumo. Muchas veces la golpeó, pero cuando ella quería terminar la relación él le decía “a mí no me vas a dejar”. Por eso se fue de la casa, a mediados de 2018.