Está bueno ganar, pero no está bueno que ese triunfo llegue con un gol nacido en un penal muy mal cobrado, en una falta inexistente.  

Está bueno ganar y entrar en zona de clasificación para el Mundial, pero no está bueno que para ganar se tengan que padecer tantas situaciones de gol (incluido un tiro libre en un poste con Romero vencido) y que los últimos quince minutos se hayan vivido con el corazón a cuatro manos ante la sensación de que el empate podía llegar en cualquier momento. 

Está bueno ganar y sentir que el resultado da tranquilidad para lo que falta, porque un empate o una derrota hubiera provocado una enorme tensón en los jugadores, el cuerpo técnico y los hinchas, pero no está bueno ganar jugado mal; sin el control de la pelota; sin precisión en los pases; sin firmeza en la marca, lo que obligó a que se cometieran demasiadas infracciones; sin elaboración de juego en la mitad de la cancha; con escasos argumentos ofensivos y con poquísimas llegadas claras hasta el corazón del área rival.

Está bueno que los números finales digan Argentina 1, Chile 0, pero no está bueno que hayan quedado dudas en la jugada que terminó en la red de Romero por una supuesta posición adelantada de Fuenzalida, que pudo ser el 1 a 0 para los chilenos.

Está bueno que en el segundo tiempo Bauza metiera en la cancha a Banega, un cambio que parecía cantado, pero no está bueno que tardara tanto en hacer esa modificación y tampoco que Banega se haya mostrado tan impreciso como sus compañeros y pocas veces encontrara justeza en el manejo de la pelota.

Está bueno que la gente haya ovacionado en un momento del partido a Mercado por el corazón y el coraje que ponía y por algunos buenos quites cuando los chilenos avanzaban con todo, pero si el que recibe los aplausos es el marcador lateral en un equipo que tiene tantas figuras del medio hacia delante es porque algunas cosas están muy mal.

Está bueno ganar, sumar, entrar en la zona de clasificación y todo eso, pero no estará bueno que no se haga una profunda autocrítica; que no se diga con todas las letras que jugando así no se llega a ninguna parte; que se reconozca que el árbitro favoreció a Argentina en las jugadas más polémicas y también en otras alternativas menores en la mitad de la cancha.

Está bueno ganar, pero así no, así no.