La reaparición estelar de los créditos hipotecarios UVA pone otra vez en escena el debate sobre si es conveniente tomar un préstamo a 30 años cuyas cuotas aumentan con el índice de inflación, con los riesgos que ello entraña, o lanzarse a la aventura de la casa propia, apostando a no pagar mucho más de lo que sale un alquiler. El relanzamiento se produce al mismo tiempo que el Colectivo Nacional de Hipotecados UVA, que reúne a personas que ya probaron la fórmula de atar su futuro a los vaivenes del índice de precios durante el gobierno de Mauricio Macri, sigue reclamando una solución urgente a sus problemas. Advierte sobre el aumento exponencial de los pagos mensuales cuando la inflación se dispara, junto al incremento también descomunal del capital adeudado.

En contraste con esas manifestaciones de alarma, el Banco Hipotecario ya contabiliza la inscripción de 20 mil personas interesadas en obtener información sobre las nuevas condiciones de los créditos. El número de aspirantes sube como el reloj de un taxi desde el martes pasado, cuando la entidad anunció la renovación de su línea de préstamos para la vivienda, la cual estará operativa a partir del mes que viene. El Banco Ciudad y el Supervielle salieron con créditos similares, con distintos niveles de tasas y condiciones, pero en lo esencial son lo mismo: préstamos que se pactan en UVAs y se devuelven en UVAs, las cuales se actualizan con la marcha de la inflación minorista.

El supuesto que está detrás de esta opción de financiamiento a largo plazo es que la Argentina logrará montarse sobre las vías de la estabilidad de precios durante muchas décadas. Y que eso empieza ahora con el plan económico de Javier Milei.

"Frente a la perspectiva de una reducción persistente de la inflación y la posibilidad de que a futuro se inicie una recuperación de los ingresos familiares, lanzamos estas nuevas líneas que tienen condiciones también nuevas", explican desde uno de los bancos. La relación entre la cuota y el ingreso familiar -que sumen cónyuges y convivientes- no puede superar el 25 por ciento, cuando anteriormente era del 35 por ciento, aclaran. ¿Y si hay una explosión inflacionaria como ocurrió en el gobierno de Macri o ahora con Milei? Se estira el plazo de devolución del préstamo de manera indefinida, responden.

Es otra vez una apuesta fuerte de los bancos al éxito de un modelo económico ultraliberal. Claro que si pierden los que pagan las consecuencias son los endeudados. En eso no hay diferencia respecto de lo que pasó con los préstamos indexados por inflación que se concedieron en la gestión de Macri. El Colectivo de Endeudados UVA denuncia que hay 105 mil personas atrapadas en un loop de cuotas que no paran de aumentar al ritmo de una inflación que cada año ha sido más alta. 

Necesidades

La necesidad de llegar a la casa propia, de dejar de pagar un alquiler, casarse, independizarse o lo que sea, al mismo tiempo, es enorme. El déficit habitacional se estima en 4 millones de viviendas. Ese motor explica una parte del interés por ahora de tres bancos por lanzar con fuerza los créditos UVA renovados. La demanda insatisfecha por este tipo de préstamos a 30 años queda en evidencia cuando a pesar de todas las advertencias, solo en el Banco Hipotecario ya se anotaron 20 mil personas en cuatro días para averiguar por el financiamiento.

"Siempre tuvimos en góndola los créditos UVA, pero las condiciones macroeconómicas no permitían que el mercado respondiera de manera satisfactoria. Ahora que las condiciones están cambiando, frente a la posibilidad de que baje la inflación y suban los ingresos familiares, notamos mucho interés por este tipo de productos", indican desde de uno de los bancos que los publicitan.

También argumentan que la morosidad de los préstamos UVA otorgados durante el macrismo es muy baja y que la mayoría de los tomadores son personas de clase media que trabajan en relación de dependencia y pueden sostener las cuotas. "Comprar una vivienda es un proyecto a largo plazo, no se está pensando en qué puede pasar dentro de diez años, y ahora las condiciones para acceder son estas. Además los inmuebles en la Argentina conservan su valor en dólares", agregan los promotores.

Riesgos

"Ya se ha visto lo que pasa cuando se desacopla la velocidad a la que sube la inflación con la recomposición de los ingresos. Si el sueldo queda lejos del incremento de precios, el deudor sufre mucho", indica Sergio Chouza, de la Consultora Sarandí. "Durante el gobierno de Macri los salarios perdieron 20 puntos de poder adquisitivo en dos años. Y ahora, en solo cuatro meses, los sueldos perdieron otro 20 por ciento. Se hace muy duro pagar el crédito en esas condiciones", agrega.

"Sacar un crédito UVA en este momento es un riesgo grande, que no recomiendo para nada", enfatiza Chouza. "En todo caso si la inflación baja como dicen y los salarios se recuperan, el año que viene pueden aparecer otras opciones de financiamiento más convenientes", recomienda.

Gabriel Meres, uno de los que movilizan las protestas contra estos préstamos en Mar del Plata, coincide en la sugerencia. "A mí nadie me puso un revolver en la cabeza para tomar el préstamo UVA. Me convencieron con que la inflación iba a bajar y con la promesa de que la relación cuota ingreso no iba a superar el 35 por ciento, pero resulta que ahora se lleva el 55 por ciento del ingreso familiar. Son cantos de sirena que ya escuché, ya compré y no se cumplen, porque aunque estires el plazo de devolución del crédito, la cuota no deja de subir. Y el capital lo mismo. Nosotros sacamos un 1 millón de pesos el 30 de mayo de 2018 y ahora debemos 42 millones", protesta. "Es una pesadilla", insiste. Eran 38.600 dólares en 2018 (a un dólar paralelo de 25,90 pesos) y son 39.800 dólares ahora (con el blue a 1055 pesos).

Meres también apunta que "los bancos promocionan los préstamos UVA pero desalientan los plazos fijos UVA", para graficar de qué lado está la ganancia.

Alquiler

Chouza, de todos modos, concede que en un escenario de baja inflación, el sistema puede funcionar. "Pero tiene que ser para un país con un alza de precios menor al 20 por ciento anual y estable", advierte. "Una cosa son las condiciones iniciales, en las que tal vez la cuota del crédito UVA es parecida a un alquiler, y otra si la inflación se dispara y los ingresos no acompañan", agrega.

Jorge Carrera, ex vicepresidente del Banco Central en la gestión anterior, se sorprende por la memoria "tremendamente corta" que parecería tener una porción de la sociedad frente a la reaparición del instrumento. Pero estima que los nuevos créditos no tendrán la penetración que lograron entre 2016 y 2018, sino que quedarán acotados a un segmento menor. Esto es porque se elevan los requisitos de ingresos familiares y por los criterios prudenciales para otorgar los préstamos.

"Los préstamos UVA le pueden servir a alguien que pueda afrontar el sacudón y no comprometa su situación patrimonial en caso de una crisis inflacionaria. Para alguien que está más en el borde es demasiado riesgoso", apunta. Y al igual que Chouza, señala que los bancos están necesitados de reflotar las líneas crediticias ante la caída de las tasas de interés que paga el Banco Central por pases y otros instrumentos similares.

"Es incierto que la inflación vaya a mantenerse en niveles bajos de manera persistente. El programa económico ha sido tremendamente salvaje, evitando medir los costos, y ha conseguido bajar la inflación desde los niveles máximos a los cuales los llevó el mismo Gobierno con la devaluación y otras medidas. Pero ha instalado una recesión que será muy larga y no veo que el crédito pueda empujar hacia adelante el consumo y mucho menos la inversión", concluye.