Estrellitas con pincel

Aburrimiento y falta de exposición pueden ser un combo explosivo para ciertas celebridades, capaces de tomar medidas desesperadas para llamar la atención. Al menos, según apunta el diario The Times, que recuerda cómo Gal Gadot y sus amigos destruyeron "Imagine" de John Lennon, actrices como Margot Robbie y Drew Barrymore filmaron una extrañísima secuencia de pelea a distancia, Jack Black y Jennifer Lopez metieron la cuchara narcisista en ese universo adolescente llamado Tik Tok… “Ahora, sin embargo, hemos alcanzado una nueva fase aterradora: los actores nos muestran sus pinturas”, tiembla el medio inglés, observando cómo las redes se han inundado de obras de estrellas. Sharon Stone compartió un autorretrato en acuarela hecho en confinamiento. Jim Carrey volvió a cargar las colorinches tintas contra Trump en una ilustración donde el presidente bebe lejía. Reese Witherspoon se ha inaugurado en las bondades de los bodegones. Demi Moore despunta el vicio en “noches artísticas” en familia y la prueba es la jirafa con traje que posteó online. Sylvester Stallone, que de un tiempo a la fecha pinta desenfrenadas explosiones de colores desnudo en su garaje, cuelga sus trabajos en Instagram. Y siguen los ejemplos, como la sirena psicodélica en topless de Pierce Brosnan que, nobleza obliga, no es nuevo en el menester pictórico: arrancó a fines de los 80s para aliviar estrés. O Anthony Hopkins, que ha expuesto lienzos en repetidas ocasiones e incluso tiene una web exclusivamente dedicada a la afición. “Es alentador descubrir que tantas celebridades están tomando los pinceles. Sin embargo, si quieren aprovecharlo al máximo, deben recordar que lo importante es la creación, no el resultado, no exponerlo”, concluye la crítica de arte Rachel Campbell-Johnston que, por las dudas, recomienda a las estrellas: “No abandonen la actuación aún…”.

Una voz literaria en el teléfono

A esta altura del partido, a nadie sorprenderá el retorno de una longeva costumbre que venía en franca picada: la humilde, confiable llamada por teléfono. Hábito al que jóvenes generaciones rehuían hasta muy recientemente, y al que han acabado sucumbiendo porque, al final del día, nada supera la intimidad y calma de una voz humana que llega directo al oído, sin las distracciones que conllevan otras formas tan recurridas, sea el FaceTime, sea el videochat de WhatsApp, sea Skype, y así… Pues, a tono con el revival de la inoxidable telefoneada, se ha inaugurado una propuesta francamente encantadora en tierras charrúas, obra y gracia del Centro Cultural de España en Montevideo. La iniciativa se llama Emergencia Extrema, y así explica de qué trata la mentada institución: “Si estás cansado de leer en una pantalla, aburrido de ver series o simplemente tenés ganas de que te lean un cuento o disfrutar de una poesía, puedes llamarnos por teléfono, desde un fijo o un celular”. Este atípico servicio, lectura a demanda por línea, se da en el marco de los festejos por el Día Nacional del Libro, que se celebra el 26 de mayo en Uruguay en conmemoración al aniversario de su primera biblioteca pública. Ya está vigente y seguirá atendiendo “emergencias de lectores” hasta el 29 de este mes, conforme ha precisado Sara Vega, de la Mediateca del Centro Cultural de España. Eso sí, hay que comunicarse de lunes a viernes entre las 10 y las 16 horas, ni antes ni después. “Pueden hacer el pedido todas las veces que quieran, es ilimitado”, aclara la susodicha, y pronto detalla que, entre las obras disponibles, hay textos de Mario Benedetti, Ana María Shua, Federico García Lorca… Ojo, también hay alternativa para quienes quieran ahorrarse los manguitos que cuesta marcar al exterior desde Argentina: enviar un WhatsApp al mismo número, +598 93509810, y solícitamente solicitar la lectura en formato audio. Una iniciativa que, en palabras de Vega, busca “mimar los sentidos” y acabar con la tontolona noción “de que solo se lee a los más pequeñitos”.

