John Berger imagina, pero no inventa. Xavier es un insurgente, condenado a dos cadenas perpetuas en algún país innombrado, que podría ser casi cualquier país. El "convicto", el revolucionario, pasa sus días en una celda de dos metros y medio por tres y cuatro metros de altura, con un pequeño ventiluz circular en lo más alto de uno de los muros. A'ida le escribe cartas contándole de su vida cotidiana, sin referencias a la política y con mucha delicadeza le traslada algunos padecimientos del afuera. Cada hoja tiene alguna referencia a los encuentros amorosos que compartieron. En algunas hace referencia al juego de canasta pero ya desde el comienzo de De A para X, una historia en cartas, se advierte que puede ser un mensaje encriptado, porque no hay referencias explícitas a la rebelión que compartían antes del encierro. 

Entre las cartas, se leen notas en bastardilla. Se supone que las escribe el encarcelado en el dorso de las cartas de A. También son las referencias "a cargo" del autor, muchas de ellas tienen que ver con América Latina. El escritor británico vivió muchos años en los campos de Francia. Dibujante, artista con aire renacentista, ilustraba sus historias con dibujos propios y llevó durante toda su vida la literatura al terreno de la ética y la poética de un mundo distinto. 

Cuenta el libro que las cartas fueron encontradas en una cárcel abandonada tras la construcción de una nueva, de máxima seguridad. En cada una de esas cartas, la amada hace partícipe a X. de su vida afuera. Como no estaban casados, A'ida nunca pudo obtener el permiso para visitar a X. "La palabra recientemente se ha transformado desde que te encerraron. Hoy no tengo ganas de escribir sobre cuánto tiempo hace ya de eso. La palabra recientemente abarca ahora todo ese tiempo. Antes significaba unas semanas o antes de ayer. Recientemente, tuve un sueño", dice uno de los primeros mensajes. 

Las cartas de él sólo aparecen por las referencias de ella. Las palabras de A. pueden rescatar la mayor belleza de la naturaleza, de las personas que la rodean, de las escenas cotidianas, para ofrendárselas a X. junto a su deseo. "Todas las noches te reconstruyo, hueso a hueso, delicadamente", es el final de una. 

Que sea femenina la voz de esta historia, que el amor, el cuidado, la resistencia, sean habladas por una mujer, es parte del encanto de un libro que se atesora como un cántaro de esperanza en el desierto de la iniquidad. Hay millones de A. y X. diseminades por la tierra, sembrando semillas de futuro. 

De A. para X., una historia en cartas, de John Berger. Editorial Alfaguara, 2011