Forzada por la pandemia, la virtualización de la educación superior está generando que muchos alumnos y alumnas del nordeste argentino y de hogares alejados de los centros urbanos encuentren obstáculos para continuar sus estudios, lo que podría llevar a mayores niveles de deserción. La conclusión proviene de un relevamiento del Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional Atenea, elaborado para la Federación de Docentes de las Universidades (Fedun). El estudio también indaga sobre las medidas que tomaron algunas universidades para enfrentar la brecha digital, el factor que más está impidiendo el acceso a las clases a distancia. Además, el trabajo analiza las dificultades que atraviesan las carreras que exigen instancias prácticas de formación.

El estudio ofrece un panorama del impacto que la “virtualización forzosa” tiene sobre los casi 2 millones de estudiantes y los 141 mil de docentes de la educación superior universitaria. Para ello, se recogieron datos de seis universidades nacionales: Universidad Nacional de Tucumán, la Universidad Nacional del Nordeste, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional de Comahue, la Universidad Nacional de La Matanza y la Universidad de Buenos Aires.

“Fueron elegidas estas seis instituciones fundamentalmente por un criterio geográfico para que todas las regiones estuvieran representadas”, explicó a PáginaI12, Darío Spampinato, uno de los coordinadores del informe.  

Brecha digital

“El informe da cuenta de que la calidad y el nivel de la conexión local difiere según la región de que se trate. Es decir, hay muchas variables que influyen en la educación a distancia, lo que hace que no sea igual para todos”, señaló Spampinato.

El estudio, cuya versión final será publicada a mediados de julio, indica que en el Nordeste argentino “las conexiones de banda ancha por cada 100 hogares se ubica en torno a 35, 20 menos que en el promedio nacional y apenas un tercio de la cantidad de conexiones fijas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.

“La velocidad y la calidad de internet y la infraestructura de conectividad en esta zona del país es mucho más dispar y desigual que en la Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires o Cuyo. Además, se suma el obstáculo de la cantidad de dispositivos tecnológicos que hay por hogar. La mayoría de los estudiantes de esa región suelen usar teléfonos celulares en vez de computadoras”, indicó Spampinato.

Los y las estudiantes de las universidades situadas en el norte argentino también navegan a una velocidad menor. “En esta zona, el promedio de velocidad de provincias como Formosa (15) es duplicado por la velocidad de Buenos Aires (30) y casi triplicado por la Ciudad de Buenos Aires (44)”.

En ese sentido, el informe destaca que “la brecha tecnológica castiga doblemente a los y las estudiantes provenientes de hogares pobres, quienes ya debían superar obstáculos para acceder a la educación superior y que, en circunstancias de aislamiento, cuentan con menos herramientas para permanecer y tener un buen desempeño en las universidades”.

Becas

Otro de los temas que aborda el estudio son las respuestas que están ensayando las universidades para garantizar la conectividad de aquellos estudiantes de hogares de bajos ingresos o de zonas rurales. Otorgar becas de conectividad es una las acciones que están tomando algunas universidades. “Por ejemplo, la Universidad del Nordeste está entregando becas de 700 pesos a 800 estudiantes que no tienen acceso a internet en sus hogares. Entonces esa beca les permite a los estudiantes de menores recursos contratar un servicio de conectividad o pagar un celular con acceso a internet”, contó Spampinato.

La necesidad de practicar

El informe también indaga qué limitaciones conlleva la educación a distancia para ciertas carreras con alto grado de formación práctica que requieren necesariamente de la interacción presencial. “La interrupción de las clases ha afectado de manera particular a los y las estudiantes que realizaban sus residencias o transitaban trayectos prácticos hacia el final de sus carreras”, indica el informe del Centro Atenea.

“Hay carreras como Medicina, Odontología y algunas Ingenierías que tienen muchos obstáculos con la virtualidad por su alto grado de formación práctica. Asimismo, la virtualidad no es lo mismo para los ingresantes que se enfrentan por primera vez con el mundo universitario”, afirmó Spampinato.

Capacitación docente

Por último, el informe hace mención a la capacitación docente. En ese sentido, el estudio remarca que “si bien se reconocen iniciativas de capacitación para acompañar a los y las docentes en el paso de la virtualidad, no se encontraron lineamientos que permitieran indicar qué aspectos de la currícula presentaban mayores obstáculos para la adaptación virtual u orientaciones con mayor nivel de profundidad para llevar adelante esa transposición”.

El estudio fue realizado por el Centro Atenea en colaboración con la Fedun. “A nosotros, como federación docente, este informe nos sirve para tener datos fehacientes de cuál es la situación de las clases virtuales en todo el país y poder brindar elementos en la toma de decisiones y el desarrollo de medidas paliativas”, dijo el secretario general de la Fedun, Daniel Ricci.