Desde que la Bundesliga regresó a las actividades hace casi dos meses, diferentes deportes y países intentaron emularla aunque muy pocos pudieron replicar el éxito del modelo alemán. Cuando aquel 16 de mayo el Borussia Dortmund goleaba 4-0 al Schalke 04 en el primer partido en medio de la pandemia, Alemania goleaba a otras potencias por su manejo de la cuestión sanitaria y le mostraba al mundo su capacidad organizativa. Desde entonces, el coronavirus desnudó deportes, países y federaciones, que en su afán de regresar sin las medidas adecuadas, dejaron un tendal de irregularidades, papelones y cientos de contagios que podrían haberse evitado. 

El Adria Tour en los Balcanes, el torneo de tenis benéfico organizado por Novak Djokovic, tal vez sintentiza a la perfección la subestimación del virus. Sin distanciamiento social, con público en el estadio y con protagonistas participando incluso en fiestas en sitios cerrados, el torneo terminó en un escándalo y con dos etapas suspendidas, con el propio número uno del mundo y su esposa Jelena contagiados, además de otros tres jugadores -Grigor Dimitrov, Borna Coric y Victor Troicki- y al menos otras cuatro personas de sus entornos. 

Más allá de las críticas que despertó, Djokovic esgrimió en su defensa en que no había hecho nada ilegal y que la organización se rigió de acuerdo a las medidas del Gobierno serbio. Y razón no le falta: la falta de previsión gubernamental también permitió que el clásico Partizan-Estrella Roja, con público, se convirtiera en una fuente de contagio. Tanto que la vecina Montenegro registró nueve casos de Covid-19 después de un mes sin tenerlos, siete de los cuales eran de ciudadanos montenegrinos que habían concurrido al partido. En aquel momento, el 22 de junio, habían dado positivo cinco futbolistas del Estrella Roja, que este sábado anunció que, después de testear a todo su plantel, seis jugadores deberán permanecerán en cuarentena durante dos semanas. 

Djokovic, responsable del Adria Tour, suspendido por los contagios. (AFP)

El ejemplo de Djokovic no amedrentó a las autoridades del tenis en Estados Unidos, donde este domingo comenzó en West Virginia la World TeamTennis, una liga de tenis profesional mixta que se juega con un formato de equipo y que contará con público en las gradas, con un máximo de 500 personas. Nombres como Mardy Fish, Sabine Lisicki, Jack Sock, Milos Raonic, Steve Johnson, Taylor Fritz, Taylor Townsend, Donald Young, Ryan Harrison, Christina McHale, Coco Vandeweghe y la belga Kim Clijters, entre otros, comprometieron su participación. Entre los ausentes estará Frances Tiafoe, que no pudo recuperarse tras el positivo que tuvo la semana pasada mientras disputaba un torneo de exhibición de Atlanta, donde fue reemplazado por Christopher Eubanks.

Todo esto en medio de una creciente ola de contagios, que pone en riesgo el Masters 1000 de Cincinnati y el US Open, previstos para el mes que viene en Nueva York. Casualmente, la ciudad donde el alcalde, Bill de Blasio, prohibió la celebración de "grandes eventos" hasta el 30 de septiembre, aunque el tenis, a disputarse a puertas cerradas, podría evitar esa medida.

En el golf vale el Siga, Siga 

Para Tiafoe, ser tenista resultó contraproducente. Si hubiese sido jugador de golf, su presencia en los links no estaría en discusión. Así lo demuestra los casos de los estadounidenses Denny McCarthy y Nick Watney y el sudafricano Dylan Frittelli, que esta semana participaron del Workday Charity Open en Ohio, un torneo válido por el PGA Tour ganado por el local Collin Morikawa en desempate con Justin Thomas.

Por más que dieron positivo de Covid, McCarthy, Watney y Frittelli pudieron participar del torneo gracias al protocolo más laxo que rige desde el 1 de julio, cuando se contempló que si pasaron al menos 10 días desde la aparición de síntomas y 72 horas sin fiebre, el jugador ya está en condiciones de competir. 

Denny McCarthy, uno de los tres jugadores con Covid-19 que participaron en el torneo del PGA Tour. (AFP)

"En las primeras etapas de la enfermedad, se supone que el virus es activo y puede causar contagio. A medida que pasa el tiempo y que los síntomas se resuelven, la teoría indica que este virus ya no es activo o contagioso", argumentó Tom Hospel, asesor médico de la PGA. "Aprendimos que, en algunos casos, los individuos pueden seguir dando positivo durante semanas o meses y se tiene por entendido que esos individuos ya no son contagiosos", aseguró el médico para justificar la decisión.

