El Renatea desempeñó un trabajo intachable entre el 2012 y el 2015. La logística y el despliegue territorial que tenía el organismo para lograr que el Estado acompañe, proteja y ayude a los y las trabajadoras agrarias. ¿Qué tiene que ver con los silos? Mucho. El despliegue y la coordinación para inspeccionar cada establecimiento era enorme. Por ejemplo, el operativo al por entonces presidente de la Sociedad Rutal Argtentina, Luis Miguel Etchevehere, en Entre Ríos, fueron kilómetros y kilómetros recorridos, tras lo que se encontró dos trabajadores rurales, analfabetos en condiciones precarias de vivienda y de esclavitud. Pero valió la pena sentirnos orgullosos de darles dignidad a los hermanos Cornejo, después de 38 años de servidumbre.

Ahora resulta que desde medios hegemónicos de comunicación quiere hacer creer que el kirchnerismo tiene una estructura de militantes con mayor logística que el Renatea. Con camionetas y capacidad para ingresar kilómetros y kilómetros campo adentro para encontrar y destruir silos. Y aunque estos silos estuviesen al costado de las rutas, se deben transitar otro tanto de kilómetros para ir de un campo a otro. 

Un campo habitado es campo cuidado

El abandono de las viviendas, tanto el casco como la casa del o la trabajadora rural, ha convertido muchos establecimientos en zona liberadas. Existen otros aspectos como la conectividad, los caminos, que hacen más complejo el tema. Pero es indiscutible que sin trabajadores y trabajadoras agrarias, sin productoras y productores, campesinas y campesinos, sin cooperativas, en definitiva sin los que trabajan la tierra no hay seguridad, como tampoco hay desarrollo rural desde la visión de un modelo nacional y popular, inclusivo, productivo y sustentable.

Sin trabajadores de la tierra cada establecimiento agropecuario y su producción queda aislado sin cuidado de las manos y de los ojos de las y los que trabajan la tierra. Hay que ocupar las tierras y apostar al desarrollo rural. Hay que trabajar integralmente para corregir el desbalance social y territorial generado por el modelo de agronegocios, que dejó un campo despoblado y que concentra la tierra y las riquezas en pocas manos.

Los datos del Censo 2010 indican que la población total de la Argentina es alrededor de 40,1 millones de habitantes, de los cuales 3,4 millones de personas habitan zonas rurales. Estimando una tasa de participación laboral del 40 por ciento, los trabajadores rurales serían aproximadamente 1,3 millones de personas. Mientras que en el censo preliminar 2018 se identificaron 420.704 ocupados permanentes, de los cuales 195.561 son productores o socios y 225.143 son trabajadores permanentes, o sea, aproximadamente 25 por ciento del total de trabajadores rurales.

El Estado y la Comunidad Organizada

Los hechos de inseguridad hay que atenderlos, combatirlos y desarmarlos, no sólo los de los silobolsas. Sin embargo resulta imposible lograrlo sin el trabajo articulado del Estado municipal, provincial y nacional y con la comunidad rural organizada. De otro modo no hay logística que logré cumplir dichos objetivos, mucho menos sin aumentar el gasto público, cosa que no es del agrado entidades del campo.

En la organización y el trabajo del Estado en su conjunto, las organizaciones rurales y de trabajadores agrarios pueden combatir seriamente la inseguridad rural. El control del Renatre (ex Renatea) actualmente está en manos de Uatre y la Mesa de Enlace. Es una decisión poner a disposición para el cuidado de los silobolsas como respuesta en lo inmediato y coyuntural todo este organismo, que durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner demostró que podía, con compromiso y esfuerzo, llegar donde muy pocos llegaban. Mientras, codo a codo, construimos un plan de comunidad rural organizada, inclusivo, sustentable, competitivo, productivo, conectado, que genere trabajo digno y alimentos saludables a precio justo.

No hay solución válida sin una visión de futuro. Requiere convicción primero y decisión después. Está visón tiene que tener un claro liderazgo desde las representaciones agrarias hasta el Estado Nacional para unificar un plan de desarrollo rural con inclusión social, digitalización de la ruralidad y sustentabilidad productiva basados en la Bioeconomía y la Bioética como garantes de la Biósfera y la Biodiversidad. 

* Médica Veterinaria, Maestrando en Desarrollo Regional y Políticas Públicas de Flacso y co-directora del Centro de Estudios Agrarios.