Las autoridades del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de Salta anunciaron que trabajarán firmemente en la incorporación de la educación emocional en las aulas de la provincia. El ministro Matías Cánepa dijo que es un abordaje que requiere de tiempo y trabajo sistemático, y que ya se encuentra elaborándose junto a referentes locales de educación emocional que se desempeñan tanto en instituciones públicas como privadas.

De esta manera, el gobierno reflota nuevamente el tema que ya quiso aplicar el ex gobernador Juan Manuel Urtubey en su último mandato. Sin embargo, aún deja las incógnitas sobre el proceso de aplicación que llevará adelante la cartera que conduce Cánepa: quiénes dictarán la educación emocional, con qué recursos económicos y académicos contarán y bajo qué parámetros se dictará esta modalidad. 

Por ello, la psicopedagoga, docente y miembro de la Red de Docentes por el Derecho a Decidir de Salta, Sandra Acosta, manifestó a Salta/12 que, si bien es necesario profundizar en esta temática, la educación emocional se debe dar desde una perspectiva científica donde se pueda “promover la creación de gabinetes psicopedagógicos en todas las escuelas y colegios”.

La docente destacó la característica primera de la educación emocional, que “refuerza una perspectiva individualista radicada en sus emociones". Reiteró que se trata de una teoría científica que necesita de “formación pedagógica” para que se puedan adquirir “técnicas que tienen que ver con el estudio madurativo y de los procesos psicológicos y evolutivos”. “Sería un error profundizar en su dictado sin conocimiento de la materia”, añadió.

En el mismo sentido, Acosta señaló la poca aplicación de la Educación Sexual Integral (ESI) en la provincia, aun cuando es ley desde 2006 y cuando, en contraposición de educar en emociones, mantiene un carácter social, de derecho y con perspectiva de género. “Los contenidos de la educación emocional van implícitos en la ESI”, explicó.

A modo de ejemplo, señaló que la temática de la sexualidad, “está presente en toda la vida de una persona, pero a la vez, esa sexualidad no es solo la genitalidad, sino que son los aspectos sociales que rodean a la persona también” desde su propia percepción. Por eso, sostuvo que la “educación emocional tiene que ser complementaria de la ESI, pero no puede reemplazar a la ESI”.

Y, siguiendo la comparación, afirmó que ambas guardan un problema: no hay capacitación por parte del Estado. Por lo que se preguntó quiénes serían los profesionales que van a fomentar la educación emocional. Durante el gobierno anterior se evaluó que los más de 400 catequistas contratados que se quedaron sin dar clases de religión en las escuelas, se volcarían a la educación emocional. Estas cesantías fueron por el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que ordenó en 2017 que ya no se podría dar de forma obligatoria la materia de religión en las aulas, sino que se dictaría en un horario distinto al escolar.

En ese entonces, la psicopedagoga y actual secretaria de Gestión Educativa del Ministerio de Educación de Salta, Roxana Celeste Dib, afirmó al diario El Tribuno que “el proyecto debería estar a cargo de psicólogos y psicopedagogos, y no de las personas que enseñaban catequesis". 

Acosta agregó que en la pandemia hay una necesidad real de la implementación de la ESI, y la educación emocional dentro de ella, porque “es necesaria la contención sobre todo cuando volvamos a las clases presenciales”. Aseguró que hoy existe “un retroceso en las clases virtuales no solamente por los problemas de conectividad sino por los problemas que tienen que ver con la emotividad”.

Ante ello, dijo que de implementarse la educación emocional “no lo van a poder dar los docentes”. “La salida o el apoyo al docente es con el fortalecimiento de los gabinetes psicopedagógicos para que realmente se pueda hacer un trabajo interdisciplinario”, alertó. “Exigirles a los docentes que además enseñen educación emocional, es mucho”, insistió Acosta. “No pueden hacer ese trabajo porque no están preparados y no hay capacitaciones que dé el Estado”, añadió.

Al igual que la ESI, que no cuenta con múltiples capacitaciones por parte del Gobierno, “los docentes la dictan como se les ocurre y ahora nos vamos a comprometer en dar educación emocional sin saber”, se quejó. En esa línea, dijo que un maestro no va a poder dar fortalecimiento en la autoestima si ellos mismo no están capacitados y fortalecidos. “Primero tienen que estar habilitados emocionalmente”, aseguró.

Inteligencia emocional 

“Educar emocionalmente es un gran ausente en las aulas", sostuvo por su parte la psicopedagoga Mónica Tello al ser consultada sobre el anuncio del Gobierno. "En realidad, esto hace alusión a una de las inteligencias” que tenemos las personas. La inteligencia emocional refleja la “capacidad para abordar situaciones, resolver problemas e interactuar con los demás”, explicó.

Tello, que ya cuenta con más de 30 años en la profesión, afirmó que hablar de este tipo de educación “no solo es ser tolerante en las diferencias, sino saber sumar en las relaciones”. Y en ese sentido, aseguró que la mayoría de las personas carece de inteligencia emocional pues muchas situaciones se terminan resolviendo a través de la violencia. 

En esa línea aseguró que dentro del sistema educativo siempre se priorizó la enseñanza académica de asignaturas, es decir, de inteligencia intelectual. Sin embargo, sostuvo que “sin planificarlo, se enseña emocionalmente” porque “se enseña a ser”. “Una maestra enseña a ser porque lo enseña siendo y relacionándose”, especificó. Para la psicopedagoga, existe una manera espontánea de enseñar y esa es “por contagio”.

Por eso, poner como materia a las emociones conlleva dos pasos. El primero, que el niño pueda reconocer las emociones que lo abordan: lo que sienten en el cuerpo y cómo registran eso. El segundo, saber administrarlas para “saber decir" o "saber qué le pasa al otro”. A partir de ello, se logra resolver conflictos de la mejor manera.

Tello expresó que “toda vez que no das la oportunidad al joven en dar su opinión o lo callas a través de una amonestación, estás siendo violento y no estás resolviendo el problema”. Para la docente, la escuela también se introduce en una sociedad que es violenta, pero que es esta justamente la que debe formar a las personas.

"Es necesario que todos nos demos cuenta del manejo y gestión de emociones desde nuestros propios comportamientos”. Y en ello, se introdujo a todos los docentes de todas las asignaturas. “Si la escuela va a enseñar intencionalmente la educación en las emociones, tiene que hacerse muy consciente de cómo se gestionan esas relaciones en el aula”, aseveró. “Si yo quiero un aula democrática, necesito alumnos que tengan la palabra”, ejemplificó.

Por ello, indicó que "debería ser transversal a todas las materias”. Explicó que esta modalidad lleva a poner sobre la mesa que la educación en emociones es “educar en valores”. “Lo que se aprende en el aula, se lleva a la casa porque cinco horas te marcan mucho”, asintió. Consideró que los estudiantes, sean de cualquier nivel educativo, son subjetivamente vulnerables en las escuelas debido a los diferentes rangos de poder que existen ante ellos: la maestra, la directora, la administradora.

Afirmó que “la educación emocional es una educación en libertad y valores universales” y que, por ello, ponía en relieve la iniciativa del Gobierno para introducirlo en las aulas. “No podemos aplazar más este tema porque en la sociedad a la inteligencia emocional, la llevamos a marzo”, ironizó.