Querides encerradites; covidólogos sin diploma; opinadores deaburridonomás; compradores de perros para poder sacarlos a pasear; despeinadas despechadas; canosos y canosas insólitos antiantiantianticuarentenes; pimes, pimos y pimas; comerciantes ansiosos por recibir a la gente con bolsillo vacío; docentes con el triple de laburo y la misma plata; adolescéntricos; humanes (como quien escribe estas líneas) marginades del zoom; persones que cobran sin trabajar, o que trabajan sin cobrar; millennials urgidos por sus padres sesquicentenials a que les expliquen “Cómo joraca se maneja esta app”; exentes, ingenues y boludites: sean bienvenides.

Estamos cuarenténicos, cuarentenóticos, cuarentetolíticos, cuarentófugos, cuarentenúricos, cuarentenémicos y cuarentenópatas, y con todo eso, estamos mejor que la mayoría de nuestros compatriotas, y que la mayoría de los habitantes humanos de este planeta (ya que los patos, por ejemplo, están muy felices ahora que pueden cruzar la Libertador).

Nos preocupa nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestra panza (que en estos meses obtuvo identidad propia), nuestro bolsillo, nuestro trabajo, nuestra salud y nuestro porvenir; y si tenemos tiempo de preocuparnos por todo eso, quiere decir que no estamos tan mal como todes aquelles que no tienen tiempo de preocuparse por nada, urgidos como están de huir del hambre, la enfermedad, la miseria y/o la violencia.

Bancamos la cuarentena que NO elegimos hacer. Elegimos cuidarnos y cuidar a los demás, entonces la cuarentena se nos impone sola.

Escuchamos a autodenominadas “personalidades intelectuales” entonar “la marcha covidista” (“Los muchachos covidistas / a la plaza marcharemos / sin barbijo gritaremos / un grito a todo pulmón: / ¡No hay infección, no hay infección!”), mientras, en variopinta y cosmopolita mezcla culpan de los hechos que nos convocan a los infectólogos, los populistas, los judíos, los políticos, los pobres, los chinos, los presos, los desocupados y los alfacentaurinos.

Hablan de “infectadura” con una liviandad que cualquier psicótico envidiaría ( si cualquiera de nosotros llega a decir algo así, no sale de donde está sin cuatro psicofármacos clavados).

Hablan ahora, pero entre 2015 y 2019 no mencionaron ni una vez las expresiones “amigocracia”, “garcodemia”, “chorrarquía”, “mentirocracia” y tantos otros términos que, no siendo simpáticos, ilustraban por demás la “ignorarquía” reinante en esos cuatro años.

Obvio es decir que son una minoría, que ni siquiera merecen su propia cuarentena, ya que en este caso el Gobierno, el pueblo, la patria, cuentan/contamos con otros remedios, herramientas, vitaminas, anticuerpos para frenarlos.

Es más, ni siquiera se merecen una serie en Nefli, pero eso nunca se sabe.

Porque casi toda nuestra gente eligió no contagiarse ni contagiar, aunque sea un camino doloroso e incómodo, que lo es, donde se juegan muchas cosas, y no ir a una marcha, arriesgar su salud, para gritar por todos los canales “¡Por culpa de la cuarentena hace más de dos meses que no la pongo!”. Ese muchacho, cuya queja se viralizó, difícilmente obtenga el remedio buscado de esa manera.

Bancar la cuarentena quiere decir imaginar un mañana en el que salgamos a la calle y abracemos a nuestres amigues, o en un primer momento, a cualquiera que esté al alcance de nuestros brazos, ¡vaya síndrome de abstinencia!

Bancar la cuarentena quiere decir estar a dos metros del otre, y entonces, no pegarle por diferencias de color de piel, raza, nacionalidad, edad, género, idioma, ideología ni preferencia deportiva.

Bancar la cuarentena quiere decir preocuparse por la economía de los seres vivos y no la de los números más allá de las personas.

También quiere decir buscar las maneras de respirar sin sacarse la escafandra, para poder soportar mejor este extraño traje de buzo.

Y seguramente, quiere decir otras cosas más, pero… usted ya sabe cómo somos los humoristas… somos como los chicos, pero nadie nos puede llevar a pasear los fines de semana.

Sugerimos acompañar esta nota con el video “Bancando la Cuarentena, Nena” (Dúo RS Positivo, acompañado por el grupo de clowns “Mundanas”). Es un rock and roll original del dúo. Se puede ver en el canal de YouTube de RS Positivo , al que, si gusta, puede también suscribirse.

Hasta la que viene.