Entre sus consejos, el Príncipe Nicolás Maquiavelo señalaba que es preferible ser amado que temido. De hecho, en el ejercicio del poder para captar voluntades, la utilización de recursos retóricos es frecuente, porque, entre otros factores, la capacidad de enunciación de quien emite el discurso favorece el efecto persuasivo sobre los receptores.

En el presente, y en el contexto de la pandemia de covid 19, en diversas latitudes es dable observar gestos y expresiones de quienes están ubicados en las poltronas gubernamentales de permanentes discursos contradictorios.

La contraposición de cuestiones que muestran situaciones dilemáticas induce a conductas que si no se encuadran en los deseos y aspiraciones de los mandatarios, son castigadas. Ejemplo de esto son los mensajes oficiales acerca de la posibilidad o no de libre circulación de las personas.

En psicología, se conoce como Doble Vínculo o Doble Constreñimiento, a la situación comunicativa en la que una persona recibe mensajes diferentes y que son contradictorios. Este término, fue elaborado por el antropólogo y estudioso de la comunicación Gregory Bateson, a fin de comprender los efectos del lenguaje sobre la psiquis y cómo mensajes contradictorios contribuían al desarrollo de la esquizofrenia sin que hubiera una disfunción orgánica en el cerebro de una persona.

Los mensajes contradictorios condicionan los comportamientos y los sujetos vivencian que sus conductas son de transgresión permanente y que por lo tantos los ponen en peligro.

En su libro El Antiedipo (1972) Gilles Deleuze y Félix Guattarí estudian cómo “el capitalismo canaliza en última instancia todos los deseos a través de una economía axiomática basada en el dinero, una organización unimental que es abstracta, en lugar de ser local o material”.

Lo cierto es que nos toca padecer los efectos materiales de un sistema que genera patologías de modo permanente por tener como fundamento la dominación de los cuerpos y la manipulación de la psiquis.

Ambas cosas en los seres humanos no están escindidas pero los mecanismos y dispositivos de la explotación y justificaciones ideológicas que operan en las sociedades capitalistas tienden a confundir con consecuencias letales para la vida.

*Profesor de Sociología de la Universidad Nacional de Rosario.