La empresa Latam anunció que deja de operar en el país por tiempo indeterminado. Esto implica el cierre de las rutas que unen sus doce destinos domésticos: Buenos Aires, Iguazú, Bariloche, Salta, Tucumán, Mendoza, Córdoba, Neuquén, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos, El Calafate y Ushuaia. En tanto, las conexiones internacionales desde el país hacia los Estados Unidos, Brasil, Chile y Perú se mantendrán, pero bajo las operaciones de otras filiales del grupo, es decir, con aviones matriculados en el exterior. La decisión abre un enorme conflicto laboral, puesto que pone en jaque la fuente de trabajo de más de 1700 personas. La empresa atribuye la salida del país a “las actuales condiciones de la industria local, agravadas por la pandemia” y pidió ante el Ministerio de Trabajo un procedimiento preventivo de crisis para viabilizar el achicamiento.

El cese de operaciones implica un grave problema laboral para los despedidos y para los cientos de trabajadores indirectos y pymes con vinculación comercial con la empresa. En segundo lugar, tiene impacto negativo en la conectividad, que repercute sobre ciudades del país que pueden perder en términos turísticos y eventos empresariales y culturales y también en cuanto a la salida de exportaciones e ingreso de importaciones a través de los vuelos de carga de la empresa. También puede implicar un fuerte desafío para Aerolíneas Argentinas, que pasaría a estar en una situación prácticamente de monopolio en los vuelos internos. La salida de Latam Argentina se suma al cierre de los vuelos internos de Avianca y la crisis en la aerolínea Andes. En tanto, a las personas que tenían pasajes para vuelos internos de Latam se les devolverá el dinero, hay flexibilidad para cambios de vuelos internacionales y se mantienen los beneficios de las millas.

Latam es la principal aerolínea de América latina y la segunda en tráfico aéreo de la Argentina. El año pasado transportó a 3,1 millones de pasajeros en el país y a 58 millones de pasajeros en la región. La firma atraviesa una crisis generalizada, similar a la que experimenta el sector aerocomercial pero con las particularidades del caso. A fines de mayo, Latam, con sede en Santiago de Chile, pidió acogerse a la ley de quiebras en los Estados Unidos para reestructurar su deuda. Esa medida alcanzó a las filiales de Chile, Perú, Colombia, Ecuador y los Estados Unidos. Las filiales de Argentina, Brasil y Paraguay no están incluidas en la solicitud “debido a la naturaleza de su estructura de deuda y sus respectivos estados financieros actuales”, aclaró en ese momento Latam. Según la agencia Bloomberg, la aerolínea chilena acumula una deuda global superior a los 7 mil millones de dólares.

La operación de la filial argentina de Latam venía siendo muy deficitaria. La profunda crisis económica de los últimos dos años tuvo fuerte impacto en la rentabilidad de la firma, similar a lo que pasó con el resto del aparato productivo nacional. Un ejemplo de ello es que los ingresos de la filial argentina en 2017 representaban el 11,6 por ciento del total de los ingresos del grupo, mientras que ese porcentaje se redujo al 9,9 por ciento en 2018 y cayó hasta el 5,7 por ciento en 2019, motivo de las sucesivas devaluaciones. La filial local registró pérdidas anuales del orden de los 130 millones de dólares en 2018 y 2019 y de 41 millones en 2017, un desempeño muchísimo más negativo que en otros países de la región. En 2016, la pérdida neta fue de 30 millones de dólares. En forma acumulada, la filial local perdió 330 millones de dólares durante el gobierno de Mauricio Macri. El último año con ingreso neto positivo para la filial argentina fue 2015, cuando se registró una ganancia de 9,4 millones de dólares.

“En el sector de la aviación aerocomercial se aplicó una política de cielos abiertos que permitió el vuelo de empresas extranjeras pero sin reciprocidad para las empresas nacionales. Eso es lo que permite explicar las cuantiosas pérdidas de la filial local de Latam. Pero esas pérdidas no se replicaban en el global del grupo, porque al mismo tiempo otras filiales ganaban por encima del promedio a costa de la filial de acá”, advierte Rodrigo Borras, prosecretario de relaciones institucionales y política aérea de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA).

Sobre ese panorama muy negativo de la operación nacional se montó la crisis global del coronavirus, que puso a Latam a disposición de la justicia norteamericana para renegociar su deuda y modificar su estructura accionaria. En el país, la actividad aerocomercial está casi totalmente paralizada, de forma más o menos similar a lo que sucede en el resto de la región. Para peor, la empresa intentó en medio de la cuarentena reducir salarios al 50 por ciento, algo que no fue aceptado por el Ministerio de Trabajo. De ahí que en su comunicación haya mencionado que la “dificultad de generar los múltiples acuerdos necesarios para enfrentar la situación actual contribuye a configurar un escenario en extremo complejo”. Lo que no menciona es que Latam Argentina recibió la ayuda de parte del Estado nacional a través del ATP para pagar salarios, de alrededor del 50 por ciento de la masa salarial.