La nota al pie número 138 de Leyden Ltd. dice así: “Cuando dejamos una película o un libro, haya o no terminado, queda el rumor, el tono de lo que fue narrado; y ese tono se abre paso y contamina lo que de inmediato nos pongamos a ver; en ese momento dos mundos conviven, hasta que el primero se desvanece en su estela. Algo así debe ser la muerte.” La nota refiere a la lectura de cualquier libro, entonces también podemos hablar de éste, escrito por el narrador bahiense Luis Sagasti. Y si tuviéramos que definir ese tono que queda sonando, se podría decir que es abismal como un cielo nocturno, despejado, visto desde el campo, muy lejos de la ciudad, donde la enormidad de las estrellas se hace presente y nos hace sentir pequeños, parte de un entramado enorme, donde ocurren muchas cosas de las que quizás nunca tengamos noticias, ni podamos imaginar plenamente. Leyden Ltd es algo así. Un artefacto de apenas 106 páginas, pero que guarda en su interior una cantidad inmensa de historias posibles que aparecen apenas, como puntos luminosos que dan cuenta de algo mucho mayor.

Hablamos de libro porque es difícil caracterizarlo en un género pleno, decir que se tata de una novela, o nouvelle, o un conjunto de relatos breves, casi epigramáticos. Leyden Ltd está escrito íntegramente de notas al pie. No es que las notas ocupen más volumen que un texto principal, sino que ese texto principal está ausente y la totalidad del libro son las 145 notas que giran en torno a este vacío. Allí se trama lenta y erráticamente una historia, pero a la vez esta se rodea de otras historias, que abarcan sucesos históricos de orden social, científico, artístico, político, geográfico y más. El relato central – por su recurrencia, no porque ocupe un centro en este texto donde no lo hay—es el de Paul Wilkes, un personaje enigmático, líder de un colectivo de vanguardia llamado Leyden Ltd, del que tampoco se sabe mucho más que algunos rumores, datos imprecisos, fotografías borrosas, relatos contradictorios y atrapantes. El personaje es ficticio, pero su contexto es real, dándole una vuelta más a la extrañeza de este proyecto. Ficción, no- ficción, no sirven, en principio, como categorías para pensar el relato.

¿De qué se trataría la historia de la que emergen estas notas al pie? Nunca lo sabremos. Leyden Ltd aboga desde su procedimiento por una literatura marginal, y lo hace literalmente. Aquí lo único que importa, lo único que hay, son estos comentarios al margen. Hay que decir que Luis Sagasti nació y vive en la también enigmática ciudad de Bahía Blanca, cuna de enormes poetas y narradores como Mario Ortiz – a quien está dedicado este texto—Sergio Raimondi, Marcelo Díaz, Lucia Bianco y tantos otros. Una ciudad literaria, que asimismo tuvo su colectivo de poetas, los célebres Mateistas, de los que quedan relatos de sus pintadas de poemas y alguna que otra aventura más, además de un monolito ya desaparecido, del que hay una foto en este libro. Hace años que Sagasti viene desarrollando una obra profusa e inclasificable, libros como Bellas artes que también están hechos con citas, con hipervínculos, con capas de información de diversas fuentes que se mezcla como ocurre en una cabeza atiborrada o en internet.

En seis capítulos Sagasti va desplegando la historia del mencionado activista político y cultural Wilkes. Desde su nacimiento, hacia el final de la Segunda guerra mundial, hasta su desaparición o tal vez muerte, en nuestros días. Ese arco le permite ir mechando diversas historias, que forman parte de la Historia. El nazismo, la llegada de los años 60 con su utopía y su ánimo de destrucción, la aparición de Internet, ciertos avances científicos. Un espacio destacado tienen las teorías conspirativas, los países inventados, las islas evanescentes o hechas de basura, otros colectivos o personajes de identidad tortuosa o desconocida como Banksy, Carlos Castaneda, Thomas Pynchon o las Pussy Riot. Todo lo vinculado con el cielo es una recurrencia que aborda distintos enfoques, desde el poético, al científico, pasando por hechos como la llegada a la Luna, o la llamada “carrera al cielo” ocurrida en el siglo XIII mientras se construían las catedrales medievales. El rock aparece una y otra vez; el propio Wilkes formó la banda Flyermoon que no se presentó en ninguna oportunidad, ni grabó ningún disco, pero que aprovechaba su condición para destruir habitaciones de hoteles.

Estos hechos son narrados en las notas al pie desde ese saber omnisciente del “notista”, que a veces utiliza fuentes cercanas a los implicados. Dos de ellos son Robinson y Pryce, supuestos partícipes de Leyden Ltd. Otra voz es la del diario del propio Wilkes, con entradas complejas y metafísicas, como la que abre esta nota. El autor muchas veces incurre en un sutil humor metaliterario, como cuando dice “Uno de los detalles que dan idea de que el diario de Wilkes no fue tal sino que fue escrito con mucha posterioridad a los sucesos que refiere es el hecho de que no tiene un tono impersonal, minimalista, un estilo internacional, como tiene la mayoría de lo diarios: Cheever, Tolstoi, Eliade, Piglia.”

Estas historias astilladas encuentran su relación en el montaje, el ritmo, la manera bella y precisa en que las palabras construyen una superficie donde el ojo se desplaza. Leyden Ltd podría recordarnos a otros experimentos literarios como los hermosos libros finales de David Markson, donde en vez de trama hay brevísimos párrafos metaliterarios y algunos personajes misteriosos – el lector, el escritor--; o el célebre Museo de la Novela de la Eterna de Macedonio Fernández, donde sólo hay prólogos y ninguna novela. En la nota 15 parece develarse algo de este procedimiento: “El mítico concierto de Colonia de Keith Jarret es el 24 de enero de 1975, el mismo día en que fallece Larry Fine de Los tres chiflados. Ese tipo de coincidencias buscaba Wilkes, las que confluyen allí, las que sin ser siquiera curiosas pueden abrir algún tipo de sentido.”

Es esta clase de coincidencias, esta sumatoria detalles insignificantes convertidos en paradojas, de lo que se compone este libro. Y es por eso que aunque Leyden Ltd. no esté hecho de versos, la manipulación musical de la información, la unión de elementos diversos, la deliberada elección del mundo de los márgenes, nos llevan directo a la poesía.