Lo concreto es que las formaciones originales para las salidas fueron cambiadas para que McCarthy, Watney y Frittelli salieran los tres juntos, sin tener contacto con otros competidores ni poder compartir espacios bajo techo. Y para fortuna de los organizadores, ninguno de los tres pudo superar el corte clasificatorio, por lo que no fue necesario reubicarlos con otros golfistas en las rondas decisivas. Desde que se reanudó la actividad hace un mes, más de una decena de personas, entre golfistas, caddies o familiares se contagiaron de coronavirus.

Ventajas y desventajas deportivas

La Liga rusa de fútbol regresó justo cuando la curva de contagio en el país comenzó a subir. En ese contexto, el Rostov, después de tener que aislar a su plantel por seis casos positivos, debió presentar una formación con juveniles en partido ante el Sochi, con resultado funesto: un lapidario 10-1, pese a que su arquerito fue figura y hasta atajó un penal. Después de las críticas, mejor suerte tuvo el Dynamo Moscú, ya que su encuentro ante el Krasnodar fue suspendido después de que tres de sus jugadores dieran positivo. 

En Estados Unidos, buscaron minimizar esos riesgos, por lo que pretendieron aislar a todos los jugadores en Orlando, en los complejos hoteleros de Disney. Pero no pudieron evitar las injusticias: como tuvieron casos positivos, los equipos de Dallas y Nashville fueron expulsados del torneo, lo que obligó a reprogramar el calendario que empezó a jugarse el miércoles. A Dallas, con diez futbolistas contagiados, lo sacaron de la competición la semana pasada. En cambio, a Nashville, con nueve positivos, lo eliminaron justo antes de tener que disputar su partido ante Chicago Fire. 

Pero los papelones no se quedaron ahí. Horas antes de que este domingo saltaran a la cancha D.C. United y Toronto, el partido debió ser postergado y ahora deberá ser reprogramado, después de que un jugador diera positivo y otro tuviera un resultado no concluyente en los test que les practicaron el día previo, de acuerdo a lo que informó la MLS. Se supone que ambos futbolistas serán aislados y la competencia podrá seguir como si nada hubiese pasado. 


Con la suspensión a última hora, al menos, se evitó un escándalo similar al que se dio en Bulgaria, donde 19 protagonistas terminaron contagiados después de un partido. El desaguisado comenzó con un error de laboratorio, ya que el test del defensor del Tsarko Selo Martin Kavdanski dio negativo, pese a que estaba infectado. Por ese motivo, Kavdanski jugó sin problemas el partido ante el Cherno More Varna. ¿El resultado? Tres compañeros contagiados y... 16 rivales, según el propio club visitante.

"Por los medios conocimos que el futbolista Kavdanski jugó contra nosotros siendo positivo de Covid-19", publicó el Chermo More en un comunicado. "Hicimos dos pruebas a cada uno de nuestros jugadores y miembros de la administración, y lamentablemente 16 pruebas dieron positivo. Todos los futbolistas contagiados están bajo cuarentena y se tomaron todas las medidas de precaución", completó el equipo búlgaro.

La situación podría haber quedado en una anécdota, pero el aumento de casos relacionados con el fútbol motivó esta semana que el Gobierno de Bulgaria decidiera que los eventos deportivos vuelvan a desarrollarse a puertas cerradas. El motivo principal fue la decena de casos que se dieron entre jugadores y miembros de los cuerpos técnicos de cuatro equipos de la Ligue 1 de fútbol y entre hinchas que el domingo pasado festejaron el triunfo de Lokomotiv Plovdiv ante CSKA Sofía en la final de la Copa de Bulgaria. Como el país había sido uno de los menos afectados de Europa, con 7175 casos y 246 fallecimientos, el Gobierno había permitido que se hicieran con público, hasta un 30 por ciento de la capacidad de los estadios.

Si jugar contagiado o ser apartado de un partido a última hora ya suena insólito, lo que le pasó el sábado al arquero del Belenenses portugués André Moreira resulta ciertamente ridículo. En el duelo ante el Moreirense de la Liga Nos, Moreira, que se encontraba en el banco de suplentes, debió abandonar el campo en el entretiempo para cumplir con la cuarentena. 


