Abordar la historia del Teatro Payró supone aludir a un período de la historia cultural y política en la escena del teatro independiente porteño. Desde su inauguración en 1952, por el subsuelo de la calle San Martín pasaron algunos de los nombres más ilustres de la actividad teatral argentina. Su primer director, Onofre Lovero, cedió el cargo a la cooperativa de trabajo Los Independientes impulsada por la familia Kogan en 1967; durante la dictadura cívico-militar, el espacio se convirtió en blanco de permanentes ataques y censuras. Diego Kogan, actual referente del espacio e hijo del director Jaime Kogan, cuenta que su padre solía hablar de “los otros premios” para referirse a las bombas, los balazos, las pastillas de Gamexane, las prohibiciones y las amenazas de desalojo. “La historia del Payró dialoga constantemente con la escena porteña y con la historia del país. Recuerdo las vicisitudes de aquellos años porque en casa se hablaba mucho sobre el tema; los límites entre la familia y el teatro siempre fueron difusos”, señala.

Uno de los hitos en la historia del Payró fue el estreno de Marathón en 1980, obra escrita por Ricardo Monti y dirigida por Jaime Kogan, donde debutó profesionalmente Rita Cortese. La pieza recrea una maratón de tangos y milongas en un salón de los suburbios porteños del siglo XX, con participantes que compiten por un premio desconocido y un animador que los hostiga. A cuarenta años de su estreno, el Payró programará la obra de manera online el viernes 26 de junio a las 19 y estará disponible hasta la medianoche del domingo 28. Se podrá acceder al link bajo la modalidad de gorra virtual (vía Alternativa Teatral), y lo recaudado será a total beneficio de la Obra Social de Actores. Esta emisión inaugura el “Ciclo Monti-Kogan” que forma parte del proyecto Payroteca, una iniciativa destinada a identificar, catalogar, digitalizar, restaurar y difundir el archivo histórico del espacio en sus diversos formatos y lenguajes.

 “En el Payró hice mi primera obra profesional. Yo me había ido a Europa en 1978, volví en 1980 y Jaime Kogan me convocó para hacer Marathón, una obra que fue bisagra en el teatro argentino. Cuando recibí el llamado de quien en ese momento era la asistente de Kogan sinceramente pensé que era un chiste; pero no. Me habían visto y querían que estuviera en el proyecto. Después trabajé con él durante muchos años”, recuerda Cortese. Diego, por su parte, destaca que Marathón no es una obra intimista sino que tiene un componente histórico muy importante, y fue un hito por varias razones”. La primera puesta fue en los teatros de San Telmo, asociados por aquel entonces al Payró y construidos especialmente con graderíos que disponían al público alrededor del escenario (algo moderno para la época); la obra permaneció tres temporadas y obtuvo el reconocimiento del público y la crítica. “Marathón fue un suceso notable y creo que quedó en la memoria de la gente que la vio. Afortunadamente contamos con ese registro en video, y el trabajo de edición permite que trascienda el mero registro de cámara fija porque fue hecho de manera muy artesanal”, apunta el director.

Kogan detalla que este ambicioso proyecto pensado a largo plazo comenzará con el lanzamiento de tres obras de la dupla Monti-Kogan: Marathón en junio, Visita (1977) en julio y La oscuridad de la razón (1993/1994) prevista para agosto. Entre las joyitas que hallaron al desempolvar las cajas acumuladas a lo largo de casi siete décadas figura una carpeta con un proyecto que nunca se hizo por las circunstancias políticas del país: una versión de Operación Masacre que Rodolfo Walsh estaba escribiendo para el equipo del Payró. “Es un documento totalmente desconocido e inédito, de un gran valor. Otras perlitas son los ciclos de música por los que pasaron artistas como Mercedes Sosa, Palito Ortega, Los Gatos, Manal, Les Luthiers o Goyeneche”, enumera el director.

La historia del espacio tiene dos caras: por un lado, la relación conflictiva con los poderes de turno; por otro, el apoyo incondicional de los colegas. “Atravesamos momentos de mucha zozobra, pero la respuesta siempre fue la creación teatral. Tanto en dictadura como durante el menemismo hubo varias amenazas de desalojo, pero por suerte tuvimos un gran acompañamiento de la comunidad teatral a la hora de defender el espacio”, señala Diego. Y en esa circulación solidaria, el Payró se convirtió en uno de los lugares privilegiados para que los dramaturgos nacionales presentaran sus obras en épocas de prohibiciones y listas negras. Durante los noventa el teatro volvió a sufrir los embates del neoliberalismo con la privatización del Edificio Pacífico, pero gracias a un convenio con el Teatro San Martín pudo ser reinaugurado en 1992. Desde entonces, los Kogan estuvieron siempre al frente del espacio (salvo por un breve período a cargo de Rubén Szuchmacher): primero fueron Jaime Kogan junto a Felisa Yeni, y más tarde sus hijos Diego y Luchy.

La pandemia y las medidas de aislamiento afectaron de manera ostensible la actividad teatral. Cuando se le consulta por este panorama, Kogan advierte: “La situación es preocupante. De las 103 salas de ARTEI ninguna cobró el subsidio de este año: el escenario es especialmente complicado para las salas que alquilan porque llegan facturas con montos exorbitantes. Nosotros estamos en una situación de cierto privilegio porque contamos con un archivo de setenta años que nos permitió iniciar un proyecto que veníamos postergando, pero hay espacios que están muy comprometidos en su continuidad. Sería bueno que el Estado nos ayudara a salir de esta encrucijada, de cara a la pospandemia”.

Payroteca es una estrategia diseñada para restablecer el vínculo con el público, pero también para conservar la memoria cultural de un período clave en la historia del teatro independiente. “Es un archivo histórico valiosísimo para la investigación teatral, no sólo para los estudiosos sino también para el público en general. El teatro, por sus características, es una forma del arte muy efímera”, destaca Kogan. Estos documentos, imágenes y sonidos configuran un valioso mapa cultural que permite poner en relación las puestas, los espacios escénicos, las marcas autorales, temáticas o estéticas, el quehacer teatral y la vida política de una época: fotografías, registros sonoros y audiovisuales, cuadernos de trabajo, bitácoras de dirección, bocetos de escenografía o vestuario, material periodístico, correspondencia, programas de mano, catálogos de festivales e incluso pequeños objetos de utilería forman parte de este gran acervo que saldrá a la luz el próximo viernes con la emisión de Marathón.

* Marathón - Viernes 26/6 a las 19 en Teatro Payró (Alternativa Teatral). Gorra virtual a total beneficio de la obra social de Actores.