Parafraseando a Magritte, muchos artistas teatrales que hoy se vuelcan a las pantallas, por necesidad y deseo, se anticipan para advertir: “Esto no es teatro”. Y en uno de esos casos son Nacho De Santis y Sebastián Suñé quienes definen su estreno En casa miento como “una experiencia por streaming”.

Con una propuesta que enlaza múltiples personajes e historias, los dramaturgos y directores parten de un casamiento ficticio para seguir desde allí, instantes después del festejo, las vidas de algunos de los invitados. Pensado como un relato coral, el proyecto ofrecerá cada mes un capítulo distinto transmitido en tiempo real, y que se repetirá cada sábado a las 21, sólo por cuatro funciones (entradas por Alternativa Teatral). Fernanda Metilli y Agustín Aristarán (Rada), serán los encargados de protagonizar la primera entrega durante julio: La ex, el colado y el ramo de novia. Luego, será el turno de La madre, el tío y el vestido, con Carola Reyna y Boy Olmi (agosto); El primo, la animadora y el show, con Diego Gentile y Javier Marra (septiembre); El padre, la media hermana, el vecino y el champagne, con Tamara Garzón, Gustavo Pardi y Gustavo Garzón (octubre) y El novio, la novia y el anillo, con Berenice Gandullo y Esteban Masturini (noviembre).

Nos gustó la idea del casamiento como hecho aglutinante y como origen de donde se desprenden muchas historias. Así empezamos a armar posibilidades. Cada historia tiene su color y pasa en un sector diferente de cada casa. Y tenemos un dream team de elenco que seguramente en el teatro independiente es difícil de lograr por una cuestión de agendas y presupuestos”, cuenta Suñé acerca de la pieza creada para apoyar la continuidad de la reconocida sala teatral Nün. “Amamos el teatro independiente y entendemos que hay que sostenerlo en este momento, y así nos organizamos”, sostiene.

“Este trabajo surge del deseo de mantener los espacios y el arte. Porque perder los espacios que con tanto esfuerzo y amor los teatreros sostienen en esta maravillosa ciudad sería caótico. Y sin espacios no hay teatro, y sin teatro nuestro oficio desaparece tal y como lo conocemos”, agrega De Santis.

-¿Cómo nació En casa miento?

Sebastián Suñé: -Pensamos que ya había pasado la etapa de difundir obras filmadas, y que había que hacer algo que se asemejase un poco al teatro en el sentido del vértigo y del riesgo del vivo. Entonces evaluamos cómo podíamos hacer para juntar a los actores y ahí surgió esto de convocar a parejas que estuvieran pasando juntas la cuarentena. La idea también era hacer obras cortas y no hablar de la pandemia. Nos parecía importante que el tema no se filtrara, porque la ficción siempre tiene la fuerza de irrumpir en la vida cotidiana de las personas para hacer un parate en su rutina y suspender el tiempo. Y hablar de la pandemia nos parecía redundante.

Nacho De Santis: -El proyecto surge de la base de redescubrirnos, transformarnos y ver dentro de nuestras posibilidades las infinitas formas que tenemos para llevar a cabo lo que nos apasiona. Lo que hacemos ahora no es teatro, sino una propuesta que surge del deseo de mantenernos vivos, creando y acompañando nuestro crecimiento como artistas. Y ya que no podemos hacer teatro, sostener el ritual del ensayo y el vivo era lo más fiel a ese deseo.

-¿Cómo fue la experiencia de dirigir a las actrices y a los actores a la distancia?

S.S.: -Lo que me gusta de la dirección teatral es que puedo estar con los actores en el mismo espacio e intervenir. Y en este caso eso se complicaba. Teníamos que tener una organización muy clara y para eso fuimos haciendo ensayos técnicos, porque la obra se cuenta a través de diferentes dispositivos. Ahí se probaba el streaming, el sonido y los movimientos de cámara, y después se hacían ensayos más puntuales con los actores a través de Zoom. Fuimos encontrando la manera y lo logramos.

N.D.S.: -Fue difícil pero no imposible. Trabajamos a través de plataformas y con los dispositivos con los que cuentan los actores en sus casas. Observamos los ensayos y trabajamos sobre el texto muy conscientes de qué llevar como propuesta para que sea lo más ordenado posible. Marcamos en el guion hasta las intenciones y también les dimos lugar a los actores para que hicieran pruebas. Yo nunca hice televisión pero imagino que esta experiencia se parece. Siento que es como hacer una sitcom en vivo pero con las posibilidades que tenemos.

-¿De qué forma se produjo la convocatoria de los artistas? ¿El hecho de que convivieran era un requisito?

N.D.S.: -La pandemia nos obligaba a trabajar con actores y actrices que estuvieran conviviendo. Y aun con ese requerimiento la convocatoria fue muy fluida. Fuimos equipo por equipo y resulto una atractiva propuesta, por lo que en una semana ya teníamos todo armado: elenco, textos en producción y programación de ensayos. Lo primero que pensamos fue en hacer algo en vivo, y era importante pensar en actores que pudieran sostener el trabajo de ensayo y las funciones cada sábado.

-¿La virtualidad llegó para quedarse en el campo de las artes escénicas?

N.D.S.: -No creo ni que se vaya ni que se quede. Creo que es una buena opción para quienes, como hoy, no pueden nunca salir de su casa. En esta nueva realidad que estamos obligados a vivir, acercarles la cultura a las personas también es fundamental, porque la cultura es un derecho. Y en mi caso, me estoy llevando una hermosa sorpresa con este formato, porque siento que es algo muy divertido y como tengo una serie escrita para formato audiovisual esto es algo con lo que venía coqueteando.

S.S.: -Lo que sucede en una plataforma virtual jamás se va a comparar con lo que sucede en un escenario. Incluso a la hora de crear, uno crea en torno a un escenario y con un lenguaje escénico, y el montaje tiene que ver con eso. Pero creo que la virtualidad permite la llegada a un público más masivo, y está bueno pensar que podemos hacer una función acá y transmitirla en vivo para todo el país, para hacer que el teatro sea más federal. De todas formas, prefiero el teatro, que es la comunión entre público y artistas respirando el mismo aire, en el acuerdo tácito de que hay una ficción, y entregándonos a la construcción de eso entre todos.