Cada mañana, al leer o escuchar las noticias me estrello con la "importancia" de una estupidez. En la información diaria siempre hubo espacio para asuntos ligeros, frívolos o la tontería del día, pero se los trataba como tal. Ahora tienen un insólito protagonismo. Antes eran perlas recónditas, pero ahora son titulares que van en serio, como el del caracol Ned. ¿No saben quién es? No siguen ustedes la actualidad. Una señora de Nueva Zelanda se topó con un caracol sorprendente: tiene la espiral de la caracola al revés. Las consecuencias es que no puede reproducirse y eso que los caracoles son hemafroditas y le dan a todo. La noticia recorrió el planeta. Es que lo tiene todo: sexo, cancelación, minorías, cuernos. Uno se va a dormir tranquilo pensando que cuanto peor está el mundo más estupideces se publican.
El titular inventado más exagerado que se nos ocurra puede convertirse en real en poco tiempo: "Netanyahun bombardea una casa en Ciudadela por un pasacalle incorrecto: 'Hamás nos rendiremos..... amor", "Karina cree que los marcianos ya están entre nosotros y considera que es momento de 'tarifarle' el 3%”. La hipérbole puede ser una herramienta al servicio de la sátira, y la sátira una terapia para las desgracias cotidianas. Volviendo a lo nuestro, hace pocos días saltó otra noticia que captó mi frágil atención. Durante su estancia en Estados Unidos por la Asamblea de la ONU, Javier Milei intentó diseñar un encuentro Leo Messi, con la idea de fortalecer su imagen de cara a las elecciones del 26 de octubre. El capitán argentino se negó, justificando de agenda apretada, aunque algunas fuentes apuntan al deseo del jugador de despegarse públicamente del presidente. Messi y su familia se quedaron "muy calientes" con la terquedad del mandatario. Tanta obstinación dejó picando un "andá pá' ya, bobo". Una frase que hoy ya sirve para todo, tanto para un roto como para un descosido.
El pasado no es solo historia, es también memoria. ¿Fue un guiño político o una decisión tomada de forma unilateral por los Mas Canosa la entrega de unas de camisetas firmadas "con cariño" por Messi a los hermanos Milei? Muchos de nuestros desencantos nacen del lugar donde ubicamos la utopía. Hoy, uno necesita creer que Messi le niega una foto al presidente por estar poseído por un odio salvaje, por asociar pedofília con homosexualidad, abuso infantil con ideología de género, por legitimar la deshumanización del otro, los discursos de miedo, de violencia, por negar el cambio climático, los crímenes de la dictadura, la violencia sexual y el abuso en un contexto de poder y de dominio basado en la desigualdad de género, de clase, de raza que las posibilitan. Por ser profeta del insulto, de la infamia, de la injuria, de la difamación, del linchamiento; enemigo de la cultura, del arte, del cine, del fútbol sin privatizar, de todo lo público, lo colectivo, de lo que nos hace más humanos. Necesitamos creer que Messi niega a Milei por todo esto.
No basta con señalar el dolor, hay que dejar de esconderlo para poder, de verdad, acompañar a los que carecen de voz. Hay que emplearse en la construcción de un nosotros, que no es la suma de un yo más otro yo, sino la consecuencia de la transformación de esas dos identidades singulares en otra plural. Esa capacidad de transformar un país hostil, lleno de márgenes y periferias, en un lugar habitable, en un nuevo horizonte de esperanza e identidad colectiva.