Una abuela de Plaza de Mayo gigante arrancaba suspiros y aplausos toda vez que se abrazaba con su nieto. Los muñecos de Teatro x la Identidad encabezaban la columna del sector cultural, que avanzaba por Diagonal Norte hacia la Plaza de Mayo. Alrededor de aquella escena, un numeroso grupo de mujeres vestidas de blanco y violeta realizaba una performance teatral y musical con escobas. Y más artistas y trabajadores iban detrás, algunos integrantes de organizaciones que se habían encontrado al mediodía en Carlos Pellegrini y Lavalle. Ellos sostenían carteles con distintas leyendas como “Cultura libre de negacionismo”, “La cultura es un derecho humano”, “Sin docentes no hay cultura” y “No al vaciamiento cultural” y terminaron la jornada en los teatros San Martín y Alvear, que se encuentran cerrados.

Al igual que el año pasado, cuando exigió la renuncia del ex ministro Darío Lopérfido, un grupo de organizaciones, artistas y trabajadores de la cultura decidió marchar en conjunto por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Esta vez fueron más. Entre las banderas se veía una del ECuNHi, el centro cultural y educativo de las Madres de Plaza de Mayo, desfinanciado desde la asunción de Mauricio Macri; y otra del Colectivo de Trabajadores de Orquestas y Coros del Bicentenario, integrado por maestros de música que enseñan en barrios vulnerables y que hace tiempo tienen problemas para cobrar. El desfinanciamiento de espacios, el vaciamiento de los teatros públicos porteños, las restricciones que afrontan los artistas callejeros, el tarifazo para los centros culturales y el bajo presupuesto para los organismos de promoción a la cultura independiente vienen golpeando fuertemente al ámbito.

Desde pasado el mediodía, los artistas aportaron color y belleza a la tradicional movilización. Al frente, los muñecos de T x I llamaban la atención y la gente se detenía a sacarles fotos. Alrededor, Mujeres de Artes Tomar realizaba su enérgica y emotiva marcha de las escobas, que remite a la huelga de inquilinos de 1907 y que tuvo como consigna “barrer el olvido”. Se trató de un ritual al que podían sumarse las mujeres que lo desearan, sean artistas o no, y que se ensayó previamente unos días antes. Musicalizaba Tumbanda, banda de tambores en manos de mujeres feministas. Ya camino hacia Plaza de Mayo, iba detrás la escuela Folklore en Movimiento, que avanzaba con bombos y danzas también celebradas por su ocasional público. Los maestros del programa de Orquestas y Coros –en guardapolvo blanco–, como quienes representaban a la Escuela de Música Popular de Avellaneda, llevaron sus instrumentos. Bastante más atrás sobresalía el despliegue de los cirqueros, con sus zancos, malabares, diábolos, aros, pelucas y trajes extravagantes y colorinches.

Construyendo Cultura, Espacios Escénicos Autónomos, Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos, Abogados Culturales, Circo Abierto, Asociación de Organizadores de Milongas, Frente de Artistas y Trabajadores de las Culturas, Músicos Componiendo Patria, Aúlla, Escena Política y el Frente de Artistas Ambulantes Organizados son algunas de las organizaciones que confluyeron en la columna. Hace una semana impulsaron una movilización en las puertas del teatro Presidente Alvear, dependiente del gobierno porteño y cerrado hace más de mil días. Alertaron sobre esta situación y sobre la del San Martín, también paralizado, y determinaron marchar en conjunto este 24 de marzo, como el pasado. Ayer llevaron carteles con letras que formaban la leyenda “Cultura libre de negacionismo” e hicieron esténciles en el piso que decían “Cero en cultura”. Tras el acto central se dirigieron al San Martín, donde realizaron pintadas dirigidas al ministro Angel Mahler y más esténciles, y cantaron: “Señor, señora, no sea indiferente, se cierran los teatros en la cara de la gente” y “El 24 vengo a la Plaza a pedir que la impunidad se vaya”. Después fueron otra vez hasta la puerta del Alvear.

“Vemos a la cultura como un derecho humano, no como una profesión o un negocio”, definió el director teatral Juan Pablo Gómez, uno de los promotores de la movida. “Año a año fortalecemos el vínculo con los organismos (de Derechos Humanos) y también decidimos seguir con nuestras consignas específicas. El 24 es la madre de todas las movilizaciones, una especie de colectora de distintos reclamos. El denominador común es la perspectiva de derechos humanos entendida en sentido amplio y el anti neoliberalismo, que en este momento suma presión porque está en el gobierno.” La relación entre estas organizaciones y los organismos nació en el reclamo por la renuncia de Lopérfido, ex ministro de Cultura porteño, quien había dicho que en la Argentina no hubo 30 mil desaparecidos y que ese número se discutió en una mesa chica “para cobrar subsidios”.

Por su parte, la Asociación Argentina de Actores (AAA) ingresó a la Plaza por Avenida de Mayo. Bajo las siluetas de los 28 actores desaparecidos en la última dictadura militar, se encontraban Nancy Duplaá, Pablo Echarri, Daniel Fanego, Darío Grandinetti, María Fiorentino y Alejandra Darín, entre muchos otros. “Estamos viviendo mal este presente, desde lo económico, lo social y lo cultural. Este gobierno es la pata civil de la dictadura que no habíamos conocido”, decía Mosquito Sancineto, quien sostenía la bandera de la AAA. “Con este gobierno todo está vulnerado. Obviamente también la cultura. Hasta el aire que respiramos.”