Medio día con Gollum

Le llevó casi once horas, pero lo logró: el resiliente actor británico Andy Serkis, conocido por esa voz metamórfica que diera vida cinematográfica a la criatura Gollum de J. R. R. Tolkien, leyó de cabo a rabo El hobbit en una larga, larguísima transmisión en vivo y en directo. Sucedió la semana pasada en un evento que él mismo bautizó Hobbitathon y se emitió a través de las plataformas YouTube y Facebook. Con sumo éxito, dicho sea de paso, en tanto sintonizaron más de 650 mil personas. Una enorme cantidad de espectadores de distintos puntos del globo que pudieron corroborar cómo un Serkis con chalequito, acompañado por la estatua del personaje, cumplía lo prometido. Sí que lo hizo, leyendo de un tirón el clásico fantástico de 1937, sin dejarse distraer por el poder del Anillo Único, apenas deteniéndose cuando fue estrictamente necesario; es decir, cuando la naturaleza llamaba… “Unite y juntos enfrentaremos el poder de los trolls, viajaremos al mágico Rivendel, nos encontraremos con las arañas gigantes en los laberintos de Mirkwood, con los malvados duendes que viven entre las raíces de las Montañas Nubladas…”, había sido la tentadora invitación del artista, que se puso a disposición para tamaña faena con fines bienhechores. La intención, después de todo, era que la gente donase unos billetes a dos organizaciones benéficas asociadas a la sanidad pública de Reino Unido, NHS Charities Together y New Beginnings, para así aportar un granito de arena durante esta época de pandemia. No fue en vano el titánico esfuerzo: el actor recaudó más de 290 mil libras esterlinas; y aunque no imitó las grandes voces de Ian McKellen y Martin Freeman, hizo la gracia que lo volvió célebre: hablar como Gollum cuando las líneas lo ameritaban. Era evidente que los fans no se iban a resistir…

Whole Lotta Love

Cuando de su amado hogar en la exclusivísima Holland Park se trata, la zona más cara de Inglaterra con propiedades que salen hasta 62 veces más que una promedio, el mítico Jimmy Page sigue tocando la misma cuerda: protegerla a cómo de lugar. Conocida es la contienda legal que el guitarrista de Led Zeppelin mantuvo durante más de cinco años con su vecino Robbie Williams y que recién se zanjó hace unos meses, cuando las autoridades finalmente dieron luz verde al ex Take That para remodelar el subsuelo de su casa y construir allí una piscina y un gimnasio. Si los planes se vieron largamente demorados fue por las quejas formales de Page, indignadísimo ante la mera posibilidad de que la eventual vibración de la obra perjudicara su mansión gótica de 1875, donde vive desde principios de la década del 70, declarada de interés histórico por el gobierno inglés. Estudios fueron y vinieron, y la justicia finalmente aprobó el proyecto de Williams, que debió comprometerse, eso sí, a instalar equipamiento que monitoreara cualquier vibración que pudiera dañar la suntuosa casita de Page. ¿Y hasta aquí el tema? Para nada, ¡lejos de estarlo! Porque ahora Jimmy ha comenzado otra disputa con otro vecino próximo por símil razón: no ve con buenos ojos que quiera excavar para convertir el subsuelo en vinoteca, sala de cine y espacio de yoga. El temor a que los ornamentados interiores de su mansión gótica sufran por las refacciones colindantes lo ha hecho tomar rápidas cartas en el asunto, aunque está que echa humo por pasar por el trajín una vez más. “Cuando me mudé a esta casa, me prometí a mí mismo que haría todo lo posible para preservarla. Eso no ha cambiado”, dijo el músico los pasados días, cerrando con apasionada declaración: “Vivir aquí conlleva una responsabilidad, ¡hay que proteger el patrimonio!”.