Esteban Morgado aprovechó un rapto tanguero de su hija Julia, y se puso a trabajar rápido y parejo. Pensó y consensuó con ella un repertorio. Llamó a algunos amigos (Franco Luciani y Quique Condomí, entre ellos) y le dio el gusto a la muchacha: hacer un disco a dúo con “hitazos” históricos del dos por cuatro. “Había que actuar con premura, no fuera cosa que se arrepintiera”, se ríe el guitarrista. El resultado fue el deseado: un sólido e íntimo trabajo de once piezas de indiscutible estirpe tanguera, que padre e hija titularon Eterna y vieja juventud, en honor al clásico de los hermanos Expósito, “Naranjo en flor”. “A mí me correspondería la parte de 'vieja', a Julia la de la 'juventud', y la de 'eterna', bueno, lógicamente a ese tango que siempre está”, explica el músico. No sobró mucho tiempo para presentarlo en vivo: apenas el suficiente como para hacerlo a fines de noviembre del año pasado en la bella cúpula del Centro Cultural Kirchner, con aportes de Quique Pesoa en relatos, el Mono Hurtado en contrabajo y el mencionado Luciani en armónica, entre más.

El devenir de las presentaciones del dúo, claro, hubo que adecuarlo a la reconversión virtual a la que obligó la Covid-19. De recitales en espacios físicos, con gente presente de cuerpo y alma, el dúo intrafamiliar tuvo que pasarse al formato mediatizado por las nuevas y vertiginosas tecnologías virtuales que se han beneficiado gruesamente con la pandemia. En este marco se inserta el show que ambos ofrecerán el domingo 21 de junio a las 18, a través del sitio TicketHoy.com.

“Es raro acostumbrarse a esto, como a todo lo que se está dando últimamente. Siempre hay como un cierto delay, una mediatización de la máquina que se interpone en el contacto visual, físico y humano entre artista y público”, remarca el compositor y arreglador. “Pero hay que tratar de pasar por encima de eso, intuir muchas cosas y dar lo mejor de cada uno: ponerle el alma, el corazón, e incluso más… Hay que tratar de que esto que nos hace de intermediario no sea un obstáculo para establecer un vínculo profundo con el público”, se explaya Morgado, quien también atraviesa el frío de la era como conductor de su espacio en Radio Nacional Folklórica (domingos a las 13) y partícipe del microprograma El lápiz en la oreja, que se emite durante diez minutos, los sábados a la medianoche por la FM Clásica de la misma emisora.

“Estoy esperando también poder volver a juntarme con mi cuarteto para grabar un nuevo disco. El material está”, anuncia Morgado, apurando el deseo sobre lo que vendrá: el trabajo heredero de los ocho que publicó desde principios de siglo hasta hoy: Endemoniado, Cuesta Arriba, Esteban Morgado en 36 billares, Es lo que hay, Milongueros, Vamos que venimos, Sueño Porteño y Llega la mañana. Mientras tanto, se sale de la vaina por encender la guitarreada virtual que, en el día del padre, mechará los clásicos grabados en el disco con canciones de todos los géneros. “A quienes asistan, les va a llegar un mail con una variada lista de temas para que voten qué quieren escuchar. Incluimos en ella temas de folklore, de jazz, de bossa nova, canciones de los Beatles, etcétera. Vamos a tocar lo que la gente pida, por supuesto”, asegura el músico, que suele hacer lo mismo en algunos de sus conciertos.“Nuestro primer show bajo modalidad online fue un privado con quinientas personas… Es algo único, porque el público participa chateando y eligiendo temas. Lejos de distanciarnos, este momento nos está habilitando un acortamiento de la distancia digital que sorprende. Está bueno ver los aplausitos en la computadora y saber que la gente canta en sus casas… Lo que se dice una auténtica guitarreada virtual”.

Además de lo que el público vaya pidiendo a la carta, no faltarán algunos de los tangos que Esteban y Julia -actriz y guionista, además de cantante del dúo Cumbia Nena- incluyeron en el disco. Va de suyo que “Naranjo en Flor” estará entre ellos. También “Los mareados”, “Sur”, “Nada” y “Fuimos”. “Son todos los 'hitazos' tangueros que quería cantar Julia”, cuenta Morgado. “Y todos bien curtidos ya, porque los grabamos todos al mismo tiempo. Grabar junto con los cantantes es algo que siempre hago, a menos que haya arreglos para el cuarteto, o para un grupo más grande. En este caso, nos juntábamos con Julia y le dábamos forma a cada canción, directamente en el estudio. Fue más jugado, más arriesgado si se lo compara con lo que hago habitualmente, que es escribir los arreglos previamente”, cierra el músico.