El 23 de octubre de 2002, la Justicia dictó orden de captura contra el cura Julio César Grassi, quien luego de que el programa Telenoche Investiga diera a conocer la causa en su contra y el testimonio de una de sus víctimas, tuvo un paso fugaz por un estudio televisivo amigo antes de mantenerse prófugo durante cerca de 12 horas. El fiscal que estaba entonces a cargo de la causa, Adrián Flores, había advertido que el testimonio del joven conocido como Gabriel era “convincente, tan convincente que convenció lo suficiente no sólo a mí sino  también al juez de la causa”, Alfredo Meade, para ordenar la detención del sacerdote que al ordenarse como tal eligió el lema “padre de los que no tienen padre”.

En el programa, la periodista Miriam Lewin había entrevistado ante cámaras a Gabriel, quien brindó detalles de los abusos que había sufrido él mismo. La investigación estableció también la dinámica según la cual Grassi, bendecido por la fama televisiva y las amistades influyentes y ricas, abusaba de manera metódica y continua de chicos a los que cobijaba en la Fundación que dirigía. Esa entidad había comenzado a perfilarse en 1993, a partir de un subsidio de cuatro millones y medio de pesos otorgado por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo.

La emisión incluyó testimonios de profesores, empleadas y ex colaboradores de Grassi en la Fundación; todos ellos afirmaron que, desde hacía unos diez años, sospechaban que el cura mantenía relaciones íntimas con varios menores a su cargo. Muchos de ellos, ya adultos en 2002, desmentían haber sido víctimas de abuso.

La primera causa contra Grassi había sido presentada en 1991, en el Juzgado de Menores de Mercedes, a cargo de Julio Cámpora, pero la investigación nunca avanzó y fue cerrada. El juez fue registrado por videos grabados en distintos actos realizados por la Fundación; en uno de esos eventos, Grassi se refirió a él, cariñosamente, como “nuestro juez de menores”. 

En noviembre de 2000, ante el juez Meade, comenzó la causa cuya sentencia quedó firme ayer. Había empenzado tras una denuncia anónima radicada, supuestamente, por empleados de la Fundación. 

El expediente estuvo por caer también en el olvido, pero la investigación televisiva le dio bríos. 

Al filo de la medianoche, cuando en el canal 13 terminaba el programa que daba a conocer las acusaciones de abuso, Grassi estaba en canal 9, donde había visto la emisión de Telenoche. Minutos antes, en un estudio que compartía con Chiche Gelblung, Mauro Viale y Eduardo Feinmann, Antonio Laje había anunciado que darían aire a “la desmentida del padre Grassi”.  El cura dijo que era inocente. “Cometí muchos pecados pero no ese”, aseguró. Segundos después, Feinmann apareció en cámara para advertir que la policía bonaerense llegaba para detener al sacerdote. Grassi se esfumó. Durante las doce horas que siguieron, nadie supo de él.

Al mediodía, se entregó en el piso del programa de Mauro Viale, “Mediodías con Mauro”. Brindó declaración indagatoria durante más de cuatro horas ante el juez Meade y quedó detenido en la DDI de Morón, alojado en una celda individual habitualmente usada para encerrar a policías imputados de delitos.

Por la tarde, en otra emisión, el conductor Raúl Portal –quien había quedado al frente de Felices los Niños luego de conocida la denuncia– apareció para defender a su amigo cura. “Ya acabaron con el Ejército. Ahora, ¿qué quieren destruir?”, preguntó.