“Si cada uno puede negociar lo que quiera, ¿para qué existe el Mercosur? Si ellos quieren tirarlo por la borda que lo digan”. El presidente Alberto Fernández.

América del Sur retrocedió varios casilleros en materia de integración regional. La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) había sido una virtuosa construcción institucional más allá de los escasos avances en el terreno económico-financiero. Por caso, el organismo desactivó conflictos binacionales (Colombia-Venezuela) e intentos destituyentes contra Evo Morales y Rafael Correa. Luego, el avance de las fuerzas neoliberales fue limando a la Unasur. En 2018, los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú anunciaron que suspendían su participación. El 12 de mayo de 2019, los presidentes de Argentina (Macri), Brasil (Bolsonaro), Chile (Piñera), Colombia (Duque), Ecuador (Lenin Moreno), Paraguay (Abdo Benítez) y Perú (Martín Vizcarra) crearon el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur). El presidente colombiano (Iván Duque) sostuvo que “el fin de Unasur es el primer paso para que haya una nueva visión de la integración regional, basada en principios como la democracia; una economía de mercado, pero con sentido social”.

El Mercosur es otro espacio de integración regional que atraviesa una crítica coyuntura. En octubre de 2018, el actual ministro de Economía brasileño Paulo Guedes había adelantado que “la Argentina no es una prioridad. El Mercosur tampoco es una prioridad. Brasil quedó prisionero de alianzas ideológicas. Y eso es malo para la economía. El Mercosur cuando fue hecho, resultó totalmente ideológico. Es una prisión cognitiva”.

El principal objetivo de la administración Bolsonaro es concretar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. En agosto de 2019, Guedes se reunió en Washington con el secretario estadounidense de Comercio, Wilbur Ross. A la salida del encuentro, el ministro sostuvo que “lo que era sólo un pensamiento ahora ya está avanzado. Oficialmente ya estamos iniciando negociaciones con Estados Unidos”. El gobierno brasileño también impulsa la firma de tratados de libre comercio con otros países y reducir el arancel externo común (AEC). 

El AEC establece una alícuota única (alrededor del 12 por ciento promedio, aunque existen excepciones) para los productos importados desde países extrazona.

Una fuerte reducción del arancel implicaría un “tratado de libre comercio (TLC) unilateral y un desastre para intentar alguna recuperación de la industria local”, advierte el profesor de Relaciones Internacionales de la UBA Emanuel Porcelli.

En ese marco, la delegación argentina se retiró de la ronda de negociaciones celebrada para la firma de Tratados de Libre Comercio con diversos países (Corea del Sur, Canadá, India, Singapur, el Líbano) a fines de abril de este año. La decisión estuvo motivada en el apuro por cerrar un acuerdo con Corea del Sur.

El gobierno argentino entiende que eso sería perjudicial para la industria local. Ese diagnóstico es compartido por las entidades gremiales manufactureras. En una declaración conjunta, la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Nacional de la Industria de Brasil (CNIB) expresaron su “preocupación por el impacto en los sectores industriales y falta de transparencia de las tratativas". En concreto, las centrales empresarias advirtieron las consecuencias negativas que tendría para la industria automotriz, electrónica, electrodomésticos, química y acero.

El portazo argentino supuso un escenario inédito porque las reglas del Mercosur requieren la unanimidad en la toma de decisiones. Luego de algunos intercambios diplomáticos, la cancillería argentina propuso avanzar en las negociaciones comerciales pero “incluyendo las salvaguardas necesarias para proteger al sector productivo y el empleo nacional". 

En la última cumbre presidencial virtual del Mercosur, celebrada el pasado 2 de julio, Bolsonaro y Lacalle Pou insistieron en avanzar en los tratados de libre comercio. Por su parte, Alberto Fernández abogó por la integración regional. El partido continúa en disputa en medio de la incertidumbre global.

@diegorubinzal

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