Avelino Obediente murió el domingo pasado, tras sufrir meses de dolor por un cáncer en la garganta. El joven, de 27 años, peregrinó por hospitales de Salta, Tartagal y Mosconi, sin que en ninguno le presten el adecuado tratamiento para su enfermedad.

Sin una vivienda digna desde su nacimiento, Avelino creció bajo plásticos y sin trabajo fijo, haciendo “changas en obras particulares o para el municipio” cuando algo salía, o en la cosecha de algún patrón.

Vivía con su pareja y 6 hijos en la comunidad Misión Nueva Generación, una de las tantas misiones indígenas apostadas al costado de la ruta nacional 34, en el ingreso al pueblo de General Mosconi. Uno de sus hijos, Luis, no puede caminar y se encuentra postrado. Hasta hace muy poco se movilizaba en un triciclo de juguete, y como su padre, tampoco tiene atención y rehabilitación.

El cuñado de Avelino, Néstor Montilla, denuncia abandono de él, su hijo y toda su familia por parte del sistema de salud de Salta y del propio Estado, que nunca atendió sus necesidades, y, como tantos otros del Pueblo Wichí, se fue muy pronto y en silencio.

Hace apenas un mes, este medio publicó una noticia en la que se denunciaba la desaparición de materiales de 30 módulos habitacionales destinada a familias wichí de la ruta 34.

La denuncia penal la realizó un grupo de concejales contra el intendente de aquella localidad, Isidro Ruarte, y algunos miembros del ejecutivo municipal. Avelino Obediente era uno de los que esperaban esos pequeños módulos para mejorar su calidad de vida y dejar de vivir bajo una lona.

Según la concejala Ana Guerrero, una de las denunciantes, luego de la nota de Salta/12 comenzaron a levantar sólo dos módulos, uno era el de Obediente, que no llegó a verlo terminado, ya que a mitad de camino la obra se paralizó por falta de materiales.

Medicación vencida 

Montilla reveló que con Obediente en 2019 fueron dos veces al Hospital San Bernardo de la ciudad de Salta. La última vez fue en noviembre último. En ese momento le dijeron que tenía un tumor avanzado y sin más lo enviaron de nuevo a su casa.

“Le dieron unos remedios pero no le dijeron qué tenía que hacer y ni una receta le dieron”, expresó Montilla, quien agregó que de allí se dirigieron al Hospital de Mosconi con los medicamentos para que comience su tratamiento. Pero los médicos le respondieron que faltaban indicaciones de cómo preparar la medicación y que esos remedios estaban vencidos.

“Nosotros le dijimos a la doctora que no podían estar vencidos, que recién veníamos de Salta”, aseguró. Montilla contó que en ese momento quienes los atendieron llamaron al San Bernardo y “discutieron por teléfono un buen rato, pero lo único que nos dijeron es que no podían hacer nada”.

El gerente del Hospital de Mosconi, Alejandro Vilte Aramburu, confirmó una parte de la historia, indicó que cuando Avelino llegó, “la medicación ya estaba vencida”.

En ningún momento, Vilte Aramburu pudo decir cómo el sistema de salud no atendió a una persona con un tumor en su cuello, cómo le dieron medicamentos sin una derivación e información entre hospitales y por qué desde su lugar de referencia no lo pudieron acompañar como corresponde en su atención.

“Él no quiso volver al Hospital de Salta”, fue lo único que contestó el odontólogo a cargo de ese Centro de Salud, y añadió que allí no manejan ese nivel de complejidad, por lo que fue derivado al Hospital Juan Domingo Perón, de Tartagal, “ahí le van a poder decir bien qué tratamiento recibió”, recomendó. 

La familia del fallecido asegura que nunca fueron a Tartagal “porque no había camilla para trasladarlo”. Por lo que solo siguió con un tratamiento de sedantes desde su casa hasta el último día.

Por lo que Montilla dijo, la experiencia en el Hospital de Tartagal, tampoco los animó a ir: “Nos tratan muy mal en los hospitales, cada vez que vamos al Hospital Juan Domingo Perón, nos ponen suero unas horas y ya nos largan".

Capacidad desbordada

“Al final tenía muchos dolores y optaron por ir a un curandero en Ballivián”, contó la concejala Guerrero, “porque acá la capacidad sanitaria está desbordada”, explicó.

La edila sostuvo que ese Hospital atiende con cuatro médicos y dos odontólogos activos para un área operativa de 32.000 habitantes, y que a veces ni siquiera hay materiales para trabajar. Contó que en un momento eran nueve profesionales, “pero algunos no pueden atender por sus propias patologías y a los otros se los fueron llevando por el tema de la pandemia al hospital de Tartagal”.

A principio de año, el Concejo Deliberante había solicitado a la ministra de Salud, Josefina Medrano, “que nos devuelvan a esos médicos afectados a otro lugar o que designen nuevos”. También pidieron en ese momento que se nombren enfermeros y administrativos, ya que al centro de salud lo atienden “planilleras municipales”.

“Le mandamos nota en enero y la reiteramos en marzo, y yo hablé personalmente con ella cuando vino Tinelli para que me dé una audiencia, pero lo único que hizo fue llevarse a la neuróloga de este Hospital”, indicó.

“Los médicos están desbordados, imaginate si van a poder ponerse a seguir un caso delicado como este”, dijo la concejala sobre Obediente.

Ahora, ya con su cuñado fallecido, Néstor Montilla rogó que alguien los escuche para ampliar la casa de la viuda de Avelino y sus hijos, debido a que el módulo de vivienda que le están construyendo es de 3.50 por 3 metros, y allí tendrán que vivir siete personas.

Y pidió ayuda del Estado para tramitar la pensión de la madre de los 6 niños que perdieron a su padre, y dijo que la comunidad toda está necesitando abrigo y cualquier tipo de ropa para poder pasar el invierno.