"En el medio tiempo se ordenó al jugador (André Moreira) que abandonara el campo por decisión de la Autoridad Nacional de Salud y de la doctora Graça Freitas, quienes indicaron que no se respetaron los criterios de distanciamiento y de cuarentena", explicó la Liga Portuguesa en un comunicado publicado el sábado. La semana pasada, Joao Monteiro, el tercer arquero del club y compañero de habitación de Moreira, dio positivo de Covid, razón por la que el partido ante el Porto resultó postergado. Por ese motivo, Moreira, por ser un contacto directo, debió estar en cuarentena durante dos semanas, algo que no cumplió y que significó que tuviera que dejar el partido que su equipo finalmente perdió 1-0. 

El arquero André Moreira, en cuarentena durante un partido.

Diferente resultó el comportamiento del FC Zürich después de que el defensor Mirlind Kryeziu se contagiara. Tras testear a todos los integrantes del plantel, el club informó el sábado que varios futbolistas, sin precisar el número, habían dado positivo, por lo que todos los integrantes quedaron en cuarentena hasta el 17 de julio. Ante esa situación, la federación suiza ya le postergó sus próximos dos compromisos, ante el Sion y el Basilea.

La Burbuja en el ojo del huracán

El mismo fin de semana en que el Estado de la Florida informó un nuevo récord de contagios durante 24 horas, con 15.299 casos, la NBA consiguió instalar a los 22 equipos que competirán en la fase final de la temporada, en la denominada "Burbuja de Disney". El desembarco de la Liga coincide con el peor momento sanitario del estado, con hospitales cerca de completar su capacidad de atención y con las autoridades preocupadas ante un posible colapso. 

Aunque todavía restan dos semanas para que comiencen los partidos, las alarmas están por dispararse a cada instante. Además, varias nombres importantes pegarán el faltazo, ya sea por haber dado positivo, por temor a contagiarse o contagiar a familiares o porque prefieren focalizarse en la siguiente temporada. Así ya están confirmadas las ausencias de DeAndre Jordan, Wilson Chandler, Nicolas Claxton y Spencer Dinwiddie (Brooklyn), Thabo Sefolosha (Houston), Trevor Ariza y Caleb Swanigan (Portland), Victor Oladipo (Indiana), Willie Cauley-Stein (Dallas), Avery Bradley (Lakers), LaMarcus Aldridge (San Antonio), Bojan Bogdanovic (Utah) y Kelly Oubre Jr. (Phoenix), entre otros. 

Con casos positivos, Sacramento, Milwaukee, Miami, Clippers, Denver, Phoenix y Brooklyn cerraron sus instalaciones en las últimas semanas y recién reanudaron sus entrenamientos en Orlando, con lo que resulta evidente que llegarán con poco rodaje a la competencia. Y eso, si es que el coronavirus no traspasa la frontera de la Burbuja y produce un descalabro que complique el regreso.

Bajas a último momento

Más allá de los protocolos, el boxeo tampoco quedó exento de los imprevistos. El combate entre Mikkel LesPierre y el puertorriqueño José Pedraza en el MGM de Las Vegas fue suspendido horas antes de concretarse, después de que José Taveras, manager del boxeador estadounidense, diera positivo. Y horas antes de subir al ring ante su compatriota Helen Joseph, la estadounidense Mikaela Mayer también se tuvo que bajar de una velada organizada por Top Rank en Las Vegas por culpa del Covid.

El sábado pasado hubiese sido una jornada estelar para el UFC, ya que en Abu Dhabi se iban a enfrentar el nigeriano Kamaru Usman, campeón mundial de peso welter, ante el brasileño Gilbert Burns, pero el luchador sudamericano confirmó haber dado positivo por Covid-19, por lo que el combate debió ser cancelado. En su lugar y con un puñado de días de preparación, el estadounidense Jorge Masvidal aceptó el reto, pero perdió por puntos en fallo unánime ante el campeón africano.

Y en el automovilismo, el mismo fin de semana que la Fórmula 1 conseguía regresar a la actividad en Austria, la leyenda del Nascar Jimmie Johnson tuvo que desistir de participar en la carrera de Indianapolis por un test positivo, al igual que uno de sus mecánicos. Su lugar en la carrera lo ocupó Justin Allgaier. Una muestra más de que por más que el deporte pretenda regresar a la normalidad, el virus sigue teniendo otros planes.