El ejecutivo municipal anunció que se están ejecutando operativos de quita de cartelería en el centro de la ciudad. Ya se realizó el segundo de los seis previstos en distintas zonas en el marco del Plan de limpieza visual coordinado entre las secretarías de Desarrollo Urbano, Protección Ciudadana y Obras Públicas.

Para todos los funcionarios implicados en el Plan, el objetivo de la intendencia es disminuir la contaminación visual “logrando una mayor espacialidad urbana, la visualización del paisaje y revalorizando el casco histórico”.

El trabajo está planificado para limpiar toda cartelería no habilitada, "que tenga la matrícula vencida, o que por su propia tipología no esté permitida por la normativa y nos deje avanzar en nuestro camino de darle un orden y un perfil urbano al centro y macro centro”, dijo a Salta/12 la subsecretaria de Obras Privadas, Pía Ruiz de los Llanos.

La funcionaria admitió que el caos visual y lo que permitió que el negocio de la cartelería estática se concentre en algunas pocas manos fue en parte una normativa “poco clara, con muchos huecos y que nunca reguló como corresponde”, dijo con respecto a la ordenanza municipal N° 1377, de 2009, votada por el Concejo Deliberante capitalino durante la gestión de Miguel Isa.

Para Ruiz de los Llanos, esos grises permitieron el caos visual que se generó, “con carteles por todos lados, que aparecen en techos y cualquier tipo de pared”. De esa manera, tres o cuatro agencias ofrecían alquilar por unos pocos pesos los frentes, terrazas y hasta balcones a sus propietarios “y colapsaron la demanda sin siquiera tener reglas claras en cuanto a la seguridad, disposición y planificación urbana para armonizar la ciudad”.

Agregó que todo este Plan de limpieza visual se complementa con una modificación de la ordenanza vigente “que es un horror”. En el mejor de los casos, quienes obtenían las matrículas sólo pagaban la tasa municipal, “cuando lo hacían”, y en ese mismo desorden radicaba el negocio de los pocos publicistas que invadieron las calles y avenidas de la ciudad y luego cobraban altísimas sumas por la venta de esos espacios.

Otro de los inconvenientes que la secretaria de Obras Privadas destacó es la falta de articulación interna entre las distintas carteras municipales que existían en gestiones anteriores para hacer cumplir la ley, “yo tengo cajas y cajas con expedientes con mandamientos de retiros de carteles porque no cumplen los códigos de seguridad, o caducos, pero que nunca se retiraban”, relató.

Por último, reconoció que la decisión molestó a quienes se beneficiaban con este negocio y ya recibieron varias llamadas presentando quejas, pero dijo estar amparada porque se respeta todo el procedimiento legal correspondiente y tiene el respaldo de la intendenta, “hay voluntad política de hacer estos cambios”, aseguró.

La Secretaría de Protección Ciudadana, a cargo de Nicolás Kripper, coordina y ejecuta con Obras Públicas la extracción de aquellos “carteles que están en espacios públicos o privados y que no cumplen con los requisitos de la ordenanza, por lo que exponen a los vecinos a un riesgo innecesario”, indicó el funcionario.

Explicó que ya retiraron más de 50 carteles en esta segunda etapa, “varios de ellos muy peligrosos, como el que estaba ubicado en medio de la avenida Perón, frente al templete de San Cayetano”.

Kripper sostuvo que en la mayoría de los casos, esos anuncios no tienen ni un seguro en caso de accidentes “ni un profesional a cargo que certifique que la estructura es segura”. “Esta es la primera fase de embellecimiento del casco céntrico, posteriormente nos dedicaremos al soterrado de cables”, informó.

En las primeras dos etapas se trabajó sobre las avenidas Arenales, Bolivia, Entre Ríos, Perón y Circunvalación Oeste. En las cuatro faltantes se avanzará con las avenidas Paraguay, Ex Combatientes de Malvinas, Banchik, Tavella, Hipólito Irigoyen, Bicentenario, Reyes Católicos, Asunción y culminará en la avenida San Martín.

El negocio de la publicidad estática creció de la mano de gestiones que miraban para otro lado a la hora de controlar y regular el rubro, lo que fue generando un gran espacio para algunas agencias de publicidad.

Tanto los funcionarios del municipio como algunas agencias de Salta consultadas por este medio, confirmaron que en los últimos años a pesar de que "brotaron" carteles por todas partes, este tipo de anuncios se había encarecido mucho y se había generado una especie de oligopolio que controlaba el rubro.

Según una de las publicistas, “había mucha publicidad sin habilitación, que usaban las fachadas de sus casas o terrenos”. Los precios, antes de las elecciones de 2019, podían llegar hasta los $50.000 por cartel por mes (con los gastos de realización, impresión y diseño).

En esta historia, una de las que concentraba los mejores lugares era Punta de Balasto (PDB), propiedad de Federico Mena Saravia.

Punta de Balasto manejó por años las matrículas y la exclusividad de toda la cartelería denominada “cara pantallas”, dispuesta en las principales avenidas de Salta. Inclusive los carteles de las avenidas Reyes Católicos, Sarmiento y otras arterias aún llevan el registro de PDB.

Sin embargo, las autoridades de la intendencia aseguraron que esa matrícula no fue renovada este año, y que la decisión fue que quedaran en propiedad y uso exclusivo del Estado municipal, “no se comercializan”. Según los mismos informantes, esa idea va de la mano con el Plan de descontaminación visual y servirá para generar campañas de información y concientización desde la actual gestión.